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Antón Castro

CARBONELL UNE A GARDEL Y A LORCA

CARBONELL UNE A GARDEL Y A LORCA

UN TANGO PARA FEDERICO

Joaquín Carbonell (Voces del Mercado)

[Joaquín Carbonell, tras rendir homenaje a Luis Buñuel en su anterior novela, 'El artista', mezcla ahora a Gardel y a Lorca, en Buenos Aires, en 1933. He aqueí una autoentrevista que explica las claves del libro.]

 

 

P.- ¿Cómo nació Un tango para Federico?

R.- El día en que escuché en la radio la noticia de que Federico García Lorca y Carlos Gardel se habían encontrado casualmente en una calle de Buenos Aires. No se agregó nada más. Me pareció muy curioso. Estuve un tiempo dando vueltas a esta anécdota hasta que decidí emprender la escritura de un texto para un documental. Esto sería sobre 2009.

 

P.- ¿Se realizó ese documental?
R.- No. Llegó a interesar a una productora y a un realizador, pero la caída en la crisis económica enfrió el proyecto. En mi cabeza seguía bullendo el asunto, sin encontrar  una forma de  desenlace. Un día pensé que aquello podía ser una novela. Escribí un amplio esbozo, pero se cruzó por medio el proyecto de El Artista y lo abandoné para editar esa nueva obra. Ahora ya le toca.

 

P.- ¿Qué le atrajo de esa anécdota?
R.- Que participaran dos de los más destacados creadores latinos, las dos mayores personalidades de la época, y que no hubiera trascendido nada. No hay un artículo amplio, unas declaraciones de algunos de sus testigos. Y lo más asombroso: ni Lorca ni Gardel contaron nunca que se habían conocido. Y eso es lo extraño, porque compartieron toda una velada en casa de Carlos Gardel.

 

P.- ¿Qué tiene de ensayo la novela?

R.- Es una novela, eso tiene que quedar claro. Un artefacto ideado para mentir, para evocar falsas realidades. Pero dadas las circunstancias del relato, la historia novelada se nutre de muchos datos ciertos. He trabajado mucho en la investigación, en el conocimiento de los protagonistas que intervinieron en esa fiesta que organizó Gardel en su casa. He indagado minuciosamente los pasos que dieron Gardel y Lorca los días previos a encontrarse. Y he tenido que documentarme sobre ese Buenos Aires de 1933 que conoció Lorca.

 

P.- ¿Qué hacía en Buenos Aires García Lorca?

R.- Había acudido invitado por una asociación cultural para dar unas conferencias;  y de paso coincidía con la representación 100 de sus Bodas de sangre, en el teatro Avenida. Era un viaje muy atractivo, muy apetitoso para Federico, que le encantaba conocer nuevas gentes y ciudades. Llegó a Buenos Aires el 13 de octubre de 1933 con el propósito de regresar a España en Navidad. Pero obtuvo tanta repercusión su presencia que retrasó su regreso hasta marzo. En Buenos Aires se codeó con lo más selecto de la intelectualidad argentina y latina. Intimó con Pablo Neruda, que estaba allí como embajador cultural chileno. Se hizo muy amigo del periodista Pablo Suero, todo un personaje, un tipo descomunal. Conoció y trató a Borges, con el que no congenió en absoluto. Se codeó con otros protagonistas como Norah Lange, Victoria Ocampo o César Tiempo. Pero el verdadero acontecimiento estelar fue su encuentro con Carlos Gardel, que organizó una parranda en su casa con varios invitados, y donde se cantaron tangos y coplas.

 

P.- ¿Un tango para Federico supone, entonces, una novela que trata de descubrir unos hechos históricos?

R.- Es eso, sin duda. Y en la novela se da respuesta a una pregunta que nunca obtuvo contestación: ¿Qué sucedió esa noche en casa de Gardel, que nadie quiso comentar? Pero el verdadero propósito de Un tango para Federico no es desvelar ese enigma. La intriga forma el cascarón del libro, la envoltura y la excusa. La novela me sirve para trazar el retrato y la evolución de su protagonista, Pedro Sariñena, que acude en 1983 a investigar esos sucesos de cara a un documental.

 

P.- ¿En qué sentido?

R.- En el sentido de asistir a la evolución y madurez de este personaje. Pedro Sariñena es un periodista de Jaca (Huesca), que trabaja en El Periódico de Cataluña y que forma parte de esa cadena de montaje informativo que son los medios de comunicación. Un redactor de la Sección de Cultura, pero que apenas siente curiosidad por ese ámbito. Es un mero currante.  Este viaje a Buenos Aires le sirve para descubrir una ciudad fascinante y un tiempo histórico –1933—donde las gentes del arte, la poesía, la música, el cine, eran auténticas estrellas de su tiempo. La contemplación de todo eso le conmueve, le cambia la vida y sus prioridades. Crece y madura. Y constata que Lorca y Gardel, desde la lejanía, han ayudado a transformar su personalidad, a convertirle en un ser humano mucho más sensible. Si a ello le añadimos que Pedro encuentra una joven inquietante y muy atractiva, casi está redondeado el proceso. Sin embargo aún le queda un viaje a su infancia; turbulento, insólito, completamente asombroso para el lector. Con esos mimbres se ha confeccionado una cesta muy compleja y rica que yo la titulo Un tango para Federico.

 

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