LOS 99 AÑOS DE KIRK DOUGLAS
Kirk Douglas, una turbulenta
vida de película de 99 años
El actor y productor participó en proyectos como ‘Senderos de gloria’ o ‘Espartaco’, y desafió al macartismo
PIES DE FOTO MGM
Kirk Douglas en el papel protagonista de ‘El ídolo de barro’ de Mark Robson
Antón CASTRO
Kirk Douglas siempre fue un tipo duro. Un hijo de la ira que intentaba huir de la miseria de su infancia luchando a brazo partido con la vida. Descendiente de emigrantes rusos que llegaron a Ámsterdam, Nueva York, Issur Danielovitz Demsky, ‘Izzy’ para su familia, nació en 1916 y padeció numerosas dificultades. Su padre era trapero (en 1988 publicaría el primer tomo de su autobiografía con el título ‘El hijo del trapero’) y vendía comida y refrescos por las calles; se fue de casa cuando Izzy tenía cinco o seis años, y fue su madre Bryna la que hizo lo indecible para sacar adelante a los seis hijos. Izzy era voluntarioso y decidido. Tenía pasión por la poesía, por los debates escolares y por el teatro. Fue precoz en el amor. Se enamoró de su profesora Louise Livingstone, madre soltera, que le enseñó muchas cosas y lo inició en el sexo a los catorce años.
Algún tiempo más tarde, solicitó entrar en la Universidad de St. Lawrence: le facilitaron la matrícula a cambio de que ejerciese de jardinero y, más tarde, de bedel. En esos años, realizó diversos empleos: trabajó de botones de hotel, fue repartidor de prensa y se convirtió en luchador de libre universitario. Ganó a todo el mundo. Solía decir que mientras para los demás era un deporte, para él la lucha libre era la vida, un estímulo para su ascenso social. Se apuntó en la Academia Americana Dramática de las Artes y poco después ingresó en el ejército durante la II Guerra Mundial.
De vuelta a casa, un día vio en una revista a la actriz Diana Hill, que acabaría siendo su primera esposa. Se casarían en 1943 y se separarían en 1951; Kirk le fue infiel casi todo el tiempo. Empezó a trabajar en Broadway; más tarde, gracias a la intercesión de su amiga Lauren Bacall, logró su primer papel importante en ‘El extraño amor de Martha Ivers’ (1946) de Lewis Milestone, con una gran actriz como Barbara Stanwyck. Al año siguiente participó en un película de culto: ‘Retorno al pasado’ (1947) de Jacques Tourneur. A partir de entonces, los directores y productores se fijaron en aquel actor rubio y con hoyuelo que era todo un carácter. Un actor vitalista y enérgico.
En 1949 será el protagonista de ‘El ídolo de barro’ de Mark Robson, la historia de un campeón de boxeo turbulento que no acepta su declive. El papel le venía a medida, fue candidato al Oscar y ofreció algunas claves de sus rasgos: le iban bien los personajes fuertes, rabiosos, oscuros, con un pasado tempestuoso, malquistados con el mundo. Lo demostraba película a película: ‘El trompetista’ (1950) de Michael Curtiz, ‘El gran carnaval’ (1951) de Billy Wilder, sobre los excesos de la prensa amarilla, ‘Cautivos del mal’ (1952) de Vincent Minnelli, con quien trabajaría en varias ocasiones; esa historia de cine y de un productor autoritario, enamorado de Lana Turner, le trajo otra candidatura al Oscar, honor que le recayó otra vez con uno de sus mejores trabajos: ‘El loco del pelo rojo’ (1956), de Minnelli, la historia del pintor Van Gogh. Tampoco ganó, pero en ese período Kirk Douglas era uno de los grandes de Hollywood. Como actor y como profesional capaz de desafiar al mismísimo Joseph McCarthy, algo que haría con dos de sus mejores películas: ‘Senderos de gloria’ (1957) y ‘Espartaco’ (1960), dirigidas ambas por Stanley Kubrick. ‘Espartaco’ fue un canto épico a la libertad y una defensa de su guionista Dalton Trumbo, que había conocido el ostracismo y la cárcel.
Por otra parte, Douglas se había revelado como un gran seductor: a su relación especial con Lauren Bacall, se sumaron diversas aventuras con Marlene Dietrich, con quien vivió una relación de maternidad, sexo y gastronomía, Joan Crawford, Gene Tierney, Lana Turner (casada con un celoso Fernando Lamas), Rita Hayworth o Pier Angeli, con quien quiso casarse. Tuvieron un romance en ‘Tres amores’ (1953) y ella lo abandonó por James Dean. Pier Angeli, depresiva, moriría a los 39 años de sobredosis, en 1971. Douglas conoció a Anne Buydens y se casaron 1954. Si Diana le dio dos hijos, Michel y Joel, ella otros dos: Peter y Eric. “Me gusta la mujer y no la trato como a un objeto sexual (…) La mujer, como ser humano, es fascinante”, dijo.
Kirk Douglas ha hecho 85 películas –entre ellas, ‘Los vikingos’ (1958), ‘Duelo de titanes’ (1957), con su gran amigo Burt Lancaster, ‘Dos semanas en otra ciudad’ (1962) o ‘El día de los tramposos’ (1970)-, fundó una productora Bryna Productions, recibió un Oscar honorífico en 1996, ha escrito diez libros, uno de ellos sobre ‘Espartaco’, con prólogo de George Clooney. Siempre ha estado ahí, obstinado, tenaz, padre del actor Michael Douglas, abuelo de nietos difíciles a los que nunca les volvió la cara. Ha sido un contestatario, y ahora espera que llegue el 9 de diciembre para cumplir su primer siglo y celebrar una asombrosa vida de película.
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