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Antón Castro

RAFAEL SOLER: CINCO POEMAS

RAFAEL SOLER: CINCO POEMAS

RAFAEL SOLER

 

 

Para que nadie olvide el tamaño de su miedo

 

En un sueño caben todas las palabras

que nunca pronunciaste

y el decoro de haberlas olvidado

cuando se hizo la luz

 

niño crucial

mujer al son de todas

joven almado con estatura suficiente

hombre que nace en su coyunda fértil

dispuestos  a vestir la carne que les llama

 

                   pues todo empieza ahora

 

en la axila un trueno

en la boca cien semillas precintadas

en la espalda liviano el peso de su nombre

 

y abajo

zurcido el pantalón

junto a la pelvis anhelante

alzado en su escote el pregón de las discordias

 

un fruto escondido

una espina crucial enarbolada

un testimonio accidental definitivo

 

tú a la espera

atónito de hombros

todavía inguinal superlativo

en el caldo nutricio que te acoge

 

 

                    pues todo empieza ahora

 

y siempre será el silencio la única respuesta

cuando proclames exigente

que el aire que respiras

las manos con que amas y el cielo que te cubre

son tu manera de estar alzado entre las cosas

 

que sólo para ti

futuro perdedor de cuanto tienes

fue trazada la dimensión del agua

y el espanto azul de la estrellas

 

                          pues todo empieza ahora

 

aunque lejos resuene indiferente una carcajada

al comprender que apenas fuiste

un liviano envase desechable

burbuja que por brillar estalla

 

una costura

en la arpillera universal del frío.

 

                                                                        (En Ácido almíbar)

 

  

Metabolismo basal de un edificio adolescente

 

Nacerás cuando ames

y por amado tomarás posesión de cuanto venga

con esa solvencia del que ignora

que habla por él un ignorante

 

pero ahora

que tiene tu latido

el peso de un discurso

 

ahora que no has pedido nunca prórroga

y no eres todavía un asunto general

un pie de página en cursiva

 

ahora que de glándulas opíparas colmado

te basta con salir al mundo

para salir del mundo

 

y la verdad de un colibrí no es suficiente

 

lánzate escúchate atrévete

cuando enciendan la luz

y justo a tiempo empiece el infinito.

 

                                                                       (En Ácido almíbar)

 

 Prohibido correr por el pasillo

Abuelo bebía a sorbos lentos

aguachirle de coñac y manzanilla

un caldo raro para un pueblo sin ventanas

 

y recién amanecido amanecía

de moscatel vestido con una chispa encima

 

cordial y entrometido

jugaba como un dandy al dominó

blasfemaba cuando el viento fumaba su tabaco

 

sabía de putas y de erizos

y jamás se dejaba acompañar en los domingos

 

un verano se clavó un anzuelo

en otro le clavaron un desplante

y el tercero lo pasó desprovisto tiritando

 

en legítima defensa  de padre no me acuerdo

 

pero tenía boca y dedos

sopló los noventa con sus velas

y dicen que amaba en la distancia a su manera

 

un verano me clavó un anzuelo

otro le clavé un desplante

 

y el resto lo pasamos dicho queda

solitarios enfrentados tiritando.

 

 

                                                                  (En Ácido almíbar)

 

Desprendimiento indoloro de un cercano tóxico

                                    

El amarillo es algo más que un indicio hepático

o el jubiloso corazón de un girasol en llamas

o la camisa de agosto para el trigo

 

hay tipos amarillos

como hay bancos cargados de intención

y naves vacías de interés

y préstamos a ciento veinte vidas

que no se cobran nunca

 

tipos de tersa faz sin una greña

hidratados solventes decididos

y amarillos

 

tipos en suma a su manera dialogantes

uncidos a un reproche como otros a la nieve

tramitadores de afectos calculados

hereditario el beso

parca la saliva

 

tipos solidariamente amargos

decretando la expulsión de los ausentes

en la boca ortogonal una sintaxis

que nunca dice toma 

 

faltos de lumbre

fingirán el entusiasmo con que nace la sed

aunque luego se desfonden al conocer el agua

 

y severamente tóxicos

recibirán un día tu saludo en navidad

su lengua de membrillo desconchada

y sus hombros con espalda a tus espaldas.

 

                                                                       (En Ácido almíbar)

 

Receta para una biopsia consentida

Tomad la víscera completa

desprovista de piel y de esperanza

digamos por ejemplo el tiempo incompleto

de una vida

 

que corra el agua

limpiando con esmero su pasado

la válvula espinal de los reproches

cualquier rastro de besos y de hambre

 

cortad después en láminas severas

el lado más oscuro del rencor

los entresijos solemnes del orgullo

la huella que dejaron los errores

 

pronunciando en voz baja la palabra corazón

entero vuestro ajado corazón

perdido corazón

 

hasta doscientas veces.

 

                                                                (En Las cartas que debía)

 

Nacido en Valencia, Rafael Soler reside en Madrid, donde ha trabajado como profesor titular en la Universidad Politécnica. Poeta y novelista, en los años ochenta tuvo una intensa producción literaria, que fue recibida como una de las más interesantes de la nueva literatura española, y que inició con la publicación en 1979 de su novela “El grito”, y el libro de poemas “Los sitios interiores” en 1980, a los que siguieron títulos como “El corazón del lobo”, “El sueño de Torba” o “Barranco”, última de sus publicaciones en Cátedra en 1985, así como dos libros de relatos. Vino luego un largo silencio editorial, que decidió romper en 2009 con la publicación del libro de poemas “Maneras de volver”, al que siguió en 2011 “Las cartas que debía” y en 2012 “La vida en un puño”, antología publicada en Paraguay, y “Pie de página”, publicada también en 2012 por la Institución Alfons El Magnànim. En enero de 2.014 publicó el libro de poemas "Ácido almíbar". (nota de wikipedia)

 

*La foto la tomo de allí. Es de Quiquecomba.

 

 

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