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Antón Castro

DIÁLOGO CON JORGE ASÍN, ACTOR

 

Soy muy feliz porque trabajo en lo que quiero y eso, en los tiempos que corren, es una bendición. Yo voy conquistando sueños, así que agacho la cabeza, sonrío y tiro hacia adelante”. Este es el estado de ánimo del actor, guionista y ex cantante de heavy metal Jorge Asín (Zaragoza, 1972), que se ha hecho popular gracias a ‘Oregón Televisión’, a su matrimonio en la ficción con Marisol Aznar y a una ya nada incipiente carrera en el cine. Acaba de participar en ‘Yucatán’ de Daniel Monzón, en ‘La tribu’ de Fernando Colomo y en ‘Los Futbolísimos’ de Miguel Ángel Lamata, y dentro de unos días empieza ‘Miau’, la segunda película de Estaregui.

-¿Recuerda desde cuándo le interesa este oficio?

-Yo he sido un niño del centro. Iba a todos los cines: Don Quijote, el Mola, el Teatro Fleta y los multicines Buñuel, donde me aficioné a los grandes cómicos: desde Woody Allen y Buster Keaton a los hermanos Marx, pero también Harold Lloyd, del que TVE emitió una serie que me interesó mucho.

-Era chico de cines. ¿Lo fue también de teatro?

-Menos. Pero mi padre, que empezó de botones y acabó de jefe de cartera del Banco Central, era muy aficionado al teatro y actuaba con una compañía amateur. Era primo del director de cine José María Forqué, y yo lo saludé de niño en la presentación de un libro sobre él. De mi padre heredé una colección de textos teatrales de Enrique Jardiel Poncela, Tono, Mihura, y los dos nos enganchábamos a ‘Estudio 1’. Recuerdo cuánto me impactó ‘Doce hombres sin piedad’. Desde niño, siempre he querido ser actor.

-Quería ser actor y empezó siendo fontanero. Y trabajó en el hotel Boston.

-Es cierto. He sido muy mal estudiante. Cuando estaba en el instituto, solo aprobé historia y literatura. Mis padres me llevaron a un psicólogo y les recomendó que me dedicase a trabajos manuales. A los 17 empecé a trabajar en el Boston. Trabajé un año. Tenía un compañero, que diseñaba los circuitos y tuberías, y dormía todos los días con aquellos planos. Me impresionaba.

-¿Qué pasó luego?

-Me fui a la mili y volví, primero a la Escuela-Taller de Veruela y luego a la Plaza de Toros, y después me incorporé a mi empresa. Siempre había alguien que te empujaba hacia la escena. Una novia, mientras ejercía de fontanero, me llevó a unos cursos en el Teatro de la Estación. Sería hacia 1996. Y un día, uno de nuestros profesores, el actor Miguel Pardo me dijo si quería trabajar en un grupo de teatro infantil La Carrucha. Dije que sí, claro. Y allí recibí mi primera nómina en el mundo del espectáculo.

-Había oído que también pasó por la Escuela Municipal de Teatro.

-Sí. Me apunté a los 28 años. Tenía dos años de paro, y con el subsidio pude sobrevivir en ese tiempo. Mariano Bartolomé me invitó a hacer monólogos en el Juan Sebastian Bar. Un día un señor mayor nos dijo: “Como no cobráis nada y nos hacéis reír tanto, os hemos comprado unos billetes de lotería”. Y nos tocó. A mí, 6.000 euros, y con aquel dinero pude acabar el tercer curso en la Escuela Municipal de Teatro. La lotería ha sido fundamental en mi vida. Ya lo irá viendo, ja, ja, ja. Poco después, justo cuando Javier Coronas dejó la tele, Marisol Aznar, a quien ya conocía, me dijo si quería probar en ‘Qué viene el lobo’.

-Y conoció a Félix Zapatero.

-Siempre digo que es mi padre artístico. Es un hombre que siempre va más allá: una figura fundamental de la televisión del cine y de la televisión en Aragón. Me hizo la prueba, le gustó y hasta ahora: primero en ‘Qué viene el lobo’, luego en ‘Vaya Comunidad’ y desde hace doce temporadas en ‘Oregón televisión’ con ese equipo extraordinario de actores y amigos con los que reivindico sin complejos el humor y el acento aragonés. Félix Zapatero fue el primero en darse cuenta de que todo Aragón es un plató de cine.

-De golpe dio el salto a la gran pantalla.

-Aragón ha vivido estos años un período importante de apoyo al mundo audiovisual y está dando sus frutos ahora. Empecé con Alejandro Cortés, en ‘Refugios’, donde hice un cameo. Y luego me llamó Ignacio Estaregui para ‘Justi&cia’, aunque la primera gran oportunidad me llegó con ‘Bendita calamidad’ de Gaizka Urresti. Allí era protagonista con Nacho Rubio y aprendí muchísimo del cine. Lo más complicado en el set es saber de dónde vienes y a dónde vas, o que hoy estás rodando una cosa que aún no le ha pasado al personaje… Aprendí muchísimo. Me impresionó Álex Angulo, educado, sabio, todo un caballero. Me dijo. “En esta profesión se empieza desde cero en cada proyecto”. Y lo tengo muy presente.

-¿Cómo dio el salto para trabajar con Daniel Monzón?

-Dos de las grandes directoras de castin de España, Eva Leira, hija de Manuel Carmena, y Yolanda Serrano, zaragozana, me vieron en la película de Gaizka Urresti y se fijaron en mí. Y me llamaron para ‘Villaviciosa de al lado’ de Nacho García Veilla, que giraba en torno a la lotería. Fue una experiencia muy bonita y coral. Me entendí muy bien con el equipo y con García Velilla. Y ellas, Eva Leira y Yolanda Serrano, también fueron claves para que me llamase Monzón. Me vio y le gusté.

-¿Como son la película y su papel?

-La lotería ha sido básica en mi carrera. Esta es la historia de un hombre al que le toca la lotería, el euromillón. Tiene tres hijas, y yo soy el marido de una de ellas. Ha leído que ocho de cada diez agraciados son infelices, y decide, para cambiar la suerte, invitarlas a un crucero. Viajamos en un transatlántico que recorre Francia, Italia, las cosas españolas, etc., y también estamos en Brasil y México… Casi he dado la vuelta al mundo.

-¿Cuál ha sido su relación con Monzón?

-Es una de las mejores personas que he conocido nunca. Es inteligente, lo lleva todo en la cabeza, pero trabajando es divertido, cariñoso, alegre. Yo creo que esta película, que se parece al cine de aventuras de Hollywood de los años 50, va a pegar fuerte. Tiene personajes, acción, viajes, e incluso hay muchos musicales. Lo que más me impresionó de él es que cuando leíamos el guión se reía y se divertía como un niño de ocho años, con gestos, voces, risas constantes. Todos nos partíamos, salvo Luis Tosar, que ya lo conocía. Con un director jasco, duro, esa película no se habría podido hacer.

-¿Y su trabajo en ‘La tribu’ de Fernando Colomo?

-Es más pequeño, de secundario, casi podríamos decir que de figurante con frase. En ‘Miau’, de Estaregui, mi papel será más importante. En ‘La tribu’, de Colomo, soy el marido de Marisol Aznar. La película cuenta la historia de un grupo de madres que llevan a sus hijos a clases de hip hop y deciden apuntarse. Llevo muchos años trabajando con Marisol Aznar, y estoy acostumbrado a todo, posee un talento natural desbordante, pero aquí ha hecho un trabajo impresionante y aquí, además, baila. Colomo es un tipo encantador, sabio y afectuoso.

-¿Alguna sugerencia de futuro?

-Soy un loco de los cómics y soy ‘marvelita’. Ellos suelen recordar la gente que hace posible cada cómic, cada película. Los cineastas deberían hacer lo mismo y poner: “en esta película han trabajado 100, 1000, 2500 personas”, para que nuestros políticos y gestores vean que en caso de que no les interese el arte, el cine es una gran industria.

*La foto es de 'Heraldo'.

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