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Antón Castro

SILVINA OCAMPO, AMOR SEXO Y DESEO

SILVINA OCAMPO, AMOR SEXO Y DESEO

RETRATO DE SILVINA OCAMPO DE MARIANA ENRÍQUEZ

 

Anoche leí un libro que me ha interesado mucho: ‘La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo’ (Universidad Diego Portales, Chile) de Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) sobre la vida, la obra y el carácter enigmático de la gran cuentista argentina, que se casó con Adolfo Bioy Casares: aceptó que él tuviese una hija con una mujer de la burguesía argentina, Marta, que tuviese un hijo en otra pareja, Fabián, y vivieron juntos siempre. Ambos tenían personalidades complejas: él vivió muchos amores, ella alguno también, aquí no queda claro su relación con Alejandra Pizarnik, que le escribió una carta arrebatadora poco antes de su suicidio en 1972. ¿Se amaron Silvina y Alejandra? Mariana Enríquez intenta acercarse a ese relato, a la apasionada correspondencia (sobre todo por parte de Alejandra, mucho más joven) y a la existencia secreta, dolorosa, literaria de Silvina.

Dice la autora:

« Todos los que estuvieron cerca de Silvina dicen los mismo. Que era fascinante. Que seducía a hombres y a mujeres. Y que ella lo sabía. Le dijo a Hugo Becacece: “La seducción viene con la práctica. La gente me dice que soy seductora. Pero yo no confío. Uno no puede confiar demasiado ni en nada ni en nadie. A mí siempre me interesaron el amor y el sexo. Cuando tenía veinte años me decía: ay, cuando tendré 40 ó 50 para no enamorarme más, para no desear más a nadie, para vivir tranquila, sin preocupaciones, sin celos, sin angustias, sin ansiedad. Llegué a los 40, a los 50 y seguía enamorándome y deseando a gente hermosa. Es terrible. Y ahora el sexo me resulta tan interesante como cuando era chica y acababa de descubrir lo que era. A mí me importa siempre, ahora también. ¿Cómo puede dejar de importar? Es una condena y un placer”».

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