EL VERANO Y SUS PASIONES / 12. RICARDO GARCÍA PRATS
EL VERANO Y SUS PASIONES / 12. RICARDO GARCÍA PRATS
Ricardo García Prats: "El cura de Puertomingalvo creó un teleclub e íbamos a ver ‘Rin Tin Tin’"
El director del Museo Salvador Victoria de Rubielos reconstruye sus viajes a Londres, París o Roma, y evoca su infancia turolense
Ricardo García Prats (Puertomingalvo, Teruel, 1947) es el actual director del Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora. Crítico de arte, ha estado muy vinculado al Festival de Cine de Huesca y al palacio Montcada de Fraga, donde vive, en el que ha montado numerosas exposiciones. Ha sido comisario de muchas exposiciones.
1. ¿Cómo será su verano tras la pandemia? ¿Tiene muchos viajes aplazados?
La pregunta me lleva primero a reflexionar sobre la pandemia. Creíamos, al menos yo, que la COVID-19 iba a ser una cosa breve, quizás dos o tres meses; después vimos la gravedad y seriedad de la pandemia. Especulamos con el tiempo de la llegada una vacuna que pusiera freno a la enfermedad, el verano pasado había que estimular, si no toda la economía, al menos una parte y con la llegada del otoño empezaron las recaídas y los contagios, vinieron las fiestas de Navidad y otra vez los contagios. Pero ya se anunció la vacuna en sus distintas variedades, si bien al principio la escasez de las mismas hacía dudar acerca del objetivo de que en julio estuviera el 70 % de la población europea vacunada y ahora que estamos en julio parece creíble que se alcanzará el objetivo. Pero llegan las fiestas y los contagios vuelven. En fin, una pesadilla que se alarga mucho más de los previsto. Este verano tras la pandemia será discreto, si acaso viajes cortos en el tiempo y no muy lejanos en el espacio. Los viajes aplazados aunque no los realice este verano, sí que están en espera. En España me falta conocer bien Extremadura, sólo conozco Trujillo y Mérida de paso en un viaje a Portugal y están pendientes de ver Cáceres, Plasencia, Guadalupe, el Valle del Jerte, las dehesas donde pacen los cerdos ibéricos. En el exterior está aplazado un viaje, junto con Pilar, mi mujer, a Moscú y San Petersburgo y otro a Perú para conocer la cultura de los Incas y una gastronomía de la que nos han hablado muy bien.
2. ¿Qué significa el verano para usted?
El verano es descanso, es un cambio de ritmo, es momento de fiesta, de estar con los amigos y con la familia alrededor de una comida o compartiendo una cerveza o un refresco en una terraza, si es con unas tapas, mucho mejor. Es también tiempo de leer una buena novela, un ensayo. Es tiempo de realizar algún viaje, como he dicho anteriormente. Cuando hace ese color sofocante, de tarde hay una actividad que me seduce y es el cine al aire libre, cosa que deberían tener más en cuenta los programadores culturales de los ayuntamientos.
3. ¿Dónde veranea? ¿Es de playa, de montaña, de ciudad o de pueblo?
Cuando era un chaval o adolescente yo vivía en Teruel y si bien iba a la piscina, leía literatura, poesía y demás, mis padres, que tenían un bar, me razonaban que los estudios costaban dinero y que debía colaborar trabajando en el bar. Lo veía de lo más natural y razonable. Pero recuerdo que algunos compañeros durante el verano cambiaban de vivienda y veraneaban en zonas próximas de la ciudad. Mis padres cerraban por vacaciones unos quince días y el destino era la población natal de Puertomingalvo y a veces unos días lo pasábamos en Oropesa del Mar (Castellón) en el apartamento de unos tíos. Ya, cuando estudiaba en la Universidad de Zaragoza, primero y de Barcelona, después, ya me hice algunos viajes a Reino Unido, a Francia y Bélgica. Desde entonces los viajes han estado bastante presentes en mi vida. Tengo la suerte de que a mi mujer le gusta mucho viajar.
4. ¿Qué le dicen las piscinas?
Las piscinas me gustan poco, entiendo que son necesarias para el relax de mucha gente, pero a mí no me satisfacen, prefiero la grandeza del mar, su murmullo, sus olas, el choque de éstas contra las rocas. Ese infinito del mar en su lejanía es muy sugerente.
5. ¿Cuál ha sido el viaje de verano de su vida?
Quizás el de dos meses que estuve en Inglaterra, creo que en 1972. Había estudiado dos años inglés en la Escuela de Idiomas y el programa era acudir a una academia de inglés en Londres y otra parte del día buscar trabajo en algún restaurante fregando platos. Se trataba de ir a unas oficinas de colocación que cobraban una pequeña cantidad de dinero y te enviaban a un restaurante a trabajar. Las situaciones eran de lo más variopintas y era habitual cambiar de lugar de trabajo. Conocí Londres, sus museos, sus calles, el bullicioso Soho, el castillo de Windsor, Cambridge. Viajé al sur cerca de Southampton a un Festival Hippy, que no fue nada interesante. Londres era una ciudad abierta, cosmopolita y libre en comparación con la sorda y apagada España de la época franquista. Ya a principios de septiembre y tras pasar los controles de estancia turística en el Reino Unido y habiendo ahorrado algo de dinero regresé a España, pasando por París. Vuelo barato desde Heathrow a París, tres noches en un albergue de un convento, visita rápida de la capital de Francia y en un tren nocturno llegué de mañana a Hendaya Lo primero que vi al pasar a España fue un control policial con uniformes de gris. Tomé otro tren hasta Pamplona y aquí hice autoestop con el objetivo de llegar a Zaragoza, donde tenía amigos que me podían ayudar. Me paró un joven parisino que iba a Madrid por Soria y le convencí de que la mejor ruta era por Zaragoza. Me sorprendió que en aquel momento hablaba mejor el inglés que el francés estudiado en el Instituto, lo cual me satisfacía para justificar en casa que el viaje había sido fructífero. Con el que me recogió en autoestop hablamos en inglés y yo agradecido, al llegar a Zaragoza le hice con su coche un recorrido turístico por Zaragoza que le satisfizo. Creo que se quedó a dormir en la ciudad.
6. El verano está asociado a la infancia y a la adolescencia, a los ritos de paso. ¿Hay algo especial para recordar?
Es natural esa asociación entre verano y la infancia y adolescencia porque son las épocas que más influyen en la vida. Los jóvenes son como esponjas y el verano es un momento de disfrute y libertad que no se encuentra en la rutina de los meses de clases y estudio. Siempre hay cosas que recordar. Recuerdo con especial cariño los primeros años en que se propagaba la televisión, muy distinta de la dinámica televisiva actual. El cura de Puertomingalvo, con buen criterio, creó un teleclub y, como todavía no tenía la gente el aparato de TV, había un horario para ver programas por las tardes que eran muy interesantes; recuerdo una serie de un perro, ‘Rin Tin Tin’, y también recuerdo los anuncios del refresco Kas, del Colacao y de otros. Era la época en que empezaba la tecnificación de los hogares, con la lavadora, las cocinas de gas o eléctricas y las neveras. Empezaba en España el ‘desarrollismo’. Luego vino el turismo, el turismo extranjero, las playas y el bikini.
7. ¿Cuál es su mejor recuerdo de vacaciones?
Los juegos con los amigos, las travesuras infantiles, los aparentes “secretos” que siempre o casi siempre nos descubrían los mayores. Las vacaciones son algo de playa, viajes, charlas interminables, mucha relación social. Viajes de una cierta duración, de al menos un mes, recuerdo un viaje a Francia, cerca de París, con la escusa de perfeccionar el francés, otro tanto ocurrió con Italia para perfeccionar las conversaciones en italiano. Esta estancia se desarrolló durante mes y medio en Roma. Tenía interés en la lengua, asistía a clases durante cuatro horas por las mañanas y todas las tardes las dediqué a visitar la Roma monumental, la Piazza Navona, Le Terme, il Colosseo, il Vaticano, i Musei Vaticani, la Capella Sistina, Piazza di Spagna, iglesias mil. Creía que lo había visto todo y me quedaron muchas cosas que visitar, pero guardo gratos recuerdos. Roma es una gran ciudad con muchos gatos, un poco caótica pero merece la pena. Y hay una variada y excelente cocina, más allá de la pasta y las pizzas.
8. ¿Qué tipo de lecturas, u otras actividades, realiza estos días?
He estado bastante ocupado con la preparación de dos magníficas exposiciones. Una de Patricia Allende que lleva la fotografía a la abstracción, a delirios de imaginación de planetas, universos. Es una especie de realidad inventada que nos sugiere muchas cosas. Ésta se puede visitar hasta el día 12 de octubre en el Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora. Estoy preparando otra para la Sala de la Villa de Puertomigalvo de Gonzalo Tena, con obras prestadas del Museo de Teruel, del Museo Salvador Victoria, del propio artista y de un coleccionista exquisito de Teruel que se llama Antonio Pérez. Se inaugurará el día 25 de julio a mediodía, un día que es domingo y propicio para viajar. Pero todavía me queda tiempo para leer cosas interesantes. Me regalaron en Navidad un librito que leí vorazmente y que en estos días vuelvo a leer con sosiego y tranquilidad. Además su autor ha sido para mí un descubrimiento. Se trata de ‘El elogio de la sombra’ del japonés Junichiró Tanizaki. Todo un clásico, conocedor de oriente y occidente y que analiza que en la arquitectura oriental, en los jardines, en las casas de Japón se valora más la sombra que la intensa luz que se da en occidente. Siempre se aprende de los orientales, quizás vayamos un poco atrasados en aprender sus enseñanzas. También he visto películas. Los hijos nos regalaron Netflix y hemos viso series como ‘Gambito de Dama’ y ‘The Crown’.
9. ¿Qué película está asociada a un verano inolvidable?
‘Las bicicletas son para el verano’, película de Jaime Chávarri, basada en la obra de teatro homónima de Fernando Fernán Gómez
10. ¿El disco o la canción o las canciones de verano?
‘Eva María se fue’, ‘Fiesta’ de Rafaela Carrá, recientemente fallecida, ‘La barbacoa’, ‘Macarena’ de los del Río, ‘Chiquitita’ de Abba, etc.
11. ¿Cuál ha sido el gran personaje de esta época del año?
Relaciono a Donald Trump con la pandemia y a Joe Biden como símbolo del final de la misma y las vacunas.
12. ¿Internet y los móviles han hecho mejor las vacaciones?
Las nuevas tecnologías son en principio buenas. Nos condicionan. Internet es algo ya imprescindible para casi todo el mundo. Viajamos con un ordenador portátil, buscamos un wifi para conectarnos y todo el mundo lleva un teléfono móvil en el bolsillo o en el bolso. Otra cosa es la cuestión acerca de si con esas nuevas tecnologías estamos mejor o peor que antes. Es distinto; no se puede ir a contracorriente.
13. ¿Cuáles son los conciertos de su vida?
Recuerdo uno en Berlín, en La Filarmónica, con la VI Sinfonía o ‘Pastoral’ de Beethoven; lo recuerdo gratamente, también por el magnífico edificio diseñado por el arquitecto Hans Scharoun. Recuerdo la inauguración del Liceo de Barcelona tras el incendio que lo destruyó con la ópera ‘Turandot’ de Puccini, en la que actuaba el tenor aragonés Santiago Sánchez Jericó.
14. ¿Cuál es la más extraña o sorprendente anécdota veraniega vinculada a su profesión?
No hace mucho tiempo, cuando ejercía de profesor de Instituto de Historia e Historia del Arte, una vez que habíamos entregado a finales de junio las notas a los alumnos, un tutor de un curso de segundo de bachillerato me dice que un alumno que ha suspendido Historia quiere una revisión del último examen. Lo recibo a la hora convenida del día estipulado y llega el alumno acompañado de su madre. Le explico las razones del suspenso, los fallos y las lagunas que he encontrado y, en vez de defenderse el alumno, me replica la madre que todo lo que ha escrito su hijo está bien. Viendo que la madre no tenía ni idea de nada, le pregunto por su profesión, que nada tenía que ver con la historia y, además, le digo que yo no le tengo que explicar nada a ella y sí a su hijo. Se levantaron y se fueron enfadados y sin razón.
15. ¿Cuál es la más bella o inverosímil aventura de sus veranos?
El regreso de Londres a Zaragoza pasando por París, algo que denota poca reflexión pero que salió bien y fue divertido. Sólo se puede actuar así en la juventud.
0 comentarios