FERMÍN GALÁN Y ÁNGEL HERNÁNDEZ, LOS SUBLEVADOS DE JACA
LA REBELIÓN, condena y ejecución de Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández han interesado a periodistas, historiadores y escritores. Quisieron precipitar la llegada de la II República, que se produciría cuatro meses después, y ese gesto les costó la vida, pero de su utopía nació el mito. Estos días han aparecido dos libros que recuerdan las poco más de 50 horas de revolución y tragedia: Alfonso Zapater reedita en una nueva colección “Los sublevados” (Certeza. Col. Redallo), que cuenta lo que ocurrió en Huesca desde el 12 hasta el 14 de diciembre de 1930, el día en que se produjo el fusilamiento, a las tres y diez (otros dicen a las dos y cuarenta y cinco) de la tarde del domingo. Galán se despidió de sus ejecutores con un “¡Hasta nunca!”. Zapater narra la sublevación y la toma de la ciudad, la expedición hacia Huesca con cientos de soldados y el desenlace brutal. Tuvo un colaborador de lujo en Andrés Ruiz Castillo, que informó en Heraldo, en de diarios nacionales e internacionales de lo que ocurría; incluso burló la vigilancia de los centinelas y pudo hablar con el capitán Sediles. Y Fernando Martínez de Baños publica “Fermín Galán Rodríguez. El capitán que sublevó Jaca” (Delsan), una biografía inscrita en sus trabajos sobre la Guerra Civil. Baños acompaña de su texto, que cuenta con la colaboración de Juan José Oña y Luis Vallés Causada, de mucha documentación y de fotos espléndidas, traza un retrato del militar y se asoma brevemente a un espinoso tema: el desengaño amoroso que habría sufrido con una joven de la burguesía zaragozana, hermana de Luis Monreal Tejada. Una de las fotos más curiosas del volumen está vinculada al periódico Heraldo: en una pizarra se anuncia que el Rey, a propuesta de su Gobierno, ha concedido el indulto al capitán Sediles. Galán rechazó los sacramentos y sí aceptó la capa de uniforme del capitán Vallés que ahuyentar el último frío de su vida; García Hernández atendió a un sacerdote con una gabardina de trinchera muy desgastada. Ambos fueron alcanzados por cuatro disparos letales. Los piquetes de ejecución estaban formados por diez personas: ocho soldados, un cabo y un sargento.
*En mi artículo “La ansiedad del héroe” de Heraldo digo hoy que Galán y García fueron ejecutados el quince de diciembre de 1930 en la guarnición de Jaca. Me indujo al error, además de mi precipitación y de no guiarme de la memoria, un cartel firmado por Serafín de 1945, reproducido en el libro de Fernando Martínez de Baños, donde se dice: “El día 15 de diciembre de 1930 en la guarnición de Jaca (Huesca) fueron fusilados los capitanes Fermín Galán y García Hernández juzgados por el delito de rebelión militar contra la monarquía”. En la página 265, de al lado, Fernando recuerda la verdad: fueron ejecutados en Huesca, en el Polvorín de Fornillos.
*En mi artículo “La ansiedad del héroe” de Heraldo digo hoy que Galán y García fueron ejecutados el quince de diciembre de 1930 en la guarnición de Jaca. Me indujo al error, además de mi precipitación y de no guiarme de la memoria, un cartel firmado por Serafín de 1945, reproducido en el libro de Fernando Martínez de Baños, donde se dice: “El día 15 de diciembre de 1930 en la guarnición de Jaca (Huesca) fueron fusilados los capitanes Fermín Galán y García Hernández juzgados por el delito de rebelión militar contra la monarquía”. En la página 265, de al lado, Fernando recuerda la verdad: fueron ejecutados en Huesca, en el Polvorín de Fornillos.
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Antonio marquez -