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Antón Castro

EL GESTO DE ARTURO DAUDÉN IBÁÑEZ

EL GESTO DE ARTURO DAUDÉN IBÁÑEZ

Arturo Daudén Ibáñez creció en una masía de Cantavieja abierta a las tempestades. Entonces, aún se fabricaban balones de trapo y se llevaban troncos para calentar la escuela. Arturo tuvo un profesor, don Matías, que descubrió pronto sus cualidades para el estudio; hizo una encuesta entre los alumnos acerca de su sueño de porvenir, qué querían ser de mayores, y él dijo: “Futbolista”. Fue una decepción pasajera para el maestro, porque Arturo acabaría licenciándose en Biología. Cambió el deseo de ser jugador de fútbol por el de árbitro. Fue escalando posiciones y un día debutó en Primera División. Un año obtuvo el “silbato de oro” por su ansia de perfección, por su entrega, por su excelente preparación física –que inicia cada año en lo alto de la Cruz de la Tarayuela y otros parajes nativos a gran altitud. Lo sé con certeza, corrí con él por allí hace dos o tres años, con la lengua fuera, claro- y, en el fondo, por su escasa teatralidad. Es la antítesis de Collina: puede equivocarse, pero pita lo que ve. Se atreve. No es diplomático porque detesta las apariencias. Ahora le arrebatan su condición de internacional en represalia por no haber querido firmar una carta contra dos colegiados, López Nieto y Martín Navarrete, en una pugna insidiosa con un tal Sánchez Armiño, exárbitro, que no dignifica ni el fútbol ni su oficio. Arturo Daudén ha recordado con su gesto que él es un hombre honesto, un trabajador infatigable, un demócrata que detesta los métodos franquistas y a aquel señor que se murió en la cama, cuya muerte congregó a un montón de masoveros en la masía familiar de los Daudén. Igual que Pérez Lasa. Mientras piensa si se va para siempre, lo decidirá estos días de reposo en Cantavieja con los suyos, deja un ejemplo de transparencia y gallardía en un universo lleno de corruptelas y venganzas al que no ha llegado la verdadera democracia, como demuestran a diario Ángel Villar y su sicario Sánchez Arminio.   

 

4 comentarios

Jose -

Con el trote cochinero no supera las pruebas físicas.

Barni -

Otra vez nuestro amiguito Dauden, ha anulado un gol de reglamento contra el Recre. Yo creo que no lo sabe ni él. Además fue penalti.

Jerónimo -

Si, si... ¡Joer con el angelito de Dauden! Menudo estropicio le hizo al Atleti, en favor, (como no) del Madrid.
Y menos mal que pita lo que ve... en la misma jugada se traga un penalty de libro y anula un gol sin que nadie sepa por que...
Lo raro no es que este colegiado pierda la internacionalidad. Lo increible es que ha llegado a ser internacional.

juanjo blasco panamá -

En alguno de tus escasos momentos,rey celta,deberías hablar con esa tecla tuya tan entrañable de algunos de los grandes perdedores en la historia del futbol.Hay casos de dignidad que rozan lo heroico. Por cierto, estas líneas siguen siendo lo más delicioso de mis mañanas.