TROPO PUBLICA 'VIRGINALES' DE M. PONS
Oscar Sipán me envía la noticia de una nueva publicación de Tropo, el sello editorial que dirige con Mario de los Santos: se trata de Virginales, el libro de relatos breves de Maurice Pons que llevó al cine François Truffaut.
"La hermana de Jouve era demasiado guapa, no podíamos soportarlo. Se contoneaba siempre, con su falda de vuelo, seguro que no llevaba enaguas". Así arranca Virginales, de Maurice Pons, que Tropo Editores ha traducido del francés y que publicará en breve.
Virginales
Autor: Maurice Pons (Estrasburgo 1927- )
Premios: Grand Prix de la nouvelle 1955 (Gran Premio de Relato Corto)
Editor: Cristian Bourgois Éditeur
1ªed. 1955 / 2ª ed. 1984. Reimpresión en Francia en 2001.
Páginas: 106
AUTOR
Maurice Pons estudió filosofía y se dedicó puntualmente a la edición. Es actor amateur y en 50 años ha escrito algo más 10 novelas y libros de relatos. Virginales fue su opera prima y obtuvo bastante éxito en la época, aunque su obra más aclamada ha sido Las Estaciones, traducida a varios idiomas, incluido el español (Siruela, 1994). Esta es su única obra traducida en nuestro país.
Aunque no publicaba nada desde los años ochenta, a partir de 2000 retomó su actividad literaria y en 2006 salió al mercado Délicieuses frayeurs (Deliciosos espantos), un libro de relatos sobre los reveses de la vida y el existencialismo, compuesto de nueve historias plagadas de personajes excéntricos y desgastados por la vida. Tuvo una buena acogida por parte de la crítica.
RESUMEN
Virginales comienza con una introducción de tres páginas en las que el autor relata su trayectoria como escritor novel. Pons también cuenta cómo estos relatos de principiante, recogidos en 1955 en el presente volumen, llegaron al público, en primera instancia, a través de la prensa. El éxito que obtuvo con este libro le animó a seguir escribiendo.
Los 10 relatos que siguen a este pequeño prólogo son historias contadas en primera persona y en pasado por niños y niñas (¿o debería decir exniños con buena memoria?). Relatan situaciones de infancia, lugares comunes que todos guardamos en nuestra memoria más primitiva y en los que es fácil reconocer una parte de nuestra propia niñez. Son historias de seres virginales, incorruptos, puros y libres aunque no por ello desprovistos de una maldad ingenua y de una sexualidad instintiva, intrínseca a los seres inmaduros.
Estas historias de planteamiento lineal, cortas y sencillas, son un reflejo del razonamiento de sus protagonistas, que a pesar de su corta edad (calculo que no superan los 10 años) muestran el ingenio agudo y atrevido asociado a los genios, los locos y los niños. Ocurrencias, temores, juegos, placeres sensuales, lugares prohibidos… Pura fantasía cosida en retales de realidad. En pocas palabras; chispeante, divertido, cotidiano y entrañable.
A nivel visual lo describiría como un viejo álbum de fotografías de los veranos de nuestra infancia.
En Miss Fraulein, Ma marraine, Le seducteur, La communiante y A bicyclette, se adivina una serie de placeres sensuales que casi rozan lo sexual, lo exuberante, lo prohibido, pero tratados de un modo velado e inesperadamente natural. Los niños perciben y expresan sensaciones físicas desconocidas, instintos que siguen sin pararse a pensar. Todo a su edad es espontáneo, nuevo, prohibido y excitante. Se abandonan sin tapujos al placer sensual, siguen sus impulsos por puro hedonismo, como es natural en los niños, y consiguen trasladarnos a esos juegos ambiguos con nuestras primas y primos, a las tardes de verano al sol, al contacto, casual o pretendido, con personas adultas, a los olores y las sensaciones reconfortantes…
Por otra parte, Balzac, Le gniagnia, Mots d’enfants, En Tripolitaine y Los mocosos nos transportan a los juegos y travesuras de antaño. En realidad los niños se mueven en universos paralelos, en mundos improbables; la fantasía forma parte de su realidad.
En estos relatos se habla de sus diversiones y entretenimientos, de su espontaneidad, de su credulidad, de su crueldad, de sus tesoros y sus secretos. A veces sus ocurrencias son sorprendentes. Estas historias tienen una parte de travesura, consciente o totalmente inocente. La lógica de sus razonamientos y de sus juegos parece nítida para el lector, que sigue la historia desde dentro, convertido en un niño más, mientras los adultos que aparecen en las historias se sorprenden de sus actos y reacciones, puesto que las viven desde fuera.
Tanto en los relatos sensuales como en los de vivencia Pons hace gala de una total maestría a la hora de meterse en la piel de un niño y logra hacernos viajar a un mundo olvidado. Las historias son atrevidas, divertidas, y dejan un regusto a ternura y nostalgia. Algunas, como Los mocosos, tienen un final triste e incluso una moraleja, aunque sus protagonistas, despreocupados e inconscientes, no sean capaces de percibirlo; al fin y al cabo son sólo niños.
El autor relata de un modo natural situaciones cotidianas en la vida de un niño, sin artificios, sin efectos especiales ni dobles sentidos. Las historias no son insólitas o rebuscadas; cualquiera de nosotros podría haberlas vivido. De hecho hay una especie de sensación de deja-vu permanente a lo largo de la lectura del libro.
La magia de estos relatos reside en la capacidad que tienen de provocar una sonrisa y de despertar en el lector recuerdos de un universo perdido.
Los mocosos | |||||||||
RESUMEN
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Basado en tres de los diez cuentos que Maurice Pons escribió para su colección Virginales, este cortometraje de Truffaut sigue a una pareja de amantes, que son perseguidos por una banda de cinco chicos, deseosos de espiarlos… Realizado antes de Los 400 golpes, el film que lo consagrara en el festival de Cannes al año siguiente. Le Mistons cuenta la historia de una pandilla de chiquillos que espían y entorpecen los amoríos estivales de una pareja de estudiantes, Yvette y Etienne. Será el primer papel de la guapa Bernadette Lafont. El rodaje de Les Mistons tiene lugar durante el verano de 1957, cerco de Nîmes. Presupuesto diminuto, equipo limitado a algunos amigos, material mínimo. | |||||||||
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1957. LES MISTONS. Director: Francois Truffaut. Nacionalidad: Francesa. Productora: Les Films du Carrosse (François Truffaut). Jefe de producción: Robert Lachenay. Exteriores: Nîmes. Fechas de rodaje: 5 agosto a septiembre 1957. Argumento: Relatos «Les mistons», «A bicyclette» y «Miss Fraulein» del libro «Virginales» de Maurice Pons. Adaptación, Guión y Diálogos: François Truffaut. Fotografía: Jean Malige, en blanco y negro y 16 milímetros. Operador: Jean-Louis Malige. Música: Maurice Le Roux. Montaje: Cécile Decugis. Ayudante de montaje: Michéle de Possel. Ayudantes de dirección: Claude de Givray y Alain Jeannel. Intérpretes: Gérard Blain (Gérard), Bernadette Lafont (Bernadette), cinco niños de Nîmes (Los «mistons»), Michel François (Voz del narrador). Estreno mundial: Noviembre 1957 en el Festival de Tours. Duración: 23 minutos. Premios: A la mejor dirección en el Festival de Bruselas; Premio de los Jóvenes Espectadores de Bélgica; Medalla de Oro en Mannheim; Blue Ribbon Award en Estados Unidos. Nota: Duración original 28 minutos, después se redujo a 23 para la exhibición comercial.
*Esta foto pertenece a Bernadette Lafont y está realizada a principios de los 60.
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