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Antón Castro

F. M. LÓPEZ SERRANO: UN DIÁLOGO

F. M. LÓPEZ SERRANO: UN DIÁLOGO

[Esta tarde, en la librería Cálamo, a las 19.30, Francisco Miguel López Serrano (Épila, 1960) presenta su nueva novela: 'Diario de un asesino melancólico' (Ediciones del Viento), que fue galardonada con el Premio Salamanca de novela. Conversará con Eduardo Riestra y Antón Castro]

 

¿‘Diario de un asesino melancólico’ (Ediciones del Viento) nace de una decepción, de una reflexión, o sencillamente se te ha impuesto como un tema literario? 

Es la reflexión sobre un hecho decepcionante: la imposibilidad de comunicarse en el ámbito de la pareja y la falta de competencia en el terreno emocional de toda una generación de discapacitados emocionales nacidos sub Franco en la que me incluyo. También pone de relieve otra terrible discapacidad de algunos individuos entre los que, por suerte, cada vez me incluyo menos: la incapacidad para decir “no”.

¿Es una indagación en el mundo de la pareja o del matrimonio, vistos como una guerra civil, o no hay que leerlo con esa literalidad?

Como trato de señalar en la novela, el guerracivilismo constituye el ethos de nuestro país. Las microguerras civiles están presentes en todos los ámbitos de la sociedad española, desde las tertulias televisivas, a las guarderías y, desde luego, en el ámbito doméstico.

 ¿Por qué has elegido la forma de diario para contar el deseo de un hombre de matar a su esposa, antes de ser asesinado por ella, como sospecha?

El diario es como un agujero negro capaz de tragarse la vida entera. En él tienen cabida todos los géneros, desde la reflexión filosófica a los pasajes narrativos, del aforismo al epigrama. En este caso concreto quería además que la historia se contara desde la subjetividad de un narrador en primera persona por razones que no puedo revelar aquí sin poner en peligro el desenlace.

 ¿Qué les diría a los que pueden ver en el libro una broma pesada vinculada a la violencia de género?

En la novela no se habla de la violencia de género sino de la soledad del género humano.

 ¿Qué es para ti el humor negro y cuál es su importancia en tu literatura?

El humor negro y la ironía son una especie de anestésico para soportar el impacto de la realidad. Sin el humor y la ironía la existencia sería algo bastante parecido a una operación en vivo.

 ¿Por qué has elegido a un escritor como protagonista y das unas cuantas pistas que nos invitan a pensar que podrías ser tú? ¿La sátira, en realidad, empezaría por uno mismo?

Me interesaba un escritor que mantuviera una relación problemática con el mundo y con su propia obra en el más amplio sentido, y que a la vez fuera profesor de escritura creativa a distancia, porque de ese modo podía insertar en la narración otras voces y otros textos y establecer algún que otro contrapunto humorístico. Todas las pistas que un autor da en su obra sobre sí mismo suelen ser falsas, pero a menudo es a través de esas pistas falsas (y esta paradoja la expresó muy bien Pessoa) como mejor se le identifica. Creo que casi todos los hombres (casados o no) podrán reconocerse en algunos rasgos del narrador de la novela e identificar como propias más de una situación o anécdota.

¿Cuándo y por qué dejan de quererse las parejas? ¿Por qué se comportan como si fueran extraños que duermen juntos y se masturban en silencio?

Creo que las parejas dejan de quererse cuando ya no son capaces de verse el uno al otro de una forma extrañada, es decir, cuando se convierten en parte del paisaje domésticoEn ese momento cada uno de sus miembros desaparece para el otro.

Da la impresión de que la trama es un divertimento más o menos sombrío o escacharrante, pero que has querido ir más allá. ¿A dónde o hasta dónde? ¿Has querido hablar del desamparo más absoluto del ser humano, por ejemplo?

Creo que ya lo anticipé más arriba, la novela trata de la soledad, del desamparo y del conflicto del ser humano con ese monstruo que él mismo construye y que llamamos realidad.

¿Por qué la imaginación es tan activa y creativa desarrollando ideas para matar y tan poco fértil para entenderse o decirse las cosas a la cara?

En el terreno de la geopolítica la respuesta resulta obvia. En el de la pareja, resulta un misterio. En el de la narrativa de misterio, resulta inevitable.

¿Cómo has logrado sostener la intriga, qué recursos has empleado?

Como en toda novela de misterio que en principio juega a no serlo, el autor va dando alguna pista aquí y allá, en el pasado del narrador o en algunas anécdotas concretas que al lector, avezado a resolver novelas de misterio que aparentemente no lo son, no le pasarán por alto.

 ¿Tenías algunos libros concretos en la cabeza?

Volví a ver una película bastante convencional, aunque con cierta gracia, La guerra de los Rose (1989) que no me aporto gran cosa. La principal referencia, que además se cita a menudo en la obra como una especie de leitmotiv, es Happy days de Beckett, una de las obras más desoladoras sobre la muerte del amor.

¿Quiénes son los autores de referencia a los que acudes?

En los últimos tiempos leo y releo con frecuencia y placer a algunos escritores americanos de los llamados posmodernistas, como Don Delillo y Thomas Pynchon. Creo que en nuestro país no existe nada parecido a la obra de estos autores.

¿En qué momento literario estás: eres poeta, traductor, cuentista, narrador?

En este momento estoy dedicando parte de mis energías a terminar una novela que cerrará una trilogía no planeada que se inició con Retrato del asesino en prácticas y cuya segunda entrega es la novela de la aquí hablamos.

 ¿Tienes la sensación de que la literatura importa cada vez menos?

Creo que en nuestro país la literatura, desde siempre, solo nos ha interesado a unos cuantos individuos de esos a los que ahora llaman frikis.

 

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