BERNA: LA MADUREZ Y LA JOTA EN 'HAMBRE'
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CRÍTICA DE DANZA / Antón Castro
Apoteosis de Berna y la jota en el Auditorio
El bailarín redondea un espectáculo de madurez en ‘Hambre’, con la obra de grandes compositores, interpretada en directo por la ORA
Antón CASTRO
Miguel Ángel Berna (Zaragoza, 1968) lleva 28 años de profesión y 20 con compañía propia. La jota, sus bailes y sus sonidos, ha sido su gran apuesta. Le ha dado una y mil vueltas en un buen número de espectáculos. Casi por azar, se le metió entre ceja y ceja un concepto: el hambre. Como si hubiera leído el libro de Martín Caparrós: ‘El Hambre’ (Anagrama, 2016). Hambre que alude a la de los humildes, hambre del artista por llegar más arriba, por dar lo mejor de sí mismo y quizá por envolverse de humanidad, de fuerza y de belleza. Hambre de transmitir, afán artístico de comunicación.
Y así, por azar y por necesidad, fue creciendo en su interior un espectáculo que, como suele hacer siempre, le ha llevado a realizar un homenaje a compositores que, de diversas formas, se han sentido interesados o inspirados por la jota como Santiago de Murcia, Luigi Boccherini, enamorado de España, Franz Liszt, Mijail Glinka, Tomás Bretón y Alberto Artigas, compositor, arreglista e intérprete y uno de los colaboradores con Joaquín Pardinilla más constantes del propio Berna.
El bailarín, con sus castañuelas y con su ambición, con esa personalidad que a veces no se sabe si es furiosa o enérgica o inconformista, decidió de nuevo tender puentes: contactó con la Orquesta Reina de Aragón, que dirige Ricardo Casero, y poco a poco se fue redondeando una función que ya es esperada en Europa y que ha contado con una arreglista con gran sensibilidad como Amparo Edo Biol. Berna y Casero sumaron otros dos elementos: el Coro Amici Musicae, tan sólido siempre, y unas proyecciones, abstractas en ocasiones o realistas en otras (reflejos en el agua, el oleaje), de Ernesto Sarasa.
‘Hambre’ es Miguel Ángel Berna y su compañía en estado puro. ‘Hambre’ es una función que tiene los ingredientes de siempre, la tradición de la jota y el deseo de renovarla y de volverla más contemporánea. La función se organiza mediante secuencias de baile, con una coreografía muy vistosa y equilibrada, en la que hay homenajes a la tradición popular aragonesa, al universo de Goya –a sus majas y creo que a los fusilamientos-, incluso hay una suerte de duelo entre Berna y uno de sus bailarines. Todo fluye con convicción y plasticidad, con un cuerpo de baile cada vez mejor, más sólido, y un hermoso regalo: los jóvenes alumnos de Miguel Ángel Berna, que salieron y bailaron sin complejos, con gracia y con sosiego.
El espectáculo funciona. No es fácil ver el hilo conductor, de escena a escena, que quizá sea leve. El auténtico hilo conductor es el de la música y el baile: la Orquesta Reino de Aragón, afinada y muy profesional, y por supuesto Berna y también Manuela Adamo, con quien se marca un sugerente y sensual paso a dos, y el grupo de bailarines.
La jota está ahí. Por todos los poros. Pero también hay fogonazos flamencos. El universo legendario y romántico de la España del XIX. La España de la Dolores y Agustina de Aragón. La España convulsa del siglo XX. La España herida que enamoraba a los músicos extranjeros. La idea misma del pueblo: ‘Hambre’ también es dolor, desgarro, miseria. ‘Hambre’ es el deseo de redención y de libertad. ‘Hambre’ es un diálogo con el patrimonio cultural. Miguel Ángel Berna vuelve a ser generoso y logra un espectáculo estupendo, maduro, compartido, laborioso, que a más de uno se le quedó corto. El coro entona: “Aquí se canta la jota”. Se canta, se baila, se protege y se hace tierra, retrato y rito.
La Sala Mozart del Auditorio estaba llena. Al final, el público se levantó y premió la entrega de todos, desde Miguel Ángel Berna, que se da una auténtica paliza, y sus bailarines hasta la Orquesta Reino de Aragón. Aunque parezca exagerado, en la función del sábado se produjo una auténtica apoteosis, con el público en pie con atronadores y largos aplausos.
LA FICHA
‘Hambre’. Compañía de Miguel Ángel Berna, Orquesta Reino de Aragón y Coro Amici Musicae. Dirección artística y coreografía: Miguel Ángel Berna. Dirección Musical: Ricardo Casero. Bailarines: Miguel Ángel Berna, Manuela Adamo, Estíbaliz Barroso, Sofía Berna, Mónica Gómez, Kenji Matsuyama, Pablo Pérez, Yasmina Sánchez y Álvaro Alaya. Con la participación de los alumnos de la Escuela Municipal de Música y Danza del Ayuntamiento de Zaragoza. De viernes a domingo 30 de septiembre. Auditorio de Zaragoza.
*La foto de Miguel Ángel Berna y Manuela Adamo, en ’Hambre’, es de Jaime Oriz.
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