LA NOCHE QUE ARDIÓ EL LOBO
Que viene el lobo puso ayer fin a cinco años ininterrumpidos de absoluta felicidad. Trabajo, imaginación, ingenio y talento. Cinco años haciendo equipo, cinco años descubriendo humoristas, cantantes, creadores, profesionales de la televisión, siempre bajo la imaginación, el delirio y el oficio de Félix Zapatero que halló aquí la horma de su zapato, el cauce para desempolvar su pasión por el medio. Optó por el realizador Javier Martínez París, puro nervio, puro arrebato o vértigo de bólido. Todo comenzó con Luis Larrodera y con Javier Coronas, que fueron un auténtico descubrimiento. Fue bonito ver cómo se complementaban, cómo crecían noche a noche, cómo inventaban un imaginario nuevo: el surrealismo de Coronas, sus juegos de palabras, su modo de afirmarse en lo popular y en lo cutre para elevarse hacia un humor intemporal, para todos los públicos. Y Larrodera supo tomar distancias, jugar al policía bueno y al policía malo, aprendió los registros del tempo televisivo, fortaleció bellamente su ironía, su condición de actor. Y con ellos, José Videgain, Agustín Martín, que supo ser el alcalde desde la pantalla, el alter ego de José Atarés, que nunca fue tan sabio y cálido y divertido como entonces.
Más tarde, Luis se fue a Madrid y Félix pensó en Fernando Ribarés, el hombre de Hola Zaragoza, el compañero habitual, comprometido y entusiasta, de la bellísima voz de Mónica Farré en la Ser. O viceversa: tal para cual en el off de las mañanas. Fernando también creció día a día, minuto a minuto, y aprendió a dominar el programa. Aprendió a jugar, a deslizarse en medio de la ironía y la somardería de Marisa Aznar y Jorge Asín, que nos han regalado memorables noches y ha reinventado un humor propio. Como contrapunto a todo, estaban las actuaciones en directo, con un sonido impecable. Estaba ese equipo prodigioso que acabó formando la familia sentimental de la televisión local llena de propuestas, convencida de sí misma, ese equipo que todo el mundo reconocía y aplaudía. Su profesionalidad había saltado fronteras y en Madrid, en Valencia o Barcelona Que viene el lobo era sinónimo de calidad, riesgo y entretenimiento. Ayer, con todos de luto y más público que nunca, se celebró ese lúdico funeral, rematado por un viaje en el tiempo por toda la gente que había pasado por El Lobo, entre ellos mi hermano gigante Alberto Gámez, entre ellos tantos amigos y profesionales que han trabajado en Antena Aragón, en RTVA, en Localia. No quiero citar a nadie por no olvidarme de ninguno, pero conservo una montaña de cariño para Rocío Ibarra y Sergio Gómez. Fue un programa memorable, lleno de cariño, de lucidez, un homenaje a todos, a Félix Zapatero, a José Luis Campos, que volvió a hacer oposiciones sencillas a que le pidan lo que quieran. Sus fiestas de trasnoche son lo mejor del mundo: lo hace todo con facilidad, con abundancia, con una clase que habría parecido impensable en estos pagos. El lobo, en la noche de San Juan, se fue por los aires en una despedida ritual y poética.
Había muchos amigos. Gente que ha acompañado al programa en su lustro de placer, de aprendizaje y de consolidación. Jamás un programa ha tenido tanto éxito, jamás un programa había sido una factoría de talentos así, jamás había sido un refugio para las actuaciones en directo, que sonaba impecablemente. Con este cierre para siempre se va un programa cuando avanzaba hacia la cúspide, lleno de adictos, una referencia. Fernando Ribarés, que puede gastar más o menos en las entrevistas (yo estuve en el programa hace poco y me lo pasé estupendamente: estuvo acogedor, cercano, divertido y a la vez muy profesional), estuvo magnífico, sobre todo porque ríe espléndidamente y supo contar que el equipo del Lobo término que ya no precisa explicación alguna: el Lobo es un mundo, un espacio al que quieres acudir, un encuentro con un espectador aragonés ampliamente mayoritario- volverá a salir de caza, a buscar sus piezas, otro lugar al sol, con trescientas noches de cariño, tabaco y canción. Y que ese lobo nunca querrá ser perro leal, anudado a un collar
Cuando me fui, hacia la una de la mañana, Mariano Gistaín salió a despedirme y a beber noche de ceniza de lobo. Vi a Félix Zapatero con dos compañeros que no sé si barrían las últimas huellas del lobo. Estaba abatido: acababa de poner remate a una de las más bellas partes de su vida de hombre que sueña imágenes. Volverá. Volverá, seguro, con su bigote blanco de Mark Twain, aquel eterno humorista que nunca estuvo a orillas del Ebro
Más tarde, Luis se fue a Madrid y Félix pensó en Fernando Ribarés, el hombre de Hola Zaragoza, el compañero habitual, comprometido y entusiasta, de la bellísima voz de Mónica Farré en la Ser. O viceversa: tal para cual en el off de las mañanas. Fernando también creció día a día, minuto a minuto, y aprendió a dominar el programa. Aprendió a jugar, a deslizarse en medio de la ironía y la somardería de Marisa Aznar y Jorge Asín, que nos han regalado memorables noches y ha reinventado un humor propio. Como contrapunto a todo, estaban las actuaciones en directo, con un sonido impecable. Estaba ese equipo prodigioso que acabó formando la familia sentimental de la televisión local llena de propuestas, convencida de sí misma, ese equipo que todo el mundo reconocía y aplaudía. Su profesionalidad había saltado fronteras y en Madrid, en Valencia o Barcelona Que viene el lobo era sinónimo de calidad, riesgo y entretenimiento. Ayer, con todos de luto y más público que nunca, se celebró ese lúdico funeral, rematado por un viaje en el tiempo por toda la gente que había pasado por El Lobo, entre ellos mi hermano gigante Alberto Gámez, entre ellos tantos amigos y profesionales que han trabajado en Antena Aragón, en RTVA, en Localia. No quiero citar a nadie por no olvidarme de ninguno, pero conservo una montaña de cariño para Rocío Ibarra y Sergio Gómez. Fue un programa memorable, lleno de cariño, de lucidez, un homenaje a todos, a Félix Zapatero, a José Luis Campos, que volvió a hacer oposiciones sencillas a que le pidan lo que quieran. Sus fiestas de trasnoche son lo mejor del mundo: lo hace todo con facilidad, con abundancia, con una clase que habría parecido impensable en estos pagos. El lobo, en la noche de San Juan, se fue por los aires en una despedida ritual y poética.
Había muchos amigos. Gente que ha acompañado al programa en su lustro de placer, de aprendizaje y de consolidación. Jamás un programa ha tenido tanto éxito, jamás un programa había sido una factoría de talentos así, jamás había sido un refugio para las actuaciones en directo, que sonaba impecablemente. Con este cierre para siempre se va un programa cuando avanzaba hacia la cúspide, lleno de adictos, una referencia. Fernando Ribarés, que puede gastar más o menos en las entrevistas (yo estuve en el programa hace poco y me lo pasé estupendamente: estuvo acogedor, cercano, divertido y a la vez muy profesional), estuvo magnífico, sobre todo porque ríe espléndidamente y supo contar que el equipo del Lobo término que ya no precisa explicación alguna: el Lobo es un mundo, un espacio al que quieres acudir, un encuentro con un espectador aragonés ampliamente mayoritario- volverá a salir de caza, a buscar sus piezas, otro lugar al sol, con trescientas noches de cariño, tabaco y canción. Y que ese lobo nunca querrá ser perro leal, anudado a un collar
Cuando me fui, hacia la una de la mañana, Mariano Gistaín salió a despedirme y a beber noche de ceniza de lobo. Vi a Félix Zapatero con dos compañeros que no sé si barrían las últimas huellas del lobo. Estaba abatido: acababa de poner remate a una de las más bellas partes de su vida de hombre que sueña imágenes. Volverá. Volverá, seguro, con su bigote blanco de Mark Twain, aquel eterno humorista que nunca estuvo a orillas del Ebro
7 comentarios
Para Merche -
Como Antena Aragón, en caso de que siga emitiendo, va a precisar un local muy grande para hacer un proyecto como ése, salvo que lo asumiera el Canal Autonómico, se interrumpe.
No creo que Pepe Quílez y los suyos van a dejar al margen a este magnífico equipo, aunque el proyecto de televisión autonómica nace pobrísimo.
Esperar veinte años para esto... Pero bueno, otorguemos el beneficio de la duda...
May -
MAY -
Merche -
Anónimo -
A.C. -
No me extraña que sea un héroe de barrio. Es un tipo estupendo.Al cabo de unos meses, será mucho más conocido aún... A jugar... Un abrazo.
Cide -
He oído decir que es el malo de la próxima película de Santiago Segura. No sé si será solo un rumor. Es todo un personaje en el barrio.