'LITORAL' ANALIZA LA LOCURA
‘LITORAL’ ANALIZA LA LOCURA
Goya, Antonio Saura, Dino Valls y Susana Blasco participan en un cuidado número sobre la dolencia y sus vínculos con el arte y la literatura
ZARAGOZA. La locura es uno de los grandes temas de la creación: el hombre que enloquece, como Don Quijote y que va por el mundo con su insondable lucidez, el artista loco, las descontroladas formas del caos y de la enfermedad que dan lugar a la transgresión, la rebeldía, el inconformismo, la posesión, la paranoia, la destrucción y su reverso, la melancolía, y por supuesto, el amor, que desemboca a menudo en locura de amor. A todo ello, la cuidadísima revista ‘Litoral’, que dirige Lorenzo Saval y que fundaron los poetas e impresores Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, publica uno de sus espectaculares monográficos sobre ‘La locura. Arte & literatura’, casi 300 páginas donde conviven la poesía, el ensayo, el relato y los aforismos con cuidadas ilustraciones: óleos, dibujos, grabados, fotografía, collages, etc.
Es precisamente en el terreno de las imágenes donde es importante la presencia de cuatro autores aragoneses. Francisco de Goya -que en cierto modo encarna al artista loco como el Bosco, Gericault, Van Gogh o Bacon, por citar a algunos que aparecen en ‘Litoral’-, ilustra con dos cuadros, ‘El patio de una casa de locos’ (1794) y ‘Casa de locos’ (1812), un fragmento de ‘El pabellón nº 6’ de Antón Chéjov, que aborda uno de los grandes epígrafes del número: los manicomios. Aquí aparecen varios textos de Leopoldo María Panero, uno se titula ‘Los manicomios o la fábrica de la locura’, y Jorge Alemán firma una ‘Evocación de Panero (Presencia de Panero)’.
Antonio Saura fue un maestro no solo en la pintura sino en ilustrar libros. Lo hizo a su modo y fue capaz de ponerle sus líneas ensortijadas a Baltasar Gracián, Camilo José Cela, Carlo Collodi o San Juan de la Cruz. También ilustró los dos volúmenes del Caballero de la Triste Figura. Se reproduce un dibujo de 1987 y se ve, a la perfección, la eficacia y el sentido de síntesis del artista oscense. El Quijote protagoniza en buena medida uno de los artículos más atractivos del conjunto: ‘Melancolía española’, que firma Andrés Trapiello.
El pintor zaragozano Dino Valls explora las psicopatías y los desvíos del alma. Ilustra con su retrato ‘Silentium’ (2014) un artículo de Amalia Rodríguez Monroy sobre ‘El silencio’, donde se habla de la poeta norteamericana Emily Dickinson, “que nos asoma a la intemperie y la soledad del afuera”, y del autor francés Michel Foucault, que escribió: “Todo ser que habla hace uso, al menos en secreto, de la absoluta libertad de estar loco”. En esa misma pieza se incorporan tres collages de la diseñadora y artista zaragozana Susana Blasco de la serie ‘Antihéroes’, que se pudieron ver en el Centro de Historias. Valls, con una de sus piezas más complejas, ‘Dies Irae’ (2012), acompaña el poema ‘Hipocondría’ de Virginia Aguilar, que empieza así: “Conozco muy bien mis males, y por eso / sin número, / sola, me diagnostico / enfermedades muy sofisticadas”.
Se analizan otros temas como el extravío de la razón –donde figuran algunos locos egregios como Robert Walser, Virginia Woolf, Nietzsche, Kafka o Pessoa–, la alteridad, la tempestad de las almas, los soñadores de la razón perdida, las pasiones más desgarradas, el suicidio y la muerte. La locura es tan antigua como el hombre, ya Platón o Aristóteles escribieron de ella. Isaac Newton ofrece una dimensión abierta de esta dolencia tan enigmática: “Puedo calcular el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente”.
*Este artículo apareció en Heraldo de Aragón. La ilustración es de Dino Valls, 'Silentium'.
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