MARTA CASAS HABLA DE 'SONIANDO'
MÚSICA. MARTA CASAS. La cantante nacida en Barcelona, hija de madre aragonesa, publica ‘Soniando’, donde mezcla el jazz y la jota y el folclore aragonés. Cantó en Interpeñas el 23 de abril.
« ‘Soniando’ es un disco sincero, emocional
y versátil, digo las cosas que quería decir»
«El jazz y la jota combinan muy bien»
ANTÓN CASTRO
Marta Casas nació en Barcelona en 1981, pero se educó en Aragón. Su madre es oscense y tiene antepasados en el Sobrarbe. Es una apasionada del folclore popular aragonés y de la jota, a la que mezcla con el jazz en su álbum ‘Soniando’ (Nuevos Mundos).
Parece que canta desde hace mucho tiempo. ¿Cómo nació esa inquietud?
A los diez u once años me incorporé al coro de Escolapios donde estudiaba. Permanecí hasta los veinte. Tenía una profesora, Teresa Bullich, que había sido cantante de ópera y me animaba a hacer solos con la guitarra. Sabía que yo cantaba jotas, ¡cuántas veces no habré cantado ‘La magallonera’!
Por cierto, la incorpora a su álbum ‘Soniando’. ¿Qué le atrae de la jota y del folclore aragonés?
En mi familia había antecedentes: cantaban varios de mis antepasados. Tenía un tío abuelo republicano que cantaba en plena contienda. A veces, los integrantes del ejército rival pedían que cantase “Laiglesia, que salga a cantar Laiglesia”. En las fiestas de San Lorenzo iba con mi madre a todos los conciertos, a veces hasta llevaba mi grabadora. Me encantaba. Tengo una prima, Ana Laiglesia, que era discípula de José Rodrigo y han hecho grabaciones juntos. Mi familia materna, de campesinos, es de Huesca. He pasado muchos veranos en el campo, de ahí que se me sienta muy identificada con la primera canción: ‘La jota triste’.
A la luz de su trabajo, ¿de cuántas formas se puede cantar la jota?
De varias, claro. Pero en realidad, técnicamente, solo de una manera: con el vibrato. Siempre he intentado aprender. La jota de Huesca, más melosa y melódica, no tiene nada que ver con la de Zaragoza o la de Teruel, que a lo mejor son más estridentes. Uso el vibrato, uso la técnica, pero luego con la música intento darle a la canción mi personalidad, nuevos arreglos, mi propio sello, emoción y hondura.
Y ahí aparece el jazz, ¿no? ¿Qué encuentra en él?
A partir del año 2008 empecé a interesarme por el jazz. Cuando entré a estudiar en el Liceo, fue todo más fácil. Conocí a varios músicos de jazz, entre ellos a Jordi Bonet. Y más tarde asistí a dos master-class con Chucho Valdés y Pat Metheny.
¿Qué le aconsejaron?
No llegué a hablar con ellos, pero sí recuerdo sus consejos. Metheny nos dijo que se pasaba muchas horas en una habitación probando cosas, experimentando y que así le salían temas y discos. Y Chucho Valdés nos contaba que de joven iba con su padre a los conciertos; a veces se encontraba con Billie Holiday, y era una experiencia maravillosa. Aprendió algunas claves de la mezcla.
¿Cuándo decidió mezclar jazz y jota?
Cuando estuve en Berkeley, me encontré con Juan Pérez, un músico de Huelva al que le interesaba el flamenco y el jazz Un día canté ‘Soniando’ al piano. Se la aprendió y me dijo: “te voy a acompañar”. Era 2010 y ahí empezó todo. El jazz y la jota combinan muy bien. La jota combina bien con muchas músicas.
‘Soniando’ es el título del álbum...
Este tema de José Lera y Mariví Nicolás ya lo había cantado muchas veces con el grupo de jota del Centro Aragonés, donde aprendí mucho. Me encanta: cuenta una historia que tiene mucho que ver conmigo y con mi familia, que cantaba ese tema, y ‘S’ha feito de nuey’, tan maravilloso. Aragón es un territorio de tres lenguas y ahí se concentran algunos de mis mejores recuerdos. Me gusta cantar en cheso.
’La dama d’Aragó’ la han cantado muchas cantantes Victoria de los Ángeles, Maria del Mar Bonet... ¿Por qué ha elegido este tema?
Además de esas cantantes, un día le oí el tema a Biella Nuey con un grupo de Olot y también a Tete Montoliu. Es una romanza del siglo XIV, de los tiempos de la Corona de Aragón; me gustan el tema, la melodía, la historia de amor. Hice una versión, se la pasé a mis músicos, añadieron y quitaron cosas y ahí está en este disco, que me ha dado muchas cosas.
De su disco se venía hablando desde 2013 al menos. ¿Por qué ha tardado tanto?
Desde mucho antes. Desde 2010. He intentado que fuera un disco especial en el registro de la voz -no soy una crack, desde luego, pero tengo formación, técnica, he estudiado, soy profesora de canto y llevo años subiéndome a un escenario- y que sea sincero, emocional. Es un disco en el que digo las cosas que quiero decir. Creo que en los discos la letra y la música deben responder a lo que somos, a los que hemos vivido y a lo que hemos sentido. Y aquí estoy yo y mi biografía. Y otra cosa que me ha preocupado es que sea un disco versátil.
¿Qué músicos le interesan?
Muchos, claro, pero ahora escucho mucho a Billie Holiday, Chet Baker y Tony Bennet, hubo una época que seguía mucho a Carmen McRae. Y entre la gente que hace música popular, siempre me ha gustado mucho mi paisana Regina Trigo. Y, por supuesto, Silvia Pérez Cruz.
*Tomo de aquí la foto de la portada del disco:
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Jesús -