CUCHI Y ESPERANZA, XULIO, MIGUEL LABORDETA
Hoy también he estado con Xulio López Valcárcel. Apareció su amigo Ángel (con quien hizo aquí el servicio militar) y algunos otros amigos del ciclo “La voz y la palabra”. También estaba su editor aragonés Manuel Martínez Forega, responsable de un extenso fragmento de “Casa última”, un libro que apareció en Espiral maior en edición original, que mereció el premio de la Crítica en gallego y que plantea un viaje a la memoria, a la casa como claustro y refugio, como centro del mundo, como laboratorio de sueños, como crisol donde fermentan las huellas de nuestro antepasados. Se trata, como dijo Fernando Burbano, de un poemario de un niño, de un adolescente, de un hombre de aldea, arraigado con los castaños, enraizado al humus, depositario de la luz y del enigma de las estaciones. La traducción al castellano, por cierto, es de Manolo Forega y de Mariano Castro.
En el Centro de Historia, no tuve tiempo para percatarme bien de las quejas de Antonio Pérez Morte y de Santiago Arranz, vi la exposición de Miguel Labordeta, y me interesó mucho el cuadro de Iñaki. Confieso aquí que no lo había visto antes al natural: me ha parecido una obra poderosa, sugerente, con una gran expresividad en los colores. Es curioso, tengo la sensación de que ahora, como sucedía hace años, los pintores apenas hacen retratos de escritores, pintores. O supongo que los harán, ahí está el caso de Pepe Cerdá o Pedro Sagasta, pero se exponen poco. Me ha encantado ese cuadro de Iñaki: es enorme de casi dos metros de alto.
1 comentario
Rafa -
Un beso de Rafa y Carmen.