JAVIER RUIBAL CANTA A LA SENSUALIDAD Y AL ARREBATO DE AMOR
Javier Ruibal (Puerto de Santa María, Cádiz, 1954) es uno de los cantantes y compositores más elogiados por sus compañeros. Es, en cierto modo, el “cantautor de los cantautores” por su personal música que abraza ritmos andaluces, todos los palos del flamenco, y árabes, sonidos del jazz y de Brasil, ecos africanos y latinoamericanos, caribeños (él habla de “la furia del dios Caribe”) y cubanos. Su forma de interpretar ha sido calificada como “apasionada y exuberante”, tan exuberante como la magia erótica de sus textos, tan apasionada como ciertas música de baile. Javier Ruibal acaba de publicar su octavo disco: “Lo que me dice tu boca” (18 Chulos Records), que grabó en dos días de septiembre de 2005 en la sala Galileo Galilei y que incluye también un DVD. La producción es de Javier López de Guereña.
“Con este disco he querido romper una especie de maleficio: la gente piensa que los discos se hacen un laboratorio de sonido. Quería recuperar la esencia de nuestro oficio: hacemos canciones y subimos a un escenario, y es ahí donde convocamos al público, donde ponemos el apasionamiento, la intensidad, donde nos desnudamos por entero. No es lo mismo estar oyendo por un auricular lo que estás cantando, con el retorno y todo eso, que esto. Y yo me alegro mucho de haber vuelto a grabar en directo. No lo había hecho desde 1994 con ‘Pasión Triana”, dice Javier Ruibal. Y explica que muchas de estas canciones no las había grabado nunca en un disco, apenas las cantaba, aunque hay otras muy famosas como “Habana mía” o “Bendito veneno”. Algunas fueron concebidas para programas de televisión, como “Los ratones coloraos” de Jesús Quintero; otras para documentales y espectáculos de flamenco como “Contrabandista” (que canta en la peligrosa noche: “Me llevo tu nombre escrito // por los montes de la luna // cómo puede ser delito // en este mundo maldito // quererte como a ninguna”); otras como “Atunes en el paraíso” para la película “Atún y chocolate”de Pablo Carbonell.
El tema general del disco, como casi siempre en la obra de Ruibal, es el amor, salvo la graciosa canción “Fugitivos del Hamelin. Los ratones coloraos”. El amor complejo y plural, encerrado en un puñado de variaciones, donde hay tiempo para contar historias trágicas, para la confidencia, para elogiar una ciudad o varias, para narrar los amores de Picasso (“el divino impertinente”, al cual también le dedica otra pieza muy juguetona) y Françoise Gilot, o para armar atmósferas que parecen cocinadas en la imaginación de García Lorca, el poeta que más admira el gaditano. Más que del amor mismo, habla de la fascinación que ejerce el cuerpo de la mujer, de su belleza cimbreante y de su gracia, siempre con un trasfondo muy narrativo e irónico. “Existe esa fascinación desde luego, ese cántico. Hablo de mujeres que pasan por la vida de uno, a las que a veces puedes alcanzar, con las que a menudo sólo sueñas una aproximación. Escribo de emociones y sueños, aunque no llegues a las caricias ni al contacto real, pero me contento con haber vivido esa sensación. Por eso, las mías son más bien canciones arrebatadas, canciones para eternos amantes o no tan eternos que aspiran a algo más definitivo”. Canciones que dicen, por ejemplo: “A favor de tu piel // que aprendí mejor que la mía, // llené mi cuerpo // con tu geografía”. Los 16 temas del álbum son de Javier Ruibal, salvo uno que escribió con Joaquín Sabina, un confeso admirador de su trayectoria.
“En lo estrictamente musical, ha habido algunos cambios. Hay bulerías de Cádiz, pasodobles, el mundo sonoro de Andalucía, pero no sé por qué razón veo que me he inclinado más por el universo latinoamericano. Siempre me gusta experimentar, juntar sonoridades, abrirme a nuevas sensibilidades. Utilizo mucho más la mandolina y la guitarra española, y también las guitarras eléctricas, pero no ha sido preconcebido, ha salido así. Yo compongo, busco un paisaje sonoro, fabrico mi propio reino de la imaginación y también de la musicalidad”. Javier Ruibal va a grabar con un cantante senegalés un disco con canciones de aquí y de allá, fábulas infantiles, y acaba de iniciar la gira que lo traerá a Zaragoza, al Teatro del Mercado, el siete y ocho de enero de 2006. Admira a Paco de Lucía, a Carmen París, que ha grabado una de sus mejores canciones, “Ave del paraíso”, a Dulce Pontes y a Pat Metheny, el autor de “American Garage”. Sueña con escribir una novela.
5 comentarios
carlos.c -
Para Carlos Clemente -
Carlos Clemente -
De A. C. -
Javier Ruibal cantó en Zaragoza en un encuentro de cantautores hacia 1988 o 1989. Recuerdo que en "La Marioneta" o "La Ópera" hablamos hasta las tres de la mañana con luis Alegre y Mariano Gistaín de testigos, aunque a lo suyo. A conversar y beber. Eran los felices años de "El Día". Creo que hacía poco, muy poco, Mariano, Luis y José Antonio Ciria habían empezado a parir "Perico Fernández. La vida en un puño".
Un gran abrazo.
Cide -
Este verano forjé cierta amistad con dos personas del Puerto de Santa María. Por supuesto, dos enamorados de Alberti y Ruibal. Uno de los dos me dijo que, aunque no me diera cuenta, era por la voz. Y es cierto es sensual, seductora, pausada pero apasionada.
La canción que primero me fascinó de él fue "Dame tu boca" sobre un poema de Mari Pau Domínguez en un disco libro con música de Gabriel Sopeña que creo recordar que se llama "Universo en ciernes". Fantástico. Gracias Antón.