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Antón Castro

JAVIER CALVO HABLA DE 'SIN COBERTURA', SERIE DE ARAGÓN TV

JAVIER CALVO HABLA DE 'SIN COBERTURA', SERIE DE ARAGÓN TV

[El jueves, a las 21.35, se estrena la serie ‘Sin cobertura’, de seis capítulos sobre la despoblación, la memoria, la soledad del mundo rural y las nuevas iniciativas. Javier Calvo Torrecilla es director y productor del proyecto, y coguionista con Antón Castro, que explora con distintos personajes las razones del aislamiento, los recuerdos y la aventura del retorno. La periodista madrileña, vinculada con Aragón, ha escrito en varios medios, entre ellos en ‘Artes & Letras’ de ‘Heraldo’ de Arte y literatura y de cine, Alondra Ramos, conversa con Javier Calvo.]

 

Por Alondra RAMOS

-¿Cómo surgió ‘Sin cobertura’ ¿Qué pasó por tu cabeza, qué hechos, qué detalles perfilaron la idea?

Siempre he llegado a mis proyectos personales por una motivación que está pegada a mi vida. Una preocupación, una pérdida, una ilusión…se han traducido en historias e imágenes.

Hace tres años comencé a preguntarme si la sociedad en la que vivo y sobre todo, la sociedad en la que van a vivir mis hijos, va a ser como debiera. Es decir, una sociedad donde el eje central no sea el consumismo y la rapidez. No quiero ser agorero, pero pinta que la generación de mis hijos va a ser la primera generación después de la guerra civil que viva peor que la anterior.

Ante esas inquietudes o preocupaciones comencé a pensar en la idea de buscar un pueblo y lo que encontré fue desolador. Pero recuerdo sobre todo una foto que es el germen de la serie. Un pueblito deshabitado de Teruel, El Campo, y la pizarra de su colegio. Comencé a imaginar la vida pasada en ese pueblo, las risas de los niños, los padres que venían a recogerlos; los ecos de ese pueblo se escuchaban a través de esa foto.

A partir de ahí, decidí que había que hacer algo, que quería contar la historia de estos pueblos.

-¿Cómo la fuiste desarrollando, cómo creció?

Me documenté muchísimo sobre las diferentes tipologías de pueblos que abarca la serie, despoblados, en vías o con un peligro claro de despoblación e incluso pueblos que están teniendo una segunda oportunidad por el turismo o por iniciativas curiosas.

Sin darme cuenta la sombra de La Lluvia Amarilla planeaba sobre el proyecto. Es un libro capital en la literatura en general y en el tema de la despoblación en particular. Al comienzo del proyecto no pensé en rodearme de caras conocidas, pensaba hacer un documental o una serie pero de un modo tradicional, acercándome a esos pueblos, a las calles y campos vacíos. Pero me di cuenta de que estaba entrando en un terreno excesivamente dramático. A mí me apetecía contar los pueblos desde otra mirada no exenta de realidad, pero poniendo en valor la vida rural, la pasada y la actual; y aquí es donde pensé en personajes que nos contaran sus vivencias en pueblos.

-¿Fue siempre una serie documental?

Sí, pero con un formato diferente. Al principio nació siendo un documental tradicional, después pensé en la serie y en los personajes que nos acompañarían.

 

-¿Tenías alguna idea en la cabeza, algún modelo, español, europeo, norteamericano?

No, he de decir que casi nunca he trabajado siguiendo un modelo o influencia clara para ninguno de mis proyectos. Lo que soy y lo que hago es el fruto de décadas viendo cine, leyendo, escuchando música, en definitiva, viviendo, que es de donde se nutren mis proyectos.

De hecho, cuando estoy trabajando en un proyecto no me gusta ver nada que pueda tener que ver con lo que estoy haciendo en ese momento. Siento que, en el momento en el que está naciendo algo, debes hacerlo con el impulso y las ideas que tienes y en esos momentos te sientes quebradizo, hipersensible a todo lo que te rodea; ver algo que pueda perturbar tu idea no es un buen negocio.

-El hecho que de apenas hubieras trabajado en Aragón y en particular en Aragón TV, ¿fue otro estímulo o un desafío?

Aunque mi familia procede de La Rioja, yo nací en Zaragoza. Con el paso del tiempo los vínculos con este territorio se han hecho más fuertes y estaba deseando desarrollar un proyecto aquí, ya que siempre había trabajado fuera.

Cuando comencé a documentarme sobre los pueblos aragoneses entendí que era una realidad que había que contar, y pronto, porque la despoblación y las ruinas nos acechan peligrosamente. Es necesario reivindicar y guardar la memoria de estos lugares.

Presenté el proyecto a Aragón TV y mostraron mucho interés. Les encantó la idea y la propuesta de la serie y me apoyaron desde el comienzo.

-Has hecho cortos, documentales de música, publicidad… ¿Cómo ves tu trabajo, qué tipo de cineasta serías?

Creo que hay que dividir entre las obras personales y las de encargo. Aunque en cualquier obra siempre asoma tu personalidad, en publicidad por ejemplo es bastante difícil dejar tu patente ya que todo el proceso es muy encorsetado.

Mi manera de mirar es natural, me gusta que la cámara sea invisible, que no sea mecanizada, que los planos tengan el vigor y la sorpresa que tiene la mirada humana. Me gusta que la cámara siempre vaya detrás de la acción, que nunca la anuncie.

Mis proyectos personales tienen que ver por un lado con el cine y las historias que me han hechizado desde pequeño y por otro lado, con los paisajes que han modelado quien soy.

En toda mi trayectoria, la naturaleza es un elemento clave, esa idea de permanencia me sobrecoge, me hace sentir pequeño y me fascina su misterio.

Es muy fácil ver cualquier plano mío y ver el detalle por la naturaleza y cómo el personaje se relaciona con ella.

-Desde un punto de vista de contenido, de mirada, de enfoque social y sociológico, ¿qué sería ‘Sin cobertura’?

Sobre todo una mirada a la vida rural desde el respeto y el elogio, además una loa a un pasado muy cercano en el calendario pero no en la forma de vida, que ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Pero también es una puerta abierta a una vuelta a esa vida para las generaciones futuras.

-¿En qué momento apareció Antón Castro, por qué pensaste en él, qué querías que hiciera?

Desde el comienzo. Conocía y admiraba la obra de Antón pero apenas nos conocíamos personalmente. Pero algo me decía que transitábamos por universos parecidos.

Antón posee una sensibilidad extraordinaria, le gusta escuchar y aprender, quiere a todo el mundo y a todas las cosas y es capaz de ver poesía en cualquier detalle.

La serie tenía que tener esa poesía y Antón lo logra de un modo natural, nada forzado.

-¿Cómo se eligieron los pueblos y los protagonistas?

Ha sido muy complejo, era un auténtico sudoku. Por un lado quería mostrar las tres provincias aragonesas, por otro lado había que buscar personajes que tuvieran vinculación con pueblos y que éstos vivieran el tema de la despoblación. Había que combinar estas variantes con las agendas de los personajes que hemos tenido, como digo un auténtico desafío.

 

-¿Quiénes fueron las primeras personas receptivas a un proyecto así?

Luis Alegre y Llamazares fueron los primeros que vinieron sin dudar. Después Itziar Miranda, Gervasio Sánchez, Lucia Camón y Jesús Vallejo; todos acogieron la propuesta con mucho cariño, lo difícil fue encontrar días libres para rodar.

La serie se comenzó a rodar en abril y hemos terminado en diciembre y ello se ha debido a la dificultad de las agendas de los invitados.

-¿Cómo podrías resumir cada capítulo, son iguales, ofrecen perfiles semejantes?

El nexo común de toda la serie es la despoblación pero cada episodio tiene acentos o matices diferentes.

Ainielle es el episodio más dramático, la ausencia total, la nada. Estadilla es la reivindicación de la infancia en un pueblo y cómo eso moldea la personalidad de la gente, en este caso de Itziar Miranda. Lechago, con Luis Alegre, es el emocionante  repaso a la memoria personal y por ende a la memoria colectiva de un pueblo. Torralba de Ribota es la ilusión por ofrecer un tipo de vida diferente y la oportunidad de una segunda vida para estos pueblos de la mano del arte. Belchite habla de como la guerra civil y otras guerras provocan migraciones, además de mostrar la dureza de una tierra desolada por la despoblación. Loscos se centra en el orgullo y el amor por un pueblo y cómo afrontar de un modo optimista y creativo un problema real.

-¿Cómo se han portado los personajes principales, qué destacarías de cada uno?

De todos destaco su bondad y cercanía. Si tengo que definir en pocas palabras a cada uno de ellos…Luis Alegre sería la memoria, el cariño conmigo  y el amor a todo lo que significa su pueblo y su gente. Llamazares es la hondura de pensamiento sin barroquismos y, también, el humor. Itziar Miranda es la inteligencia y la sensibilidad a flor de piel.  Gervasio Sánchez, la experiencia y contundencia fruto de todo lo que ha vivido. Lucia Camón, la ilusión por demostrar que hay otras vidas posibles, y Jesús Vallejo, la cercanía y una maravillosa y cautivadora ingenuidad.

-¿Qué aportan las otras voces, cómo te las has planteado? ¿Qué crees que dan?

Nos dan legitimidad en nuestro discurso. Yo no soy sociólogo ni especialista en la despoblación y me daba miedo y pudor proclamarme el adalid de la causa.

Contar con expertos en despoblación o con personas que viven el problema a diario, legitima y da seriedad a la serie.

-¿Cabría hablar, de algún modo, en una corriente de retorno a la vida rural?

Me encantaría, creo que de hecho que es la única opción viable para el futuro. Volver a las cosas pequeñas, a una vida en la que la clave sea necesitar poco para vivir feliz.

Hay experiencias aisladas que nos están enseñando que es posible, pero existe mucho miedo a salirse de una vida tradicional y ordenada.

-En el capítulo de conclusiones, ¿ha sido todo cómo te esperabas? ¿Te has llevado sorpresas?

Ha sido mejor, mucho mejor. He aprendido mucho de mucha gente y conocido lugares maravillosos. Existe mucha más belleza en nuestra tierra que los núcleos clásicos de turismo, por ejemplo, los pueblos de la sierra de Oriche me cautivaron.

-¿Se desmitifica algo aquí?

Sí, dos cosas que nos dicen nuestros personajes. Llamazares dice en su episodio algo que yo siempre había pensado. Que la naturaleza es mucho mas fuerte y más grande que nosotros y que ha estado y estará después de nosotros. Así pues el problema de la despoblación mirado desde una perspectiva humana es muy grave, pero si lo miramos con una mirada más amplia, desde la naturaleza, no deja de ser una pequeña mota de polvo.

Y por otro lado, una visión diferente de la despoblación que aporta Luis Antonio Sáez, Catedrático de Despoblación de la Universidad de Zaragoza. Él nos decía que hablar de despoblación y pensar en términos aritméticos tal vez sea un error y que en un pueblo hoy con 100 habitantes se puede vivir mejor que en uno con 500 hace 50 años y que la gente puede ser feliz.

 -¿Cómo debe ver la gente una serie así?

Con calma y con atención a lo que se dice y se muestra. El espectador se tiene que sentar como cuando ve una película, no tener la tele encendida de fondo y mirarla de vez en cuando. Por otro lado, vivimos en unos tiempos en los que habitualmente se grita. Se grita en la calle, en las redes, en la tele, en la radio…y nadie escucha. La serie es una apuesta por el placer de escuchar a personas que tienen algo interesante que contar y, por momentos, de escuchar incluso el silencio.

-¿Querrías decir algo del equipo?

Que la serie es de todos, siempre he entendido este trabajo como un trabajo de equipo y nuestro proyecto es un ejemplo claro de ello. Todos me han seguido, creído y remado en la misma dirección. Casi todas las personas que han trabajado son amigos míos hace décadas, hemos compartido trabajo y vida y existe una complicidad en la forma de trabajar natural.

José Carlos Ruiz, el director de foto es y, él no lo sabe, una de las mejores miradas que existe, tiene una sensibilidad innata. Jon Arteagabeitia sigue su estela y es alguien que siempre quieres que juegue en tu equipo. Javier Estella es la sensatez y la armonía, Teresa Adame la experiencia y la emoción.

En el equipo también ha habido personas con las que no había trabajado nunca y ha sido una grata sorpresa. Los Parpadeo son chicos jóvenes, con muchas ganas de escuchar y aprender. Ana Bruned es una gran profesional y una maravilla para unir equipos. Y mi descubrimiento, Ernesto Tejedor, es la juventud, el comerse el mundo y creer con decisión en el proyecto.

Y capitulo aparte, Antón Castro. Solo puedo hablar bien de todo lo que ha dado al proyecto en general y a mí en lo particular. Es un hombre bueno en el amplio sentido de la palabra. Con humildad y profesionalidad, se ha puesto al servicio del proyecto, poniendo siempre en primer término la historia que estábamos contando, el pueblo que visitábamos y los personajes que nos acompañaban.

 

*La serie 'Sin Cobertura' se estrena el jueves 10, a las 21.35 en Aragón Televisión y arranca con el capítulo de Ainielle y Julio Llamazares, el lugar donde transcurre 'La lluvia amarilla', novela que acaba de cumplir 30 años. Este proyecto lo apoyó, desde el primer instante, el director anterior de la CARTV, Pepe Quílez, y lo han asumido con entusiasmo y cariño los nuevos responsables: Teresa Azcona y Carmen Ruiz Fleta.

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