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Antón Castro

'TODA LA LUZ DEL MUNDO' DE ÁNGEL GUINDA

'TODA LA LUZ DEL MUNDO' DE ÁNGEL GUINDA

[El pasado jueves, media hora antes de que Miguel Mena presentase Piedad, Ángel Guinda rodeado de traductores y de íntimos amigos, presentaba Toda la luz del mundo. Minimal love poems, editado por Olifante y traducido a 23 lenguas europeas. Manuel Martínez Forega es el responsable de una extensa y trabajada introducción: Forega es uno de los compañeros de viaje casi permanente de Ángel, jubilado este año de la enseñanza. En este momento, recién cumplidos los 60 años, Ángel Guinda es el poeta de referencia para las nuevas generaciones, igual que le sucede a Manuel Vilas, cuya lírica es admirada por poetas bien distintos a él, cuando no antagónicos: Ana Muñoz Manzana o Fernando Sarría. Éste es uno de los libros  más bellos y esculpidos en el buril de la beldad de Ángel Guinda, un libro-poema, un episodio de amor y claridad.]

 

Copio aquí este poema de un único verso por página.

 

Luce pura absoluta

Piero Manzini

 

Para saber qué es la lejanía he llegado a este mar.

 

Lo inalcanzable me hace señales desde el horizonte.

 

He movido la noche para que cante el sol.

 

Qué laberinto la luz.

 

Luz alud.

 

¿Eres la luz del invierno o el invierno de la luz?

 

Eres la lejanía, que me cerca.

 

Tus ojos tienen música, tus ojos son la mano de la luz.

 

Si tus manos se callan, ciegas se volverán las cosas.

 

Abre los ojos, para que amanezca.

 

Mancha la luz tu luz.

 

Con antorchas de frutas trajiste la mañana.

 

Toda la luz del mundo pasa por tu mirada.

 

Tu mirada incinera la basura del mundo.

 

Una casa nos llama con su abrazo de puertas.

 

Tu piel es la profundidad de mi deseo.

 

Bajo la escarcha de tu piel un vendaval de soles.

 

Donde crece la hierba aguarda tus caricias.

 

Qué insaciable beber un agua que tiene sed.

 

Tu cuerpo desnuda la belleza del fruto.

 

Hace la luz más aire el aire del jardín.

 

Entro en tu cuerpo como en un museo.

 

Con con.

 

Nieva sobre el rubí.

 

Ebrio de ti qué lucidez insomne.

 

No había leña para tanto fuego.

 

Te amo mortalmente: para resucitar.

 

¿Qué es toda la luz del mundo comparada con el mundo de la luz?

 

El mundo de la luz es de otro mundo.

 

Voy por la casa apartando sombras porque falta tu luz.

 

¿Sólo el adiós acerca?

 

En pie todo el esplendor de los ocasos.

 

Hacia la plenitud de un gran claro que llega.

 

He cerrado los ojos para ver.

*Éste es un autorretrato de Agnes Dherbeys.

 

 

2 comentarios

Niggerman -

Buenas tardes, Dalton. Acabo de pasarme por tu blog, a raíz de esta entrada.

No sé qué pensar, la verdad... Tampoco a mí me parece ésta la mejor obra, o pieza, de Ángel Guinda, un poeta de muy alta cota que aquí se ha dejado llevar por... no sé, tal vez el deslumbramiento de la palabra. Digámoslo así. En cualquier caso, es buen poeta Guinda, y su trayectoria tan interesante, intensa y prolongada que no necesita mayor reivindicación. Otra cosa es la que tenéis liada ahí en el forillo de debate. No sé yo si eso conduce a alguna parte... Hombre, entretenido sí es, pero vaya...

De todas formas, recibe mis saludos.

Dalton Bert -

Hay dos cosas cojonudas en tu entrada: la primera, tu lectura como "un poema de un único verso por página". La otra, la errata donde pones "¿Sólo el dios acerca?"
En mi blog (daltonbert.blogspot.com) he puesto alguna apreciación más sobre esta "obra" de Guinda.
Saludos