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Antón Castro

HISTORIA DE UNA AMISTAD LITERARIA

HISTORIA DE UNA AMISTAD LITERARIA

Vargas Llosa: el Nobel generoso

 

Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de Literatura, siempre se ha destacado por su generosidad: es un lector apasionado de Flaubert, Victor Hugo, John Dos Passos... O del recién galardonado Javier Cercas. Y también de Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960). Cuando el narrador publicó su libro ‘Enterrar a los muertos’ (Seix Barral, 2005), uno de sus primeros y más entusiastas lectores fue Vargas Llosa: adquirió el volumen, lo leyó fijándose en pequeños detalles y llamó a Toni Munné –responsable de la edición de sus ‘Obras Completas’ para Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg- para que le concertase una cita con el novelista. Mario Vargas y Patricia Llosa los recibieron en su casa de Madrid, solicitaron el servicio de un restaurante peruano y departieron de lo divino y lo humano con Pisón, con Toni Munné, con la traductora y agente literaria Mónica Martín y con Javier Cercas. Mario Vargas Llosa preguntó numerosos detalles del protagonista del libro, el escritor y traductor José Robles Pazos, represaliado por los suyos y desaparecido, y por Dos Passos, al que había vertido al español. Vargas Llosa siempre hace sentir importante a su interlocutor: apela a la inteligencia y se manifiesta con sensibilidad. En septiembre de 2007, cuando lo hicieron doctor honoris causa por la Universidad de La Rioja, cuyo rector es su hermano José, Pisón estuvo con él en Logroño y visitaron algunas bodegas. Al año siguiente, Pisón y Vargas coincidieron en el Hay de Segovia y posaron para Daniel Mordzinski. Se han vuelto a ver en Barcelona, con la pareja Munné-Martín, en restaurantes casi siempre de comida latinoamericana. Vargas Llosa habla del autor de ‘Manhattan Transfer’, de la red de represión estalinista en la guerra civil, de sus lecturas, y habla, sobre todo, de literatura, que para él es el fuego de la vida.

*Ignacio Martínez de Pisón, Mario Vargas Llosa y Bernardo Atxaga en el Hay de Segovia. La foto es del fotógrafo de los escritores por excelencia: el infatigable Daniel Mordzinski. Este artículo apareció ayer en mi sección 'Cuentos de domingo' de Heraldo de Aragón. 

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