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Antón Castro

NIVARIA TEJERA: DE 'EL BARRANCO'

NIVARIA TEJERA: DE 'EL BARRANCO'

UN LIBRO CADA DÍA / 7. 'EL BARRANCO' DE NIVARIA TEJERA
[Ayer fallecía en París, la poeta y narradora cubana Nivaria Tejera (Cienfugos, 1929-París, 2016). Con su padre, tinerfeño, se trasladó antes de la Guerra Civil a Tenerife; su padre fue asesinado. Regresó a la isla, huyó de la dictadura de Batista, volvió a su país con Fidel Castro, tras la revolución; desengañada se fue se instaló en París, en el exilio. Allí conoció al pintor bilbaíno, formado en Zaragoza, Hanton González y han vivido juntos hasta su muerte. Es autora de varios libros importantes: ‘Sonámbulo al sol’, ‘Espero la noche para soñarte, revolución’, que leyó Cortázar pero no se atrevió a prologar, o ‘El barranco’, quizá su novela más famosa, sus memorias de la Guerra Civil. El libro apareció en 1959 y fue reeditado en Córdoba por la editorial El Olivo Azul en 2010; la editorial también rescató ‘Espero la noche para soñarte, revolución’, que es la crónica de un desengaño. A ‘El barranco’ pertenece este fragmento, en concreto a la página 67. Así arranca el capítulo VIII.]

‘EL BARRANCO’. Nivaria Tejera. VIII
Hoy he venido con papá a conocer el mar del puerto. El mar respirando en el muelle ancho. (Fíjate cómo rueda hasta allá. Si nosotros pensamos hasta allá, también rodaremos. Papá, has de sentirte en el muelle ancho y libre como él. Por eso me vestí de lino, para estar contenta, y dije de venir al mar).
Doy brincos alrededor suyo salpicándolo y sonando, como si fuera de espuma. Aprieto su mano dura y me cuelgo de ella. (¿Harás que dé brincos altos para mirar sobre aquella línea extraña donde el mar y el cielo se unen?) ‘Desde allí suben los barcos y muy atrás hay otro mundo semejante a éste y también un padre pasea con su niña’. Y sonríe tanto porque avanzamos a lo largo de la muralla subiendo de diez en diez los escalones que llevan a la punta y porque hace buen tiempo. (Te tragarás el mar y te quedarás verde azul y amarillo).
Nos asomamos detrás del muro. En la orilla de las rocas están los pescadores con rostros de piedra. Las olas se levantan y nos tocan. Papá me sacude el vestido. (Deja, déjalas vivas en mi vestido).

*La foto como se ve es de Edouard Boubat y está tomada en 1956 en Portugal.

 

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