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Antón Castro

UNA HISTORIA DE CAUTIVOS EN GARRAPINILLOS

A veces ocurren cosas cuando menos te lo esperas. Una mañana radiante de sol, tras ir a por la pan, acompañado de tu perra, un hombre se sienta a tu lado y te dice: “He visto la entrevista que le ha hecho usted a Javier Rodrigo, el chico ése de los campos de concentración”. Y a partir de ese momento, empieza a contarte cosas. Puede decirte, por ejemplo, que aquí mismo, en Garrapinillos, cerca del Canal Imperial, en la zona conocida como Bergua, hubo un campo de concentración donde llegó a haber, en los primeros años de posguerra, entre 2000 y 2500 prisioneros. Lo sabe de primera mano porque él entonces era un niño, a cuyos padres les habían expropiado terrenos para hacer una vía de tren que comunicase los aledaños de la actual Base americana con Penseque. Él mismo, con once años, transportaba la tierra en un carro que avanzaba con caballerías: los prisioneros le cargaban la tierra y otros se la vaciaban 500 metros más adelante. Ese hombre también es el enterrador de Garrapinillos y durante años recibió la llamada de la familia de un farmacéutico de Madrid para saber si lo habían enterrado en el cementerio municipal. “No me puedo olvidar de él. Los cautivos se pasaban las horas con el pico y la pala, y aquel hombre me decía a mi padre y a mí si le enseñábamos a manejarlos. Recuerdo que llevaban una especie de alfombra en la espalda, amarrada con alambre, que te obligaban a arrugarte sobre la tierra”. Me dijo que había visto morir a muchos hombres que hacían cualquier amago de rebelión. De repente, les disparaban y los dejaba secos sobre el campo de trabajo. El enterrador, de 75 años, me contó la historia de un ebanista que llegó a hacer buenas migas con los jefes y le dejaban vivir, de alquiler, en un horno de su propio padre que tenía una amplia sala con su propia esposa que había venido desde lejos para estar cerca de él. Allí permaneció hasta que liberado. “Recuerdo a mucha gente bondadosa, leída, que fueron enterrados en el propio campo”.

Me ha prometido que me va contar la historia al completo.

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