MARÍA PILAR PUYUELO: 5 MICRORRELATOS
CINCO MICRORRELATOS DE MARÍA PILAR PUYUELO ALFARO
-De ‘Un mundo de naderías’.
Los ojos de mi primo
Volví a la medianoche, arrojé la cuerda y salté el muro del castillo. Debía averiguar que envolvía a aquella hechizante belleza. Los siete perros que ella amaba se lanzaron contra mí, pero en los ojos de uno de ellos reconocí a mi primo, que llevaba desaparecido muchos años. Me miró con lástima, mientras los demás perros seguían ladrando con rabia; mostrando sus afilados colmillos.
Ella apareció semidesnuda y gritó suavemente a los perros, estos se paralizaron enroscándose como serpientes. Me cogió de la mano y subimos hacia su alcoba, donde me deshice en una lujuria de placer inmenso. Al amanecer salté por el balcón y me uní a ellos, escondiendo el rabo entre mis patas.
Accidente en el jardín
Mamá me dice que tenga cuidado cuando me encuentre vasos llenos de líquido. Y entonces me contó:
«No se dio ni cuenta, hija mía, solo su olor dulzón la embriagó hasta caer, y una vez dentro nadó revoloteando fuertemente, plegada ante ese líquido amarillo. Las risas de aquel joven, ante el rítmico aleteo negro en la cerveza de su amigo hizo que este la derramara al suelo, justo encima de un hormiguero».
Venganza
Entré en mi cuarto para vestirme, ese día era especial. Había quedado con Luis. Quería sorprenderle con mi nueva minifalda y aquella camis ta blanca que dejaba muy poco para la imaginación.
Abrí mi armario. Toqué mis blusas de seda, recuerdo de mi viaje a Tailandia, y todas llevaban m´s agujeros que la capa de ozono.
Eché un vistazo a mis pañuelos y bragas. ¡Se los hab´an comid !
Aunque peor fue lo de la minifalda… Me qued´ aterrada, pues era un auténtico colador, carcomida por aquellos miserables insectos.
No eran polillas, debían de ser el resultado de la mutación de algún gen, que las convirti´ en aquellas miserables ratas con alas. Por supuesto anulé la cita.
He colocado en todos los caj nes y armarios de mi casa montones de bol tas de naftalina . Pero creo que han volado a mi relato y se lo están comiendo a él tambi´n.
¡Ay..., pero por aquí sí que no paso!
En cuanto compre la tinta de imprenta, repetiré el microrrelato, (me han dicho que es aut´ntico veneno).
¡Sí, señor..., para que se den un buen banquete de consonantes y vocales!
«Las pienso fumigar hasta la ext nci´n».
La sopa boba
—Disculpe, señor, se le ha caído su ojo en mi sopa.
El hombre se palpa la cuenca de su impulsivo ojo.
—¡Por Dios!, ¿Qué dice? —grita con gesto de horror.
—No se preocupe, póngase mis gafas de sol y cambie su plato de sopa por el mío —le sugiere—; nadie se dará cuenta. Mientras tanto, el huevo de codorniz se hace sitio entre los fideos, eso sí, los vigila muy de cerca.
En el bosque
Hunde el fuego de su arma eléctrica en el centro de mi cuerpo indefenso. Jamás provoqué su ira, ni cada tajo, cada cuchillada salvaje en mi carne. Los míos me dijeron que no opusiera resistencia. Él, mientras tanto, penetra en mi blanca savia. Qué puedo hacer yo, ante tal agresión que contradice la ley de la naturaleza, sino es sentir aquí, bajo el cielo atormentado, el momento en que me desplome, sin más. Las ramas de mi cenizo cuerpo lloran golpeando contra el suelo.
Cinco microrrelatos seleccionados del libro: UN MUNDO DE NADERIAS de Mª Pilar Puyuelo Alfaro.
*La foto es de Ferdinando Scianna. Ella es Asia Argento.
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