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Antón Castro

JUAN RAMÓN Y ZENOBIA: UNA DEDICATORIA

JUAN RAMÓN Y ZENOBIA: UNA DEDICATORIA

 

 

Leo en “Babelia” un texto extenso de Andrés Trapiello donde comenta la aparición de la “Obra poética. Obra en verso. Obra en prosa” de Juan Ramón Jiménez (1881-1958), galardonado con el Premio Nobel en 1956. El proyecto lo ha publicado Espasa Calpe en dos volúmenes de 3.004 y 2.854 páginas (Chusé Raúl Usón estuvo el otro día un instante en casa y me recordó que los libros siempre tienen páginas pares, “no como eso que ponéis a veces en las reseñas, 187,123,415”, y son múltiplo de cuatro). Juan Ramón Jiménez ha sido mi poeta favorito durante muchos años, y en cierto modo lo sigue siendo. Tomo de una estantería su “Lírica  de una Atlántida” para ratificarme en ello: es la pasión por la poesía, por la palabra, la pureza absoluta, la conquista final de la transparencia. Trapiello, que acaba de publicar otro de sus extensos y ricos diarios “El jardín de la pólvora” (Pre-Textos), recoge una de las últimas  dedicatorias que le dedica a su mujer:

 

 

“A Zenobia de mi alma, este último recuerdo de su Juan Ramón, que la adoró como a la mujer más completa del mundo, y no pudo hacerla feliz. J.R. Sin fuerza ya”.

 

11 comentarios

Madame Bovary -

¡La más hermosa dedicatoria escrita desde el dolor! Adoro a Juan Ramón y no me he resistido a dejarte un comentario.

marilisa -

era muy feo o por lo menos no era muy fotogenico asi no se como se pudo casar con "esa" y cuando lo vi por primera vez fui al baño a vomitar yo no soy beaaaa

A Mari -

Gracias a ti, siempre. Recuerdo el libro que le publicaste en Alcaraván con la DPZ y lo cito porque era muy bonito. Dale un abrazo a Antonina. Si te quedase algún ejemplar de tu maravilloso libro sobre las empresas y el diseño..., lo busqué el otro día cuando hice el reportaje de Averly, pero me fue imposible dar con él. Un abrazo y mucho ánimo.AC

Mari -

Te hago aquí este comentario porque, como corresponde a una página de hace ya varios días, si lo pongo en su sitio quizá no lo leas: Antonina Rodrigo está encantada de la vida de saber que has publicado aquí una entrevista suya sobre Amparo Poch, "su" Amparo del alma, a la que nombra siempre y en cada ocasión. Acaba de volver de Puerto Rico, en cuya Universidad se hicieron unas jornadas sobre María Zambrano y otros intelectuales españoles en el exilio, y tampoco perdió esa oportunidad para citar a Amparo. Aquí en Zaragoza publicamos sus escritos (una antología de ellos) con una breve biografía que precedió a la más completa que publicaría Flor del Viento poco después. Fue el primer acto que intentó rescatar su memoria en el centenario de su nacimiento. La lucha de Antonina por reivindicar su figura en la ciudad que la vio nacer se concretó en varios actos de homenaje, la decisión de la Universidad de dar su nombre a una de las salas del Paraninfo, y la del Ayuntamiento de hacer lo mismo con un Centro de Salud. También ha surgido una asociación de mujeres que se llama "Amparo Poch" y que está empezando a organizar bonitas actividades. Por supuesto, nombrarán a Antonina socia de honor. Y está la promesa, del consistorio anterior, de darle una calle, aunque para eso parece ser que habrá que esperar bastante todavía. Hay que agradecer mucho a la estupenda Antonina que nos haya devuelto a Amparo, como lo ha hecho con muchas otras mujeres "invisibles" e igualmente maravillosas, sobre todo entre las que sufrieron el exilio. Y te agradezco, en su nombre, que tú también contribuyas a difundir y a enseñarnos a querer a nuestra Amparo.

Magda -

He leido en algunas críticas, que JRJ sufrio mucho de salud, y que esto mermó mucho su relación. En la frase que de él nos muestras hay dolor, es triste.

¿Cómo podría leer tu cuento que leo está publicado en el heraldo? ¿Hay referencia en internet?

Muchos saludos.

Anónimo -

Una copla de Juan Ramón:

Le dije que iba a besarla,
bajó serena sus ojos,
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.

(Juan Ramón, cultivó la copla, que es comola margarita sencilla del frondoso jardín de la poesía: no por ello menos bella...)
MAY

Anónimo -

Teniendo en cuenta que él era un enfermo, padecía varias enfermedades y estuvo internado en varias ocasiones, y que vivieron juntos tantos, tantos años, seguro que entre los dos existía un código amoroso y de relación que a lo mejor lo explica todo.

Zenobia y Juan Ramón se conocieron creo que hacia 1913, se casaron hacia 1916, escribo ahora de memoria, y no se separaron nunca más. Algo querría decir. Fue su musa, su amante, su esposa, su compañera en las traducciones, su enfermera, su mejor amiga, su secretaria, la mujer imprescindible para él. Y así lo reconoció una y mil veces Juan Ramón. NO hizo como Gregorio Martínez Sierra con María Lejárraga, pongamoso por caso.

Un abrazo. Ya sé que esto se presta a muchos comentarios, querida Ana A. AC.



ana a. -

Juan Ramón "adoraba" a Zenobia tanto que no soportó que acudiera a un hospital a tratarse su enfermedad. ¡Qué iba él a hacer sin ella! Zenobia murió enseguida y él tambíén. Me gusta su poesía, pero no querría que me quisieran como él quiso a Zenobia Camprubí.

Virginia -

Estupendo cuento. Suelo leer tu blog y el de Pepe Cerdá y me parecen estupendos. Por cierto el enlace desde tu página al de Pepe está estropeado y lleva a una página en inglés de la que no entiendo nada.

A.C. -

Gracias, Cide. Ya sabes que me he vuelto un poco cínico.

Encantado de que pasees por aquí. Un abrazo.Ac.

Cide -

fantástico "tu cuento del domingo" de hoy en Heraldo. Ojalá no fuera un cuento. Enhorabuena