DAVID VELA: UN DIÁLOGO
[Hace algún tiempo, con el motivo de la edición en gallego y castellano de ‘Ninfas y calaveras’ (El Patito editorial) de Ramón Gómez de la Serna, ilustrado por David Vela, le hice esta entrevista al gran ilustrador y humorista zaragozano, que también ha trabajado en proyecto teatrales. Recupero ahora este texto al completo.]
-¿Cómo nace tu pasión por Gómez de la Serna?
De Ramón me gustó desde muy joven El incongruente y la incongruencia como actitud vital. Y después me interesaron mucho sus ensayos “Lo cursi”, “Gravedad e importancia del Humorismo” o los incluidos en Ismos. El gusto por las greguerías y los caprichos ramonianos fue bastante posterior, a partir del ejercicio de interpretarlos a través del dibujo. Buscando ilustraciones de Salvador Bartolozzi en las revistas de época, me topé con una serie de artículos de la segunda mitad de los años veinte con una estética que sorprendía por su modernidad. Estaban firmados por distintos dibujantes como Bon, Climent, Almada Negreiros o Beberide; pero en todos los casos ilustraban textos de Ramón. Desde esos días, hace ya veinte años, me quedó el interés por aquellos artistas así como por otros que pasaron por Pombo, pero también el propósito envidioso de ilustrar yo mismo a Ramón.
¿Cómo defines su obra, qué es lo que te llama la atención, qué te atrae?
Modernidad y humorismo son tal vez las cualidades más llamativas de Gómez de la Serna y las que le convierten en un autor de plena actualidad. Pero como ilustrador me atrae la inmensa capacidad de Ramón, casi infinita, de crear imágenes poéticas. Se tiende a banalizar la greguería y a subrayar los aspectos más irrelevantes del autor; sin embargo, como afirmaba Umbral, el 27 nace primero de Juan Ramón, pero también en gran medida de la metaforización audaz de Gómez de la Serna.
Les ha dedicado dos exposiciones, distintas, al menos dos... Cuéntame cómo las organizas, dónde han estado y a que obedecían cada una: a ‘Los muertos y a las muertas’, a las greguerías, a sus bestiarios...
En realidad son tres exposiciones y en los tres casos son proyectos de iniciativa personal previos al libro; colecciones de ilustraciones que surgen de una selección de textos muy exhaustiva y a las que después busqué salida expositiva y editorial. Un proceso bastante irresponsable y antieconómico, incongruente, pero que mi caso ha tenido buen fin. Comencé con una selección de greguerías dedicadas a los animales como un primer ensayo a la hora afrontar gráficamente el género; primer ensayo con aciertos y algunos errores que se pudo ver hace diez años en el Café la Esfera. Después, un editor madrileño, José Rodríguez, de ACVF, se interesó por la colección y lo publicó en 2007 como Bestiario de Greguerías.
El segundo proyecto se basa en uno de mis libros preferidos de Ramón, el ensayo Los muertos y las muertas, que inexplicablemente todavía no tiene edición moderna. La colección completa de originales fue adquirida por el Programa de Humor Gráfico de la Fundación General Universidad de Alcalá y se puede ver como exposición itinerante. Hasta la fecha se expuso en Alcalá de Henares, la Universidad de Alicante y en la Casa del Doncel de Sigüenza. http://www.humorgrafico.org/exposiciones
Finalmente preparé una exposición sobre lo femenino en Ramón, aunque en esta ocasión con la compañía del excelente pintor y escultor Ángel Laín. Ambos presentamos las “Ninfas y sirenas” ramonianas en la librería La Pantera Rossa hace un par de años. Y de estas dos últimas exposiciones y algunos dibujos inéditos más surge el presente libro de El Patito Editorial, Ninfas y Calaveras, como homenaje al autor en el cincuentenario de su muerte.
¿Se diría que te interesa el Gómez de la Serna más tenebroso, el más vanguardista, el más fabulador?
Se tiende a identificar, y con razón, a Ramón con la vanguardia, pero a mí me interesa mucho toda la carga de la estética previa, del simbolismo literario y artístico, tan profundamente arraigado en gran parte de su obra. Y en la estética del libro Ninfas y calaveras está más presente esa evocación del simbolismo que de lo vanguardista. No sólo Ramón, sino muchos de los pombianos se mueven en esta transición entre modernismo y vanguardias, tan sugestiva. Precisamente estoy terminando una investigación sobre uno de los dibujantes más cercanos a Ramón, Rafael Romero Calvet, el autor de la cubierta de Pombo, cuya obra admirable es directamente heredera de los Rops, Kubin, Boëcklin, etc. Y he confirmado que era este dibujante y escritor maldito, Romero Calvet, el destinado a ilustrar originalmente Los muertos y las muertas, pero la enfermedad mental y temprana muerte frustraron el proyecto.
¿Qué importancia ocupa el humor y la sátira en tu obra?
Siento el humor como una actitud muy cómoda de distanciamiento, de relativización, de descreimiento frente a lo establecido -a derecha e izquierda- más que de comicidad. Por eso muchos de mis trabajos de humor gráfico no suelen ser inmediatamente graciosos, sino más bien reflexivos. Eso genera detractores, pero también un estilo de humor muy exportable que me va generando año a año premios en los certámenes internacionales. En abril conseguí el premio del Ministerio de Cultura de Bulgaria, en el certamen de Gabrovo, uno de los de mayor tradición de la Europa del Este.
Creo que también hay una dimensión onírica, fantástica, próxima al realismo mágico de raíz libresca o literaria, ¿no?
Yo soy un lector perezoso y por eso mi género preferido es el cuento fantástico, desde Hoffmann a Nodier, Machen, Lovecraft, Quiroga, Hodgson, etc. Así que el realismo me conmueve poco. Me interesa por eso explorar la obra de algunos dibujantes que se movían en ese ámbito de lo fantástico, como los simbolistas europeos o en España el citado Romero Calvet o su coetáneo el excelente ilustrador gallego Max Ramos.
¿Cómo quieres que sean tus dibujos: narrativos, sugerentes, transgresores, inquietantes?
En el caso de Ninfas y Calaveras sería magnífico que se le pudieran aplicar todos los adjetivos que indicas. Pero también el de “teatrales”. No comparto la idea de que la ilustración no pueda ser redundante con el texto y en ocasiones formularse como un subrayado o una escenificación. En realidad no creo que haya reglas cerradas para la ilustración, más allá del trabajo bien hecho y el respeto al texto y al autor. En Ninfas y calaveras muchos de los dibujos están concebidos como una puesta en escena, como una teatralización de las greguerías o de los textos del ensayo Los muertos y las muertas.
¿Qué le debes a Salvador Bartolozzi? Dice Jesús Rubio que eres uno de los grandes especialistas sobre él...
Jesús Rubio, que amablemente prologa Ninfas y calaveras, fue el director de mi tesis sobre Bartolozzi y siempre ha apoyado aquella investigación que se presentó en 1996. Se publicó después en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y durante algún tiempo tuvo nula difusión. Pero es cierto que últimamente se ha convertido en uno de los trabajos de referencia sobre el artista, al menos para especialistas como Juan Manuel Bonet o Felipe Hernández Cava; y recientemente me envió un correo muy alentador Antonio Martín. Lo cual me deja en un lugar algo incómodo, pues es una investigación de hace veinte años pendiente de una exhaustiva revisión para la que voy sacando tiempo, pero no el suficiente. Recientemente publiqué en la web Tebeosfera una corrección de los contenidos de la revista Pinocho, creada por el dibujante para Calleja. Pero queda mucho por hacer, ya que el campo de acción de Bartolozzi era amplísimo incluyendo ilustración gráfica, muñequería humorística, historieta y literatura infantil, títeres, teatro para niños y escenografía.
¿Quiénes serían tus referentes?
Yo soy rata de hemeroteca digital y ahora mismo es fácil descubrir cada día dibujantes fantásticos. En este momento me estoy recorriendo la versión digital de la revista Simplicissimus donde hay nombres extraordinarios como Kubin u Olaf Gulbransson. En las hemerotecas españolas puede verse toda la generación excelente de La Esfera, con artistas como el propio Bartolozzi o sus coetáneos, Max Ramos, Ribas, Zamora, Ochoa, etc., o humoristas de la talla de K-Hito, Bagaría, Sirio o Mihura. De los más modernos admiro mucho a nombres como Ceesepe o Ana Juan; y de última hora me quedo con dos monstruos como nuestro Oscar Sanmartín y Jack Mircala. En el humorismo siempre me ha gustado Chumy Chumez y Ops, y actualmente en los certámenes internacionales pueden verse trabajos de artistas inmensos no muy conocidos aquí como Ángel Boligán, Turcios, Ajubel, Elena Ospina, Alessandro Gatto o Pavel Kuczynski, por citar alguno de los más destacados.
¿Podrías contarnos qué técnicas utilizas?
Soy muy fiel a la témpera y el pincel. El ordenador sólo para el retoque último.
¿Por qué se ha publicado en gallego y en castellano?
El Patito Editorial es una editorial gallega, especializada en comic y libro ilustrado, con sede en Santiago de Compostela. Sus responsables, Gemma Sesar y el dibujante Fausto Isorna, publican parte de su producción en lengua gallega y, entre otras cosas, tiene una cuidada colección con grandes autores de la historieta de su tierra como Miguelanxo Prado o Xaquín Marín o ediciones de la poesía completa de Rosalía en tres volúmenes ilustrados. Así que quisieron publicar una versión del libro en gallego, con distinta cubierta y traducción de Isabel Soto. A mí esta versión titulada Ninfas e caveiras me encanta, y recomiendo para el lector de cualquier parte esta inédita manera de leer a Ramón.
Un último detalle: ¿cuáles serían las tres o cuatro greguerías que prefieres de Gómez de la Serna?
Citaré tres fragmentos de Ninfas y Calaveras, las dos primeras de su versión en gallego:
-A vida é dicirse adeus! nun espello
-Só somos funámbulos que, durante uns momentos, termamos polo ar e en suspenso do que sabemos que ben axiña se ha de disgregar.
-Al morir se es otra ventana en otra parte. Se es algo así como el filo de un cuchillo en una luz desconocida. Metal, alma, luz sin limítrofe oscuridad, luz sin contraluz.
Y esta última, que no está en el libro y me reservo para las dedicatorias:
-Aprovechemos que estamos desenterrados y pensemos lo inaudito.
*La foto de David Vela es de Vicente Almazán.
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