DOS POEMAS DE ÁNGEL GUINDA*
NO
Soy un claro interior, el porvenir
de una puerta que siempre está atrancada.
La trampa de vivir y ver morir.
Contra la destrucción de la conciencia
bramo, reviento, clavo en Dios los codos.
Soy un zarpazo roto de paciencia.
Una luz que, arañando los escombros,
borra la niebla y sigue hacia adelante.
Un hombre con la sombra hasta los hombros.
Como hambre y bebo sed con todos
los condenados a escarbar la nada.
Esto no es un poema, es un desplante.
Profundamente grito un no rotundo.
Yo no quiero vivir en este mundo.
CAJAS
Lo diría una indígena y tendría razón.
Ustedes tienen la vida organizada en cajas.
Nacen y les dejan en una cajita,
su casa es una caja, y las habitaciones
son cajas más pequeñas.
Suben a la casa en una caja,
bajan a la calle en una caja.
Viajan en una caja.
Duermen y hacen el amor sobre una caja.
A través de una caja ven el mundo.
Cambian de casa: lo meten todo en cajas.
Y cuando mueren
les introducen también en una caja.
Los Bancos y las Cajas tienen caja,
los establecimientos tienen y hacen caja.
Todo está hecho para que encajemos.
Nos encajan la vida.
Algunos no encajamos, y nos desencajamos.
*Ángel Guinda (Zaragoza, 1948) leyó estos dos poemas en el monasterio de Veruela el pasado sábado. Aquellos que frecuentan esta página, ya saben que me gusta mucho incorporar textos ajenos.
Soy un claro interior, el porvenir
de una puerta que siempre está atrancada.
La trampa de vivir y ver morir.
Contra la destrucción de la conciencia
bramo, reviento, clavo en Dios los codos.
Soy un zarpazo roto de paciencia.
Una luz que, arañando los escombros,
borra la niebla y sigue hacia adelante.
Un hombre con la sombra hasta los hombros.
Como hambre y bebo sed con todos
los condenados a escarbar la nada.
Esto no es un poema, es un desplante.
Profundamente grito un no rotundo.
Yo no quiero vivir en este mundo.
CAJAS
Lo diría una indígena y tendría razón.
Ustedes tienen la vida organizada en cajas.
Nacen y les dejan en una cajita,
su casa es una caja, y las habitaciones
son cajas más pequeñas.
Suben a la casa en una caja,
bajan a la calle en una caja.
Viajan en una caja.
Duermen y hacen el amor sobre una caja.
A través de una caja ven el mundo.
Cambian de casa: lo meten todo en cajas.
Y cuando mueren
les introducen también en una caja.
Los Bancos y las Cajas tienen caja,
los establecimientos tienen y hacen caja.
Todo está hecho para que encajemos.
Nos encajan la vida.
Algunos no encajamos, y nos desencajamos.
*Ángel Guinda (Zaragoza, 1948) leyó estos dos poemas en el monasterio de Veruela el pasado sábado. Aquellos que frecuentan esta página, ya saben que me gusta mucho incorporar textos ajenos.
25 comentarios
FERNANDO -
Ana -
El poema dedicado a Gabriel Celaya por Antón Castro fue emocionante, al igual que emocionante volver a oír la voz de Ángel Guinda.
LOKI -
David -
Aquí otro antiguo alumno, y tengo el gusto de que aunque ya no me dé clases nos sigamos viendo y hayamos pasado a ser amigos.
si queréis conocer una faceta más personal de Ángel en el blog de Panda de Tolos (http://pandadetolos.blogspot.com/) tenemos una sección con vídeos en los que él mismo en persona nos narra anécdotas y curiosidades de su intensa vida.
¡Invitados estáis!
Iago -
vanessa -
Jorge Anoro -
...es POESÍA.
Anónimo -
Anónimo -
Anónimo -
Anónimo -
Marys -
alejandra moreno gamonal -
Antonio PÉREZ MORTE -
Jesús -
May -
Antonio -
Cide -
Antonio PÉREZ MORTE -
¡Qué grande!
jose -
Merche -
Javier -
Magda -
Ángel Vicioso -
Menchov -