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Antón Castro

Dos mujeres y un poeta

Uno de mis poetas favoritos es Xosé María Alvarez Cáccamo. Es gallego, vive en las afueras de Vigo y ha construido un Museo de arte contemporáneo de formatos ínfimos. Cabe encima de una mesa y lo diseñó un arquitecto. Se llama MUGAFOI (Museo Galego de Formatos Ínfimos) y tiene obras originales de Ánxel Huete, Antón Patiño, Antón Goyanes, Isaa Pérez Vicente o Berta Cáccamo, su hermana, con la cual Pepe Cáccamo -que es su nombre coloquial- realizó el libro de artista "Fragmentos de mar". Cáccamo también es artista. Vive frente al mar de Vigo y tiene un taller inmenso donde hace sus collages, sus fantasías de poeta que vive en el arte. Una de sus pasiones son las conchas: esos retazos de nácar que el mar esconde en la arena. Otra son sus hijos: Pedro y Antón, a los que les gustan los castillos.

Pepe Cáccamo acaba de publicar en Olifante su primera antología en castellano: "La habitación del mar". Sus poemas hablan del océano y sus mitos, de la memoria, de la sombra de la Guerra Civil, de su increíble familia (su padre fue poeta y estudioso de la lírica medieval, editor y profesor) y de sus recuerdos de infancia en un paisaje de tormentas y de olas.
En uno de sus poemas, dedicado a Beatriz, escribe:

"Nadadora del túnel de plata, la que huye
de las hélices de espuma en los espejos rotos y se pierde
por el centro de la cruz de un río doble, altiva
sobre el alero violeta de las cotas que los mapas no señalan,
centinela de los pájaros, tú que ordenas
los fardos abisales de la fuerza pétrea,
señora de las alturas y de las mínimas dimensiones
y de la sed interior y de la locura inteligente...".

Por cierto, Beatriz fue nadadora y campeona en A Coruña.

La editora de este poemario es Trinidad Ruiz-Marcellán, que está enferma, ingresada en el Hospital Provincial. Desde aquí le mandamos un beso. La sorprendió un dolor intenso mientras preparaba la recepción de Cáccamo, que vendrá a Zaragoza y a Tarazona el próximo 3 de junio, y el Festival de Poesía del Moncayo, que se celebrará en el final del verano en Veruela. Trinidad es infatigable: pronto se recuperará y volverá a la poesía, al combate, a la alegría, a llevar la palabra iluminada a la calle y a pasear con Miguel y Daniel Mena por Litago.

Ana Latorre, la mujer incansable que preparó el gran homenaje a George Orwell en los Monegros, también está enferma. Se cayó en Albarracín y se rompió una muñeca, la de la mano izquierda, y una vértebra. Hablamos cada mañana y dice, con una voz de ultratumba, "hoy he dormido mejor". La calle Cádiz, a cualquier hora, nota que no está y los bares han dejado de poner a mediodía algunos cafés americanos. Percibo que la calle Cádiz está incompleta, como inacabada, a cada instante. Y no sólo yo, sino muchos amigos y el aire cálido que no encuentra acomodo en ese paseo peatonal. Trinidad, Ana: hay ausencias que pesan como un sinvivir.

1 comentario

Javier -

Sólo saludar y un enlace...

http://bvg.udc.es/ficha_autor.jsp?id=xosalvar