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Antón Castro

ANTONIO LUCAS, HOY, EN CÁLAMO

ANTONIO LUCAS, HOY, EN CÁLAMO

Hoy sábado 12, a la una del mediodía, en la librería Cálamo, Antonio Lucas presentará su nuevo poemario, ’Los desengaños’ (Visor), con el que ha ganado el Premio Loewe de poesía. Se trata de un libro personalísimo que transcurre entre dos polos: los ecos y el dolor de una ruptura sentimental, y todo el laberinto de hojarasca y huellas que deja tras de sí la pasión y la pérdida, y la crisis que nace del estupor ante las circunstancias sociales del instante. El libro explora la decepción, la derrota y el rearme de ilusiones, y lo hace con un lenguaje poderoso, rico y variado, pleno de intensidad, de búsqueda, de metáforas y de aciertos expresivos. El libro lo presentará Manuel Vilas. Uno de mis poemas favoritos del libro es ’Rilke’, un poema en prosa, que gentilmente me envía Antonio, y recupero otro que ya había publicado antes: ’Fuera de sitio’. En las fotos, Antonio Lucas, por Begoña Rivas, y Rainer María Rilke.

DE ’LOS DESENGAÑOS’ (VISOR)

RILKE

Imaginaos la vida como si fuera esto. Exactamente lo que veis y lo que os duele. La misma sombra muda en cada hombre. El hielo. El fulgor de un sueño y su quebranto. El abrir los ojos y educarlos (sin pasión) a no entenderlo todo. Jamás darle a las cosas su significado exacto. Asumir desde el origen ya la muerte. La belleza con que ésta se disculpa. Sólo así la soledad cumple su ciclo y es un alto don irrenunciable. Mi soledad y yo. El color de mi orina. Las rosas feroces. Los deseos. Despertar en la noche con la infancia anegada bajo el portal del párpado y sentir que lo terrible es un momento entre dos nombres. Que todo éxtasis es un desván a destiempo del mundo. Es un rumor de flor que no se pudre. Yo quise escribir con el ansia del que llega a existir demasiado tarde. Escribir por no lastimarme. Por ser transparente. Anticipar mi extrañeza y después confirmarme en ella. Yo, Rainer María Rilke, mitad miseria, mitad maravilla. No saber vivir más allá de mí mismo: ése fue mi triunfo. 

FUERA DE SITIO

Imagina que el tiempo sólo es lo que amas:
unas pocas palabras, unos seres exactos,
unas horas muy lisas, una playa (quizá)
donde el daño no acecha.

Imagina la vida como no lo es ahora,
no quiero decir como algo perfecto, 
sino un resplandor, cierto abril de muy lejos,
un tributo al azar sin otro destino
que el confín fugitivo de un eco sin rostro. 
Y después cualquier cosa. 

Con qué precisión va la edad hilvanando el espino.
Y qué extraña la urgencia de ir en pie hasta la ola,
celebrar lentamente que aniquile mi huella,
mi escritura de hombre, mi certeza de surco,
ser la alta misión de lo que nunca concluye
como no cierra el mar su recado en la orilla.

Pero no es estar quieto la razón ni la meta,
sino un querer más pequeño, una conquista más clara:
ver la vida llegar de su noche a tu noche
en un cuerpo ajeno,
pronunciar su silencio,
abrazar su alambrada,
desear su vacío,
delirar sin camino, sin mapa, sin fuego,
hasta el tiempo sin tiempo
del país que no haremos.

 

*La foto de Antonio Lucas pertenece a Begoña Rivas, fotógrafa de 'El Mundo'.

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