JOAQUÍN PARDINILLA: UN DIÁLOGO
JOAQUÍN PARDINILLA. Acaba de publicar ‘Guatizalema’ de Joaquín Pardinilla Sexteto.
“Soy un músico fronterizo,
me interesa lo que está al lado”
-¿Qué querencia tan especial tiene con los ríos? Creo que es la segunda vez que titula un álbum con el nombre de un río…
-Los dos nacidos en la Sierra de Guara, los dos casi secretos, misteriosos. El mismo nombre de estos ríos, Mascún y Guatizalema, de origen árabe, nos hablan de un pasado complejo, rico. El cauce está ahí, formando parte del territorio, pero el agua que fluye por el Guatizalema ha podido pasar antes por el río Níger o formar parte de un fondo marino. Pasa lo mismo con los seres humanos, y así queremos que sea nuestra música, con raíces pero universal.
-¿Cuál es la idea musical que anima ‘Guatizalema’?
La que guía al sexteto desde sus orígenes: hacer que nuestro amor por la música tradicional y por la música en la que hemos crecido (básicamente el rock y el jazz) puedan dar lugar a una expresión musical coherente y diferenciada. Es un proceso lento y nada fácil si no se quiere caer en lo obvio. En ’Guatizalema’ queríamos más ritmo, más concisión al presentar los temas.
-Ha dicho que es un disco poco escrito y muy improvisado, y a la vez muy meditado. ¿Qué buscaba, indica eso que ya trabaja de otra manera?
Lo que sucede es que el Sexteto está ya muy integrado y se conoce bien. Entendemos nuestro sonido, y los temas crecen mucho más si sobre un tema suficientemente dibujado todos nos ponemos a trabajar y a aportar. En este caso, abrir las puertas es crecer. La banda está formada por músicos extraordinarios y es fundamental que eso aflore.
-¿Cómo se pueden tener tantos grupos y frentes abiertos -Berna, Vivere Memento, Hot Hands, este, etc.- y no morir en el intento? ¿No se vuelve un poco loco?
No siempre pueden coordinarse bien las cosas, a veces es un poco complicado. Sin embargo, a mí me parece todo muy próximo, y unas cosas complementan a otras. Todo es música, todo te enriquece. Quizá lo más difícil sea mantener un mínimo nivel instrumental. Pensar en arreglos, composiciones o ideas se puede hacer cocinando, conduciendo, pero para tocar cualquier instrumento no te queda más remedio que practicar. Ese tiempo es el más necesario y el más difícil de conseguir. Lo demás es música, y un músico debe saber desenvolverse en distintos ámbitos.
-¿Cómo define Joaquín Pardinilla a Joaquín Pardinilla?
Es una pregunta difícil. Intento hacer las cosas bien, pero no me salen así muy a menudo. Soy una persona fronteriza, me interesa lo que está al lado.
-¿Cómo conviven tantas tradiciones y líneas de inspiración: el jazz, el folk, la música mediterránea con la música popular?
Todo es música popular, y en realidad, sea cual sea el país de origen, las necesidades espirituales y rituales de los seres humanos son las mismas, de ahí que siempre haya una relación, aunque no sea necesariamente formal, sino de fondo. Por otra parte, la música tradicional española y aragonesa son extremadamente ricas y tiene dentro todo ese potencial: lo árabe, lo magrebí, lo mediterráneo, lo atlántico, lo negro, lo americano a través de las músicas de ida y vuelta...
-¿Cuál es el peso de Aragón y su música tradicional, más o menos elaborada, en el álbum?
Hay dos referencias directas: ‘Ya raya el alba’, canto monegrino de La Almolda, y ‘Dance de hoguera’, melodía recogida en el Cancionero Popular de la Provincia de Zaragoza, de Ángel Mingote, padre del dibujante y humorista Antonio Mingote. Además de eso, el espíritu del dance, sus formas melódicas y rítmicas, subyacen en varias de las composiciones.
-Hay un tema de La Bullonera. ¿Por qué?
Queríamos trabajar sobre algún bolero tradicional, y en Aragón hay muchos y muy buenos, pero recordamos ‘Ver para creer’, de La Bullonera, y decidimos que ese era el tema. La Bullonera trató con gran instinto y clarividencia el folclore. En este caso se convierte en un homenaje a su labor, y al talento del poeta José Antonio Rey del Corral y del compositor y cantante Javier Maestre.
-Explíquenos un poco el equipo…
Somos los de siempre. El equipo soñado: José Luís Seguer ‘Fletes’ a la batería, Toto Sobieski al bajo, Ernesto Cossío a las guitarras, Juan Luis Royo al clarinete y Alberto Artigas al laúd.
-¿Se ha convertido Alberto Artigas casi en su ‘álter ego’?
Cuando trabajamos por primera vez con Alberto en el espectáculo ‘Amares’, de Miguel Àngel Berna, nos entendimos perfectamente y, además, salió una música muy poderosa. Ha sido así desde entonces. Por otra parte, soy un admirador incondicional de Alberto, para mí el mejor instrumentista de pulso y púa del país.
-Como concertista e instrumentista, ¿cuál es la ambición de Joaquín Pardinilla, qué discos podemos esperar de usted? Dice que están en un proceso de búsqueda, ¿hacia dónde, de qué, se sabe algo así?
Siempre hemos estado buscando. Como mínimo, hacer algo mejor que lo anterior; a veces, alguna intuición, alguna idea que has llegado a oír en tu cabeza. Hay varios proyectos en marcha y dos discos de edición casi inmediata: con Hot Hands (junto a Ernesto Cossío), y con Afra Dozawan (junto a Mª José Hernández, Dani Escolano y músicos bereberes).
-¿En qué músicos se reconoce o a quiénes admira especialmente?
Admiro a los músicos del Sexteto. A Javier Mas desde el día en que lo oí en alguna grabación de Mª del Mar Bonet, a Wes Montgomery, a Jeff Beck, a Jorge Pardo, a Josemi Carmona... A tantos que me tengo que parar para no llenar el folio.
-Si le pedimos, para conocerle aun mejor, entre tres, cuatro o cinco discos de tu vida, ¿qué nos diría?
Casi imposible. Pero están ‘A love supreme’, de John Coltrane, ‘Kind of blu’" de Miles Davis, ‘Ziryab’, de Paco de Lucía, y ‘Abbey Road’, de Los Beatles.
1 comentario
Austin -