Blogia
Antón Castro

PACO URIZ, EN CÁLAMO Y EN 'TURIA'

PACO URIZ, EN CÁLAMO Y EN 'TURIA'

[Como habría dicho Juan García Hortelano, Francisco J. Uriz vive un gran momento: si hace poco la revista ’Crisis’ le rendía un homenaje a Suecia y a Artur Lundkvist, con varos entrevistas y textos de Paco Uriz, ahora es la revista ’Turia’ quien le homenajea a través de un extenso artículo de uno de sus grandes conocedores: Juan Marqués, que lo propone para Premio de las Letras Aragonesas. Y esta tarde, a las 20.00, en Cálamo, acompañado por Natalio Bayo, Raúl Herrero y Antón Castro, presentará una de sus últimas publicaciones: ’Hojas de una historia’, una antología de la poesía sueca que es, también, casi una autobiografía: aquí están los temas que le han interesado, los poetas, las experiencias corales, su relación con Palme, su amor a Neruda, etc. La nota es del editor de la revista ’Turia’, Raúl Carlos Maícas, y la foto de Esther Casas, y pertenece al archivo de Heraldo. Abajo del todo hay dos poemas traducidos por Uriz.]

 

’TURIA’ RINDE HOMENAJE AL TRADUCTOR ARAGONÉS FRANCISCO J. URIZ

 

-TODA UNA VIDA DE AMOR POR LAS LETRAS NÓRDICAS

 

El nuevo número de la revista cultural TURIA, que se distribuirá a partir del 24 de marzo,  brinda a los lectores que se interesan por los asuntos o protagonistas aragoneses un atractivo repertorio de temas. En primer lugar, TURIA se ocupa de rendir homenaje a uno de los grandes nombres propios de nuestra cultura, el traductor y poeta Francisco J. Uriz. A través de un excelente artículo de Juan Marqués, se analiza la extensa e intensa trayectoria intelectual de un zaragozano “tenaz, ilusionado y algo zumbón que tiene mucho de artesano pero también un poco de jornalero” de las letras. Sin duda, Uriz ha sido un incansable trabajador del idioma: bien traduciendo con maestría como certifica su Premio Nacional a la obra de un traductor, o bien como autor de una obra poética propia que merece ser muy tenida en cuenta.

En su artículo “Francisco J. Uriz: un explorador en la jungla de las palabras”, Juan Marqués califica de impagable aportación a la literatura la dilatada labor de Uriz (Zaragoza, 1932). Y es que, entre las numerosas ocupaciones de este acreditado traductor y poeta, han estado también las de profesor, intérprete oficial del célebre primer ministro sueco Olof Palme, informal consejero de la Academia sueca o promotor, fundador y director de la Casa del Traductor de Tarazona.

Con centenares de traducciones de sobrecogedora calidad a su cargo, Uriz ha ejercido una notable influencia en la poesía española de las últimas décadas. Como señala Juan Marqués: “no hace falta ser especialmente perspicaz para adivinar en muchos otros poetas jóvenes actitudes y melodías que eran desconocidas entre nosotros antes de la recepción en español de la obra de los suecos Harry Martinson, Gunnar Ekelöf o Tomas Tranströmer, del danés Henrik Nordbrandt o de los finlandeses Claes Andersson y Marta Tikkannen”.

 Además  de  su  faceta  como  traductor de referencia, Uriz cuenta con una obra poética, dramática, crítica y testimonial más que notable. Méritos todos ellos que le permiten reclamar, a Juan Marqués, la concesión para  del Premio de las Letras Aragonesas para este avezado explorador en la jungla de las palabras. Bien lo merecería quien se ha movido desde siempre bajo las directrices que proclamara un día su ilustre amigo sueco, Artur Lundkvist: “Hay que evitar el escepticismo paralizante y actuar como si se pudiese cambiar el mundo y mejorar la Humanidad”.

 

DOS POEMAS TRADUCIDOS POR PACO URIZ

 

HARRY MARTINSON
El mundo sentimental de la utilidad

Desterraron el antiguo sufrimiento, el antiguo dolor. 
Levantaron el yugo que agobiaba al buey de labranza.
Pero inmediatamente después se llevaron también al buey.

Es lo que ocurre cuando lo que libera la mano es la utilidad.
En las aldeas del país ya no queda yugo alguno,
pero tampoco bueyes.

WERNER ASPENSTRÖM

Ella se preguntaba si podía acariciar al difunto.
La enfermera le dijo que sí, que podía.
¿No se envenena una de cadáver?
No, no se envenenaba.
Habían estado viendo una reposición en la tele,
el había tratado de hacer una profunda aspiración
y entonces había ... ocurrido. 
Lo ideal sería que los dos nos fuésemos juntos, los dos
habían dicho muchas veces.
Ahora quedaba allí sola
como una rebanada de pan olvidada en el tostador.
Usted, enfermera, ¿me entiende?
La entiendo.
¿Tal vez podría lavarme la mano después?
Claro que podría.
Pero no es necesario, ¿verdad?
No, no es necesario.
Entonces voy a acariciarlo, sí, al difunto.

0 comentarios