JAVIER RAMÓN JARNE: UN DIÁLOGO
ENTREVISTA. Javier Ramón Jarne (Huesca, 1955). Poeta y Psiquiatra.
“Escribo poesía de la experiencia
con ecos del mundo clásico”
Javier Ramón Jarne (Huesca, 1955) es psiquiatra y poeta. O quizá poeta, ante todo, y además psiquiatra. Había publicado ‘Elogio del cíclope’ en el desaparecido sello Eclipsados, en 2009. Ahora edita ‘Libro de los cometas’, un texto personal y a veces laberíntico donde registra los viajes, la pasión por la cultura (la literatura, los mitos, la música y la ópera) y la incertidumbre de existir y de crear o la fugacidad, por no decir la insatisfacción, del amor. ‘Libro de los cometas’, publicado por Olifante, en la colección La Casa del Poeta, se presenta este sábado 21 de noviembre a la una en la librería Antígona.
¿Cómo podríamos definir ‘Libro de los cometas’, su segundo poemario?
Es la historia de los pequeños viajes interiores, de la inmovilidad en que transcurre la memoria, su sensualidad, la de la muerte de los héroes, las moscas de la cotidianeidad arruinando los mitos. Ellos, los mitos y los héroes, nos ocultan la soledad elíptica en la que giran los cometas; nosotros, la soledad que nos devuelve nuestras pérdidas, nuestras almas incendiadas antes de desaparecer.
¿Cuáles son sus claves esenciales?
El poemario traduce la experiencia de la provisionalidad, de los instantes que han sido cruciales en la biografía de los paisajes, en la biografía personal, la de las ciudades a las que he viajado. La observación de los cometas su fugacidad, tras una explosión inexplicable, es la que nos da una dimensión cósmica de la existencia. Escribo: “Mi madre recuerda, cuatro hombres inocentes, y en su pupila veo un hilo de araña que la atraviesa sondeando el vacío… Vivo en la sonata para violonchelo solo ‘Opus 8’ de Zoltán Kodály”.
¿Cómo se combina el binomio mundo exterior con mundo interior?
La sombra del mundo antiguo, la de los héroes homéricos, la belleza en descomposición son el pretexto y el trasfondo donde se proyectan las pequeñas frustraciones y los grandes fracasos y donde nace la desmitificación, mi preferencia por las pérdidas y los perdedores. Confieso: “yo prefiero a esa bestia herida que a mil héroes…”
Una de sus obsesiones, como viene anunciando en sus respuestas, es el mito. ¿Por qué?
A través del mito la cotidianeidad parece trascender cogiendo impulso para salirse de su órbita; de la misma manera que, a menudo nos engañamos, llegando a creer en el engaño mirando hacia otro lado cuando todo se desmorona.
¿Qué le debe el libro a los viajes, a sus continuos viajes y mudanzas?
He vivido en Tenerife y después en Ceuta muchos años, he viajado a Marruecos muchas veces. El orientalismo, el mar y la mitología están presentes en mi obra gracias a esa experiencia vital. Pero también mi vida en Zaragoza: el asomarme a los barrios donde la emigración está presente. Escribo: “Hombres de paja llenan los autobuses, / un río de antiguas corrientes poderosas /arrastra la turba densa de exilios, / de ramas rotas del árbol americano”.
¿Cómo define su poesía?
‘Libro de los cometas’ es un mapa de la memoria o un cuaderno de viaje donde no dura el placer, tampoco el dolor, por eso no sé si ni siquiera existo… Digo: “Ese otro que veo soy yo, y, cuando se enciendan las luces, me habré ido, detrás de la pantalla, a la nada. No sé si me levantaré de la butaca inmediatamente”. Diría que mi poesía es ecléctica, hay en ella poesía de la experiencia y ecos del mundo clásico.
¿Quiénes son sus referencias?
Me han inspirado poetas tan diversos como Cesar Vallejo o Saint-John Perse; Rilke, Neruda y Gil de Biedma, y más recientemente Antonio Gamoneda, de quien soy deudor en mis últimos libros. Antonio Gamoneda ha tenido la delicadeza de enviarme un poema a modo de prólogo.
*La foto es de Lydia Soláns.
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