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Antón Castro

LARA LÓPEZ: SI EL AMOR DEJA DE HABLARTE A LOS OJOS

LARA LÓPEZ: SI EL AMOR DEJA DE HABLARTE A LOS OJOS Entro siempre a mi blog por la página de Mariano Gistaín, que está en el inicio directo. Siempre veo sus fotos, que me dan una envidia enorme porque aún no sé manejar la cámara digital, sus links, sus últimas ocurrencias. A Mariano Gistaín yo le pondría una oficina al aire libre para que pensase, con suficiente ozono y bits en desbandada, para que pariese ideas y proyectos sin parar, algo que también haría con Félix Romeo, sin exigirles ni siquiera que las ejecuten, que vean, que observen, que expliquen a su modo el tamaño y la hondura del mundo. No piensan mucho en él nuestros políticos, ni falta que le hace, pero sería el pensador imprescindible, la factoría de ideas con batidora propia. Por eso me asomo a esa página: me recuerda a diario adonde debo llegar, qué me ha pasado inadvertido, cuánta gente anda por el mundo repleto de sueños, de iniciativas, de quehaceres casi ocultos pero siempre fascinantes. Y además hay algo especialmente conmovedor y envidiable de Mariano: encarna la ilusión, el buen rollo, la alegría sin estridencias, la bondad que se derrama día a día como un lento temporal sobre los jardines.

Pero no había entrado aquí para hablar bien de Mariano. Quizá, si no me conociese, lo ruborizaría o le haría sentirse incómodo. Ni tampoco es éste un mensaje de náufrago que reclama la presencia de la orilla. Mariano Gistaín, y acabo ya, es la orilla inmensa de la lucidez y el ingenio. Había entrado aquí, casi a la una de la mañana -tras haber escrito a lo largo y a lo ancho sobre el impresor zaragozano Joaquín Ibarra (1725-1785), el hombre que imprimió “La conjuración de Catilina y la guerra de Yugurta” (1772) y “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” (1780), en cuatro volúmenes en cuarto mayor-, para hablar de un libro delicioso, menor a primera vista, con un fraseo corto, espasmódico, donde se perciben las llagas del amor, los rescoldos aun calientes que ha dejado una pasión truncada. Hablo de “Óxido” de Lara López, que es como un diario esculpido en levedad, en exactitud, en sugerencia, en ráfagas de lo cotidiano. El libro, fronterizo y armado como un poemario en prosa, a veces con fragmentos de una sola frase o de una sola línea (del tipo: “En la tele he visto a F. Le han dado un premio.), parece contar la historia de un abandono.

Alguien, cuando ni se lo había imaginado, ha sido abandonado, e intenta entender por qué, intenta resistir y contarse la vida de nuevo, soportar la ausencia con un arrebato de dignidad, con un impulso de serenidad en medio del escozor antiguo de la pérdida. Pero una y otra vez, aquí o allá (en San Francisco, México, Barcelona, en una habitación de hotel, una mañana, al levantarse y encender la tele), siempre reaparecen los gestos, el olor, la presencia invisible o los recuerdos de lo que se ha vivido con quien que acaba de irse. Y eso, sustancialmente, es lo que cuenta Lara López, por la vía de la contención, con los vocablos justos, con un modo de narrar que más que explicar o explayar, sugiere, dibuja y desdibuja una atmósfera, los sentimientos, el dolor. Concentra las emociones y la suspende en un punto sobre nuestra cabeza. Y así, con los chicotazos impresionistas que nacen de la observación de la realidad (y aquí realidad también son las libélulas, un retrato de la abuela, las fotografías sobre la mesa, una colección de tarros antiguos...), construye su novelita, su poemario, recompone el aire dolorido del existir cuando te deja aquel que tanto querías. Además, Lara López (que presentó, si no recuerdo mal, “La mandrágora”, durante un tiempo, que conduce un programa de música en RNE, que es DJ y que sonríe de oreja a oreja en la foto de Cristina Grande como una oropéndola), tiene ingenio, ironía, sentido del juego y un modo oblicuo, y apabullante en su sencillez, de acercarse a las cosas como si quisiera quitarles hierro, espanto, desespero. O como si quisiera atraparlas en su paradoja: “Según tú, no me gustaban las cosas nuevas. Según tú, estabas cansado. Según tú, hacía tiempo que no querías decírmelo. Creo que no fue en ese orden, pero eso fue lo que dijiste. Llevabas puesta una chaqueta nueva”.

Transcribo algunos ejemplos: “Imagina que te dice que ya no está seguro de quererte. Imagina que te lo dice sin mirarte a los ojos. Que lo único que recuerdas es una camisa azul con una mancha a la altura del pecho. Y que no mira a los ojos. No puedes reprocharte no haberle dicho que su camisa estaba manchada”. Ya se ve que es un fragmento importante. O éste: “Manual de cicatrización de heridas crónicas’. Si estoy en silencio se oye un zumbido permanente. Al principio, pensé que era el frigorífico”. Parece una perfecta elipsis para no decir lo que se está leyendo, para leer lo que no se ha escrito. Chejov decía –o decía Piglia que practicaba Anton Chejov- que los buenos cuentos son aquellos que tienen por abajo, casi invisible, una segunda historia que es la que nos entra al cerebro y nos conmueve.

Este libro, “Óxido”, que tiene algo de cofre o de almario de menudencias de una convivencia agredida, lo ha publicado Xordica, la casa de Chusé Raúl Usón, que acaba de cumplir diez años. Puedo elogiarlo con franqueza. Felicidades para Xordica & Usón en su primer decenario. Felicidades para Lara López por “Óxido”, pura sutileza que no es evanescente.

P.D. Veo a Juanjo Blasco “Panamá Panamá”, tras muchos meses. Es la única persona del mundo que me llama desde hace tres lustros: “El último rey celta en el exilio”. Si tuviese algún sentido para alguien como yo publicar libros, debería titular uno así aunque hablase de otra cosa. De Zaragoza, de mi amada Zaragoza a secas.

6 comentarios

Irene Pola -

Hola! Después de escuchar a Lara López hablar en mi instituto (un encuentro de viva voz) no pude resistir la tentación de leer algo sobre ella, ya no solo porque me haya sorprendido (en el buen sentido de la palabra) si no porque me quedaba atontada escuchándola hablar.
Su libro me ha encantado porque parece exponer una serie de sensaciones y reflexiones en una sencilla sucesión de pensamientos y porque sentía cada palabra que decía.
En fin, siento haber sido la única en la sala a la que le haya entusiasmado su libro porque de veras me parece que merece la pena.

juan jo blasco -

Hi,again,rey celta. la lectura de tus escritos sigue provocando una sensación tan deliciosa como un baño caliente tras un día duro.Nunca sabrá la monarquía celta lo que se está perdiendo. Recibe un abrazo que puedas distribuir en noche gélidas. Usa mi e-mail. tambien debo ser la única persona a la que has tranquilizado siempre con ese delicioso "pero tú no te agobies,mi rey".Acato y obedezco.

fernand0 -

¡Viva!

Es cierto, Mariano. Comentarios sin peaje.

mialca -

... bien se vale de las editoriales privadas. Lo digo porque hoy día 8 de enero, "en teoria" es el día de las letras aragonesas... pues no se cuantos aragoneses se han enterado (yo que no vivo en zgz no).

mg ; ) -

Amiguico, me colmas de serafitud , y la foto de Lara es estupenda , alegra de vivir: VIVA EL ANÓNIMO!
Lo que más me gusta de blogia.com (ROberto Abizanda) es que para poner comentarios no exige emails ni más requisitos.

Anónimo -

¡VIVA LARA LÓPEZ!
¡VIVA ANTÓN CASTRO!
¡VIVA MARIANO GISTAÍN!
¡VIVA LA VIDA!