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Antón Castro

'EL QUIJOTE WELLES' DE SÁNCHEZ VIDAL

'EL QUIJOTE WELLES' DE SÁNCHEZ VIDAL

narrativa Agustín Sánchez Vidal escribe, mediante el ardid de sucesivas entrevistas, la novela de la vida y obra del cineasta

En la sala de montaje con Orson Welles

Uno de los personajes más complejos e inagotables de la historia del cine y del teatro es Orson Welles (1915-1985). Su figura se ensancha en multitud de direcciones: fue actor, director teatral, guionista, un estupendo dibujante, montador y uno de los cineastas más fascinantes y ambiciosos de la historia, autor de una película que revolucionó el universo de la imagen como ‘Ciudadano Kane’. Esa obra, como un diamante único, se alza en medio de otras joyas, en absoluto menores.

A Agustín Sánchez Vidal le interesa el personaje desde hace muchos años, y siempre había querido convertirlo en materia de ficción. En sustancia novelesca. El resultado es ‘Quijote Welles’, un título que tiene varias lecturas: a Orson Welles siempre le interesaron mucho la novela y el personaje de Cervantes, y a la vez podría deducirse un poco que en toda su existencia, en su vida y especialmente en su obra, Orson Welles fue un auténtico Quijote. Y un Sancho también. Un rebelde con causas, un hombre inquieto e inteligente, con un gran carisma, azotado por multitud de sombras y matices de ansiedad.

Sánchez Vidal se ha propuesto armar una novela del personaje. Y lo hace en torno a varios ejes: el retrato de una complejidad absorbente, el paseo minucioso por su existencia (uno de los momentos más reveladores es cuando el propio cineasta cuenta sus años con Rita Hayworth y hace el retrato de una mujer vulnerable que viaja a Sevilla, que siente constantes celos, justificados, su desamparo esencial) y por su obra (viajes, etapas, rodajes), y la porfía por llevar al cine la novela de Cervantes. Welles sintió una insondable pasión española: adoraba los toros, tenía una relación de rivalidad y suspicacia con Ernst Hemingway, en el libro teoriza sobre la fiesta y habla de Ordóñez o de Belmonte con conocimiento de causa, se siente fascinado por Goya y las Pinturas Negras, por Velázquez y Calderón, le gustan los vinos y halla constantes caminos de ida y vuelta de lo llevan y traen desde el Siglo de Oro a nuestros días. Además, le enamora, como a Hearst, la bella ciudad de Ronda.

La novela como entrevista

Sánchez Vidal, premio de las Letras Aragonesas de 2016 y premio Espejo de España de 1988, organiza su novela de 668 páginas en 17 capítulos y en forma de entrevista. La periodista Barbara Galway decide redactar la biografía del autor que adoraba a William Shakespeare y para hacerlo se cita con Welles y con multitud de personajes que lo conocieron, que trabajaron y que discutieron con él. Y así, diálogo a diálogo, avanza un libro que también es una historia cultural de Hollywood y del propio cine, un exhaustivo retrato de un personaje irreductible, autodestructivo y obsesivo.

El rodaje de ‘El Quijote’ se prolongó durante 12 años, desde 1957 hasta 1969, y al final la montaría Jesús Franco, con voz en la novela. ‘Quijote Welles’, con su carrusel de incidencias y cambios de ánimo de Orson Welles, tiene un correlato evidente con los hechos conocidos, con las biografías y declaraciones del realizador, y en ese sentido tiene algo de palimpsesto, pero ante todo es un libro de ficción, un ‘collage’ tejido con revelaciones, apuntes, anécdotas, que se enriquece con diarios y con fragmentos del guión real y del imaginado por el novelista.

En algunas ocasiones, algunos personajes sugieren que el guion de la película se escribía sobre la marcha, y Sánchez Vidal, desde el inicio, no elude el vínculo cervantino con Zaragoza. Uno de los grandes momentos del libro es el diálogo, que no llegó a darse en la realidad, entre Salvador Dalí y Welles; el cineasta se enfrentó a una criatura brillante y escurridiza al que no era fácil seguir, pero que le divertía mucho.

El guionista y novelista Peter Viertel le dice a Barbara Galway: «Es imposible resumir la personalidad de Orson en unas pocas palabras. Lo primero que me viene a la cabeza es algo que decía mi padre. Aseguraba que en este mundo hay personas que se pasan la vida buscando la muerte, mientras que otros buscan desesperadamente la vida. Él es una sorprendente y explosiva mezcla de esas dos actitudes, por un lado, una creatividad desbordante y, por otro, una actitud profundamente autodestructiva. Hay algo que le atormenta, no acaba de acomodarse a las limitaciones de este mundo y eso le carcome por dentro, le produce un vacío interior, una especie de pozo que trata de llenar no solo con el alcohol, la comida o el sexo, sino sobre todo con trabajo».

El contador de historias

En la novela hay teoría, filosofía y claves de la creación y un copioso anecdotario; el propio Viertel revela su admiración por Ford: «Lo que más le impresionaba de John Ford era su capacidad para rehacer el pasado como un mito. A menudo, sus vaqueros vienen a ser una versión actualizada de los caballeros andantes».

Orson Welles rodó mucho en España, que se convirtió en un escenario esencial y sentimental para él. Una de las películas que grabó fue ‘Una historias inmortal’, basada en el cuento homónimo de Isak Dinesen. Al evocarla, le dice a Barbara Galway: «Yo me considero por encima de todo un contador de historias, como esos que frecuentan los zocos árabes. Esa es mi inclinación natural y mis películas suelen contener ese tipo de relaciones primordiales».

Sánchez Vidal le hace a Welles un inmenso homenaje con sus mismas armas, entre ellas el periodismo: ordena el puzle de los hechos y de los sueños en un libro que invita a entrar sin miedo y a quedarse en sus pasadizos con tantas criaturas inolvidables.

Antón Castro

 

literatura y cine

Quijote Welles

Agustín Sánchez Vidal.
Fórcola. Colección Ficciones. Madrid, 2020. 668 páginas.

 

*La foto de Agustín Sánchez Vidal es de José Miguel Marco. 

 

 

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