JOSÉ ZANETTI, PIONERO DE LA FOTO
Cuentos de domingo / Antón Castro
El enigma
Zanetti
José Antonio Hernández Latas (Zaragoza, 1967) es uno de los grandes investigadores de la fotografía y la pintura en España. Lo ha demostrado con sus trabajos sobre Ramón y Cajal, Bernardino Montañés, Lucas Cepero, al que mató a la salida del Teatro Principal un marido despechado “por rencores mutuos”, y lo ratifica con José Zanetti, un pintor, litógrafo y dibujante del que se sabía poco. Zaragoza ha sido una de las cunas del cine, y durante años se pensó que la primera película se había rodado aquí, por los Jimeno, padre e hijo, a la salida de misa del Pilar de 1896. Como contó Agustín Sánchez Vidal, se grabó en 1899 y tiene el honor de ser la primera que se conserva del siglo XIX en España. En las historias de fotografía de Lee Fontanella, Marie-Loup Sougez, José María Sánchez Vigil, o de los aragoneses Alfredo Romero y José Antonio Duce, se dice que un pintor zaragozano, José Ramos Zapetti, descubrió la fotografía en 1837, algunos dicen incluso que fue en la misma Zaragoza, pero no siguió por ese camino y no patentó su invento. Dos años después, de modo oficial en París, lo explicó Louis Daguerre. Hernández Latas leyó eso y abrió una carpeta con el título ‘El enigma de Ramos Zapetti’. Indagando, como un detective, ha accedido a casi toda la verdad. José Ramos Zapetti sería, en realidad, el pintor José María Zanetti Paret, nacido en Lérida en 1797, que se trasladó a Zaragoza en 1814-1815. Estudió en la Academia de Bellas Artes de San Luis, luego en Roma y se afincó en Piazza Navona, 101. Tenía un perrillo, Maestrino, y era conocido como “el nigromántico”. Allí, en 1837, les mostró a sus amigos Federico de Madrazo y Carlos Luis de Ribera su invento fotográfico, que le había permitido captar su habitación y su estudio; realizó un autorretrato, que se reprodujo en 1902 y 1903 en dos revistas y que se conserva. En el Museo del Prado puede verse la exposición ‘Effigies Amicorum. Retratos de artistas (1815-1894)’ del citado Madrazo. El cartel de la muestra, espectacular, es un rostro al óleo de Ribera, amigo también de José Zanetti, y hay un precioso y elegante retrato de lápiz al papel del propio Zanetti, fechado en 1842, con capa, pañuelo al cuello y un aire de bandolero melancólico de ojos claros. Sabiendo lo que sabemos, gracias a Hernández Latas, lo miro con inmenso afecto: es un artista, un enigma y un pionero inadvertido que amaba Zaragoza.
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