MARTÍN CASARIEGO: UN LOCO AMOR EN MADRID Y ROMA
Martín Casariego (Madrid, 1962) confiesa que siempre le han interesado las historias de amor porque en la pasión se descubren situaciones nuevas, a veces situaciones límites, y hay que tomar decisiones. En su nueva novela, Nieve al sol (Espasa, 2004), que presentó con el escritor y crítico Félix Romeo en Ámbito Cultural de Zaragoza, narra una historia de amor, la historia de una obsesión y del fracaso de un personaje un poco loco, extremo, tocado, que ha enloquecido previamente y se enamora, un poco al revés de lo habitual. El chófer Rafael se enamora de Diana, la novia de su jefe, un constructor, y quiere redimirla.
La novela, narrada en primera persona, transcurre en dos planos: en Madrid, durante unos cuantos meses de los años 80, y en la actualidad en Roma, y se articula mediante capítulos alternos. La historia del pasado se narra en presente, porque así está más viva, y la actual en pasado, para tomar distancia.
Agrega el escritor: Me ha preocupado mucho manejar distintos registros: hay novela policial, novela intimista, novela rosa e incluso situaciones de culebrón. Es un libro muy trabajado que participa del pastiche literario, en el que he cuidado al máximo el vocabulario. El personaje central es alguien que está contaminado por los libros que ha leído, de ahí que haya frases grandilocuentes o cursis. Rafael cree que el amor es como aparece en las novelas románticas que lee, sin darse cuenta de que su visión idealista conduce al desastre.
La novela se va armando en la cabeza del lector en ese paseo paulatino por la autodestrucción del protagonista, por las ciudades, por algunos mitos literarios como Romeo y Julieta, que están ahí, como en lontananza. Martín Casariego, guionista y Premio Tigre Juan en 1990 por Qué te voy a contar, aludió a dos títulos que tenía en la cabeza: La decisión de Sofía, la película inspirada en la novela de William Styron, y El americano impasible, de Graham Greene.
La incertidumbre en la que vive el protagonista esclarece algunas de las reflexiones del libro en torno a la identidad, y a ese equívoco de lo que somos y lo que creemos que somos, la muerte, la caída y la redención. A veces es peligroso adaptar la realidad con un martillo a nuestras ideas, y eso es lo que le sucede a Rafael, que al final, es como un muerto en vida en Roma, alguien se que se ha destruido a sí mismo y que habla con la visión distorsionada del alcohólico. Martín Casariego, que ha cosechado elogios de la crítica por libros como La hija del coronel (Premio Primavera de novela, 1997) y La primavera corta, el largo invierno (1999), un libro inspirado en la historia de su hermano, el pintor y poeta Pedro Casariego Córdoba, señala que el suyo, a pesar de la tragedia, es un libro esperanzador.
Confiesa el punto de partida de la novela: durante un viaje a Colombia, lo invitaron a visitar uno de los barrios más pobres y violentos de la ciudad; allí, en ese territorio desolador, había un cura que se empeñaba en organizar exposiciones y conferencias. Me emocionó ese hecho. En el fondo el mal es fuerte porque también existe un bien fuerte. Y esa lucha está presente en el libro. La literatura trata de personajes o de situaciones que están en el límite. Se puede hacer una novela sobre cualquiera en un momento especial de su existencia.
Martín Casariego prosigue con sus guiones de cine: acaba de terminar uno que rodará Miguel Santesmases en primavera y que ha escrito al alimón con su hermano Nicolás, flamante finalista del Nadal. Y ya tiene otro a la vista en el que colaborará con su hermano Antón.
Tras la entrevista, Martín Casariego y yo nos fuimos a Las Vegas a tomar una café y a recuperar fragmentos de una amistad hurtada porque nos vemos pocos. Al cabo de un rato aparece Ismael Grasa, que impartirá talleres literarios en Barbastro todos los sábados hasta julio. Isabel y Martín son viejos colegas de Madrid, de encuentros literarios, de mil y una cosas. Hablamos de todo un poco: de que Martín ha sido padre, de que está fascinado con las tiendas de Imaginarium (compré cosas en Toulouse y de repente descubrí que es una tienda de Zaragoza, dijo). Y surgió el nombre de otro amigo: Ignacio Martínez de Pisón, casi de su misma edad. Ignacio está a punto de publicar Enterrar a los muertos (visitad la página web de Mariano o la de Pisón en 10lineas@com/pison) en Seix Barral, un volumen de 276 páginas donde cuenta la historia de la muerte de José Robles Pazos, un libro que va a ser un éxito. Más tarde, apareció Félix y nos fuimos a lugares diferentes: ellos a presentar el volumen y a cenar entre amigos, y yo a la redacción, a escribir el texto que he colocado al principio. Tenía un terrible dolor de cabeza y en el oído derecho. Ah, ah, cierzo, cierzo
La novela, narrada en primera persona, transcurre en dos planos: en Madrid, durante unos cuantos meses de los años 80, y en la actualidad en Roma, y se articula mediante capítulos alternos. La historia del pasado se narra en presente, porque así está más viva, y la actual en pasado, para tomar distancia.
Agrega el escritor: Me ha preocupado mucho manejar distintos registros: hay novela policial, novela intimista, novela rosa e incluso situaciones de culebrón. Es un libro muy trabajado que participa del pastiche literario, en el que he cuidado al máximo el vocabulario. El personaje central es alguien que está contaminado por los libros que ha leído, de ahí que haya frases grandilocuentes o cursis. Rafael cree que el amor es como aparece en las novelas románticas que lee, sin darse cuenta de que su visión idealista conduce al desastre.
La novela se va armando en la cabeza del lector en ese paseo paulatino por la autodestrucción del protagonista, por las ciudades, por algunos mitos literarios como Romeo y Julieta, que están ahí, como en lontananza. Martín Casariego, guionista y Premio Tigre Juan en 1990 por Qué te voy a contar, aludió a dos títulos que tenía en la cabeza: La decisión de Sofía, la película inspirada en la novela de William Styron, y El americano impasible, de Graham Greene.
La incertidumbre en la que vive el protagonista esclarece algunas de las reflexiones del libro en torno a la identidad, y a ese equívoco de lo que somos y lo que creemos que somos, la muerte, la caída y la redención. A veces es peligroso adaptar la realidad con un martillo a nuestras ideas, y eso es lo que le sucede a Rafael, que al final, es como un muerto en vida en Roma, alguien se que se ha destruido a sí mismo y que habla con la visión distorsionada del alcohólico. Martín Casariego, que ha cosechado elogios de la crítica por libros como La hija del coronel (Premio Primavera de novela, 1997) y La primavera corta, el largo invierno (1999), un libro inspirado en la historia de su hermano, el pintor y poeta Pedro Casariego Córdoba, señala que el suyo, a pesar de la tragedia, es un libro esperanzador.
Confiesa el punto de partida de la novela: durante un viaje a Colombia, lo invitaron a visitar uno de los barrios más pobres y violentos de la ciudad; allí, en ese territorio desolador, había un cura que se empeñaba en organizar exposiciones y conferencias. Me emocionó ese hecho. En el fondo el mal es fuerte porque también existe un bien fuerte. Y esa lucha está presente en el libro. La literatura trata de personajes o de situaciones que están en el límite. Se puede hacer una novela sobre cualquiera en un momento especial de su existencia.
Martín Casariego prosigue con sus guiones de cine: acaba de terminar uno que rodará Miguel Santesmases en primavera y que ha escrito al alimón con su hermano Nicolás, flamante finalista del Nadal. Y ya tiene otro a la vista en el que colaborará con su hermano Antón.
Tras la entrevista, Martín Casariego y yo nos fuimos a Las Vegas a tomar una café y a recuperar fragmentos de una amistad hurtada porque nos vemos pocos. Al cabo de un rato aparece Ismael Grasa, que impartirá talleres literarios en Barbastro todos los sábados hasta julio. Isabel y Martín son viejos colegas de Madrid, de encuentros literarios, de mil y una cosas. Hablamos de todo un poco: de que Martín ha sido padre, de que está fascinado con las tiendas de Imaginarium (compré cosas en Toulouse y de repente descubrí que es una tienda de Zaragoza, dijo). Y surgió el nombre de otro amigo: Ignacio Martínez de Pisón, casi de su misma edad. Ignacio está a punto de publicar Enterrar a los muertos (visitad la página web de Mariano o la de Pisón en 10lineas@com/pison) en Seix Barral, un volumen de 276 páginas donde cuenta la historia de la muerte de José Robles Pazos, un libro que va a ser un éxito. Más tarde, apareció Félix y nos fuimos a lugares diferentes: ellos a presentar el volumen y a cenar entre amigos, y yo a la redacción, a escribir el texto que he colocado al principio. Tenía un terrible dolor de cabeza y en el oído derecho. Ah, ah, cierzo, cierzo
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José Antonio Redondo -