SILVIA PÉREZ CRUZ LLEGA A TODO
CRÍTICA MUSICAL
Silvia Pérez Cruz llega a todo
La cantante ofreció un espectacular concierto, basado en ‘granada’, en el Teatro Principal.
Silvia Pérez Cruz (Palafrugell, Gerona, 1983) tiene varios dones: canta como deben o debieron hacerlo las sirenas en su estado más ideal y genera una empatía ilimitada: es dulce y cautivadora, cálida y envolvente, y posee una maestría envidiable en diversos lenguajes y estilos. Maestría, elocuencia, una exuberancia vocal que provoca asombro. Puede llegar a cualquier sitio, paladear las canciones como si ella fuera una orquesta completa o un coro. A veces, con esa suavidad natural de la joven que burla la comba, parece dirigirse a sí misma: matiza, enriquece, ahonda, hace círculos imaginarios como si redondease los agudos o los graves, va y viene, suspende el aire y transita por el puro virtuosismo con una facilidad apabullante.
En el escenario, asistida por un músico magnífico como Raül Fernández Miró (Refree), llega a todo. Llega a donde se imagina, a donde sueña, alcanza cualquier tesitura, se arriesga y parece tan feliz con el canto que no duda en adornarse en ocasiones. Su voz es prodigiosa, tan bella y personal, dramática y lírica, tan matizada y de tantos colores, que hay un momento en que el oyente va de deslumbramiento en deslumbramiento. Ha dicho: “Lo que buscamos es que el sonido tenga profundidad, que se pueda coger, tocar, que sea grueso, pese y esté cocinado a fuego lento”. A veces puede dar la sensación de que la cantante y el público entren en una suerte de éxtasis o de inefable comunicación.
Sé que hablar así de un concierto parecerá exagerado, poco profesional, pero no lo es. Ayer, en el Teatro Principal, el público se levantó en dos ocasiones, aplaudió a rabiar (quizá no lo hizo más porque Silvia Pérez Cruz tampoco se empeñó en ello) durante varios minutos y estuvo a punto de hacerlo, en medio del concierto, cuando interpretó la ‘Elegía a Ramón Sijé’ y ‘Que me van aniquilando’, en la versión de Morente y Pepe Habichuela. En ese instante, Refree, que habla poco pero con una cristalina emotividad, y ella explicaron que el tema de Miguel Hernández, ‘Compañero’ lo llamó Silvia, que les permitió cerrar el disco ‘granada’ (“así, en minúscula, porque es un pequeño fruto y también una explosión”, había dicho antes en alusión a este disco de 2014) y que una de las cumbres de uno de esos recitales inolvidables del dúo, incluso especial en ciertas rarezas sonoras: Raül Fernández Miró, soberbio, es osado con sus guitarras, acompaña, experimenta, seduce y, a veces, casi desconcierta con algunos sonidos próximos a la pura percusión o a los graves rasgueos de rock.
Silvia Pérez Cruz arrancó con ‘Abril-74’, la canción de Lluís Llach en homenaje a la Revolución de los Claveles y cantó en catalán (‘Corrandes d’exili’, ‘El cant del ocells’, ‘Jo vull ser torero’ de Albert Pla y una habanera de su madre, Gloria Cruz) y mallorquín (hizo una versión cromática y mediterránea de ‘Mercè’ de María del Mar Bonet), cantó en inglés, en alemán, en francés (escenificó el ‘Hymne a l’Amour’ de Edith Piaf), en portugués (‘Acabou chorare’) y, por supuesto, en castellano.
Cerró la noche con esa joya de Federico García Lorca y Leonard Cohen, ‘Pequeño vals vienés’, que ella interpreta con alma flamenca y toques de jazz, y ofreció, a modo de bis, uno de sus temas fetiches: ‘Gallo negro, gallo rojo’ de Chicho Sánchez Ferlosio, que ya le oímos en sus últimas estancias en Aragón: en Pirineos Sur, en el Teatro Arbolé en febrero de 2013 y en el concierto de homenaje a José Antonio Labordeta en septiembre de 2014. Una maravilla de expresión, de intensidad, de plasticidad y de facultades. Con Silvia Pérez Cruz parecen agotarse las palabras: es como una misteriosa cantante de mar con alas que nos ensancha el mundo y descubre, una y otra vez, nuevos latidos en el corazón.
LA FICHA
‘granada’. Silvia Pérez Cruz (voz) y Raül Fernández Refree. Teatro Principal. Ciclo de flamenco. Tres tercios de entrada.
*Este texto aparecía ayer en Heraldo.es
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