EL POETA SOLAR ROSENDO TELLO, CASI AL COMPLETO
Rosendo Tello (Letux, 1931) es uno de los grandes poetas de Aragón. Ha escrito, sin prisa pero sin pausa, una lírica muy personal, luminosa y transparente, caracterizada por la variedad de su inspiración, un constante apetito de perfección y belleza, una exquisita musicalidad (la música, en el poema y como tema, es una de sus constantes) y por la diversidad temática.
En alguna ocasión se ha dicho de él que es un poeta solar, un creador imaginativo que igual aborda la tierra y el paisaje, que diversos personajes inscritos siempre en una historia íntima o colectiva, el mito, la fábula, la arquitectura. Prames acaba de publicar un volumen de 735 páginas donde se recogen prácticamente todos sus poemarios, algunos inéditos, no los poemas sueltos en revistas o libros. Y el conjunto rezuma rigor y plasticidad, evolución indesmayable, sugerencia y una increíble capacidad de uso del lenguaje.
Rosendo Tello, libro a libro, reinventa su propia lengua y sabe desplazarse de la realidad a la fabulación y de la fabulación a lo cotidiano. Sus poemas parecen esculpidos en el manantial de una dicción segura, en la eufonía, en la textura del idioma. El volumen, El vigilante y su fábula. Obra poética reunida, se compone de catorce libros. Luis Felipe Alegre habla de dos periodos muy definidos: el primero abarcaría sus cinco primeros poemarios, y el segundo comprendería desde Meditaciones a medianoche hasta Consagración al alba. Todo le interesa: el ámbito familiar, la naturaleza, la alegoría, pero también la reflexión metapoética, la lírica narrativa, el idilio, la deslumbrante o matizada metáfora. Si hace algunos años, Antonio Gamoneda ganaba el Premio Nacional con su poesía reunida en Edad, este proyecto planta ahí su candidatura. O eso desearíamos cuando menos. El raro y misterioso Tello, el sensual y simbólico Rosendo debiera ser reconocido con este libro de libros: El vigilante y su fábula.
*La foto es de Rogelio Allepuz, el gran maestro de fotógrafos de "El Periódico de Aragón".
En alguna ocasión se ha dicho de él que es un poeta solar, un creador imaginativo que igual aborda la tierra y el paisaje, que diversos personajes inscritos siempre en una historia íntima o colectiva, el mito, la fábula, la arquitectura. Prames acaba de publicar un volumen de 735 páginas donde se recogen prácticamente todos sus poemarios, algunos inéditos, no los poemas sueltos en revistas o libros. Y el conjunto rezuma rigor y plasticidad, evolución indesmayable, sugerencia y una increíble capacidad de uso del lenguaje.
Rosendo Tello, libro a libro, reinventa su propia lengua y sabe desplazarse de la realidad a la fabulación y de la fabulación a lo cotidiano. Sus poemas parecen esculpidos en el manantial de una dicción segura, en la eufonía, en la textura del idioma. El volumen, El vigilante y su fábula. Obra poética reunida, se compone de catorce libros. Luis Felipe Alegre habla de dos periodos muy definidos: el primero abarcaría sus cinco primeros poemarios, y el segundo comprendería desde Meditaciones a medianoche hasta Consagración al alba. Todo le interesa: el ámbito familiar, la naturaleza, la alegoría, pero también la reflexión metapoética, la lírica narrativa, el idilio, la deslumbrante o matizada metáfora. Si hace algunos años, Antonio Gamoneda ganaba el Premio Nacional con su poesía reunida en Edad, este proyecto planta ahí su candidatura. O eso desearíamos cuando menos. El raro y misterioso Tello, el sensual y simbólico Rosendo debiera ser reconocido con este libro de libros: El vigilante y su fábula.
*La foto es de Rogelio Allepuz, el gran maestro de fotógrafos de "El Periódico de Aragón".
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MAY -