MARÍA JOSÉ HERNÁNDEZ, UN DIÁLOGO
María José Hernández: "La imaginación nos hace ser más poderosos"
¿Cómo se gestó su disco? ¿Qué nace primero un texto o la melodía, en ‘Cartas sobre la mesa’?
En mi caso nacen a la vez, los versos vienen a mi cabeza ya con una melodía concreta. De hecho a veces tengo la sensación de que las canciones existen flotando en algún universo paralelo y que ellas simplemente me utilizan para materializarse. ‘Siento’, la canción que abre el disco, habla precisamente de ese momento mágico en el que surge una canción.
¿Hay una idea básica, no sé si sinfónica, unitaria, previa al álbum?
Quería hacer algo diferente a ‘Las uvas dulces’, el disco de versiones de Labordeta, pero no he partido de un concepto previo a la hora de plantear el disco, de hecho la mayoría de las canciones ya estaban compuestas antes de ‘Las uvas dulces’. Nunca hago discos partiendo de un concepto; el proceso es al revés. Cada canción surge como una obra individual y simplemente a la hora de escogerlas para formar un disco busco sus lugares comunes, y es entonces cuando descubro cuál es el nexo entre todas que le da coherencia al disco.
¿Cuál sería aquí ese enlace?
En ‘Cartas sobre la mesa’ conviven canciones que termine prácticamente días antes de empezar a grabar, con otras que llevaban mas de 10 años compuestas pero para las que todavía no había llegado su momento.
El título parece una afirmación, un acto de desnudez, de sinceridad o de rebeldía. ¿Sería así?
Si tuviera que buscar una palabra que defina lo que para mí es este disco, esa sería, sin duda, sinceridad. Soy una mujer sincera, intento ir siempre de frente y no sé mentir, lo cual a veces resulta contraproducente en un tiempo en el que lo importante es lo que pareces, y no lo que eres. Tenemos pánico a llamar a las cosas por su nombre y creo que hay ocasiones en las que hay que poner las cartas sobre la mesa y no esconder la verdad en la manga.
Algunas de las mejores canciones son de amor: ‘Mirarte a los ojos’ y ‘Aniversario’. Si uno oye ‘Saltando sin red’ y ‘Fiesta en mi corazón’, podría pensarse que se ha vuelto más festiva.
Más bien diría que este es un disco muy vital y energético y en eso, además de las propias canciones en sí, tienen mucho que ver los músicos con los que he tenido la suerte de trabajar y cómo se planteó la grabación. Sergio Marqueta (piano) y Dani Escolano, (contrabajo), mis músicos habituales, son mis dos puntales en este proyecto y con ellos he planteado los arreglos iniciales. A ellos se han unido, las guitarras de Fernando Girón y la batería de Dani Blesa. Los cuatro, bajo la producción de Guigher, han conseguido darle al disco una fuerza y magia especiales, quizás porque se grabó en vivo como si de un directo se tratara.
¿Cómo crea, qué significa la imaginación para un artista?
La imaginación para mí es el motor de todo, como digo en ‘Poderosa imaginación’, todo es posible en mi imaginación. Es lo que nos hace soñar, creer en lo imposible. Es lo que hace que este mundo siga girando. La imaginación nos hace ser más poderosos.
¿Ha querido que algunos temas estén tocados de feminismo?
Como creadora y como mujer, es imposible permanecer impermeable a lo que está sucediendo con la violencia machista, y eso se filtra sobre todo en ‘Saltando sin red’. El disco, en realidad, es la declaración de intenciones de una mujer que ya tiene un recorrido vital y va sabiendo lo que quiere y sobre todo lo que no quiere, una mujer que ya no tiene que pedir permiso ni perdón por nada... Son mis palabras, mis sensaciones, pero podrían ser las de cualquier otra mujer.
¿De qué se alimenta ahora? ¿Qué le pide a una canción, qué quiere que tengan las tuyas?
Intento alimentarme de forma variada y equilibrada. Me gusta escuchar estilos muy diferentes. Creo que no hay que tener prejuicios a la hora de escuchar porque por encima de las etiquetas y los prejuicios, prevalece la música y las buenas canciones: las que sorprenden, las que hacen que interrumpas lo que estás haciendo cuando las escuchas por primera vez o las que te emocionan aunque las escuches mil veces…
Ha hecho gira con ‘Las uvas dulces’ y con Vivere Memento. ¿Qué ha aprendido?
Con ‘Las uvas dulces’ he tenido la oportunidad de hacer mía la emoción de la poesía de Labordeta y con Vivere Memento, además de arroparme de la genialidad de Luis Delgado y Joaquín Pardinilla, a los que me unen muchas complicidades de tantos años, he disfrutado de un repertorio que me ha enseñado cómo una canción puede trascender a lo largo de los siglos y seguir cautivando con la misma intensidad.
¿Ha mejorado la música aquí, en Aragón?
Aragón siempre ha tenido mucho potencial creativo y musicalmente creo que está mejor que nunca. Tenemos artistas triunfando a nivel nacional e internacional, y a eso hay que añadir que hay mucha cantera, pero la industria musical no está aquí. No hay programaciones asentadas, ni muchos festivales, o los que hay no apuestan mucho por los artistas aragoneses. Es complicado trascender desde Aragón, hay que seguir emigrando.
Dos detalles
Inspiración. «Más que de discos o canciones tendría que hablar de artistas de los que he estado enganchada. A Francoize Breut, la descubrí en un concierto y me fascinó. La terna la completarían The Divine Domedy y Jorge Drexler, soy fan absoluta».
La ilusión. «En la música siempre estás empezando. Es necesario además tener esa sensación, no perder la pasión y no acomodarse, seguir aprendiendo y seguir arriesgando. Para mí, cada nueva canción es un regalo, cada nuevo disco una aventura».
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