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Antón Castro

"DÍAS SIN TREGUA" DE MIGUEL MENA, POR DANIEL GASCÓN*

"DÍAS SIN TREGUA" DE MIGUEL MENA, POR DANIEL GASCÓN*

         
        Hola, buenas tardes. Estoy encantado hablar de Días sin tregua por varias razones. La principal es que es una novela estupenda. Y otra, es que para mí casi es una regresión uterina: la novela sucede en marzo de 1981 y yo nací a primeros de abril de ese mismo año. Luego hay un epílogo fechado en mayo. Así que siento que mi nacimiento está en elipsis en la novela.

        Días sin tregua cuenta la investigación que sigue al secuestro de Quini, el delantero de uno de los equipos que el Real Zaragoza ha eliminado en su camino hacia la consecución de la Copa del Rey. Como sabéis, el secuestro de Quini, que era el pichichi de la Liga española, comenzó el 1 de marzo de 1981 y se prolongó durante 25 días. Miguel Mena es un experto en muchas cosas, pero también es un experto en secuestros: contó uno muy divertido en Bendita Calamidad, se ha comprado una casa en Trasmoz, donde estuvo como rehén el padre de Julio Iglesias, y aquí cuenta otro secuestro en forma de thriller. Este sábado volví a leer la novela, porque tenía que presentarla y porque no estaba seguro de que los criminales fueran de verdad los que dice Miguel Mena. No pude dejar el libro hasta llegar al final: así que en Días sin tregua el secuestrador es él.

El secuestro de Quini ocurrió en un momento convulso de la historia de España: poco después de la intentona golpista de Tejero, cuando ETA mataba a dos personas por semana –cometió 130 asesinatos en 1980- y había varios grupos terroristas en activo, cuando amplios sectores de la sociedad y las fuerzas armadas sentían una profunda desconfianza por la democracia y los cuarteles estaban llenos vasos de plástico para celebrar con champán (o cava catalán) por la vuelta al autoritarismo. El protagonista del libro desayuna en un bar y casi cada día hay muerto distinto.

        Esos son los hechos reales: a partir de ellos Miguel Mena elabora una trama que resulta verosímil y tiene un valor simbólico. Aunque Rafael Azcona dice que en España no se pueden hacer thrillers porque el uniforme de la policía es horroroso, Días sin tregua es un thriller político y sentimental protagonizado un policía de paisano. La novela cuenta en paralelo tres ramas de la misma historia: en la primera, Luis Mainar es un inspector que investiga el caso en Barcelona, y cuenta sus progresos en forma de diario; en la segunda, vemos los problemas familiares desde la perspectiva de su esposa Lucía; en la tercera, se nos cuenta  el encierro de Quini en un sótano de Zaragoza, y las experiencias de la víctima y los malhechores.

        Días sin tregua funciona como un mecanismo de relojería y las tres historias están llenas de elementos que las unen, casi de rimas internas, y se impulsan entre sí. Por ejemplo, la canción que se escucha en el zulo es la misma que Mainar y su cuñada ven en televisión.

        A mí me gustan los libros que dicen las calles por las que pasean los personajes; me gusta que Miguel Mena cuente los horarios de los cines y las películas que están en la cartelera (en Zaragoza echaban "Aterriza como puedas"); los resultados de los partidos de fútbol; los problemas del protagonista para orientarse en Barcelona, la visita al Pilar. Sé que Miguel Mena se ha documentado en las hemerotecas, pero nunca nos agobia con datos: la información que da es la información que determina la vida de personajes de la novela, y resulta imprescindible para entender y creer lo que cuenta Días sin tregua.

        Además, Miguel Mena introduce algunos detalles cotidianos que son otros de los grandes aciertos de la novela, y que vincula Días sin tregua con 1863 pasos. Miguel sabe pasear por una calle, contar quién hizo una escultura, hablar de historia y la crónica de sucesos y relacionarla con las vivencias de un personaje.

 

        Dice la contraportada que es un thriller con sentimientos, y es cierto: sobre todo, son importantes los sentimientos de Mainar hacia las tres grandes chicas del libro: Laura, Lucía y Magda. Pero también es un thriller con intimidad, con elementos casi costumbristas: por ejemplo, los bocadillos que los secuestradores preparan a su víctima. O las sobremesas de domingo, con su carga de silencios, tensión y aburrimiento. Una vez, Lucía y Mainar se ven en Zaragoza. Cuando se separan, los dos coches viajan juntos un momento y luego se separan. He vivido escenas como esa un millón de veces, pero no estoy acostumbrado a leerlas en las novelas.

 

        Otra de las cosas que hacen que la novela resulte tan apasionante es que todos los personajes tienen su pequeña historia personal: son seres humanos y no solo piezas de un engranaje narrativo. Por ejemplo, Magda Mariné, la periodista “roja y separatista” que busca una exclusiva; el policía Borobia, que tiene un pasado oscuro y un futuro todavía más tenebroso; los secuestradores nerviosísimos que llevan una televisión portátil a Quini para que vea el partido de la selección española contra Inglaterra; la angustia del delantero; Jesús, el joven policía que jugó en las divisiones inferiores del Barcelona. Aunque Mainar se aburre en la investigación y tiene la sensación de que las pesquisas no progresan, los lectores disfrutamos con sus idas y venidas, con sus aventuras sexuales y sus sospechas y sus encuentros.

La cualidad humana de los personajes es especialmente evidente en el caso del inspector Mainar, el protagonista. Es un héroe imperfecto. Un hombre que tiene problemas familiares porque su hija no es como las demás, a pesar de que a veces es la niña más feliz del mundo, y que dice: “conocer mis carencias no me permite eliminarlas de un plumazo”.

Pero Mainar es sobre todo un hombre que cree en la democracia, al contrario que muchos de sus compañeros del cuerpo, y que quiere que la ley se cumpla. Sus situación personal y sus convicciones hacen que sea un hombre prácticamente solo: solo porque le cuesta aceptar la enfermedad de su hija; porque no se encuentra a gusto en la familia de su mujer, hija de un militar de Zaragoza, y se siente atraído por una periodista que viene de un mundo muy distinto; porque sabe que en cualquier momento un terrorista puede pegarle un tiro en la nuca, pero también que algunos de sus compañeros estarían encantados de verlo desaparecer.

        Mainar es el gran personaje de Días sin tregua y su mirada contagia el libro: retrata un momento de paranoia y desesperación, pero también hay razones para el optimismo: a veces los malvados reciben su castigo, o un padre sonríe cuidando a su hijo.

Aunque a veces la fortuna ayude al inspector Mainar, no hay nada azaroso en Días sin tregua. Miguel Mena ha escrito un libro lleno de información rigurosa e intensidad narrativa, que se lee como se ve una buena película, pero que también constituye una reflexión muy lúcida y emocionante sobre la Transición, la democracia y el país en que vivimos. Antes he dicho que Miguel Mena es un experto en secuestros: creo que el rapto de Quini es la metáfora de un país secuestrado por la violencia y que Días sin tregua es la historia de una liberación. Es el principio de una liberación y todavía estamos en ese proceso: hemos avanzado mucho en estos años. El libro habla de las virtudes, de los problemas y la fragilidad de la democracia, que compara a la educación de un niño que no habla. Una de las cosas que Días sin tregua nos recuerda es que la democracia no es algo que se nos haya dado gratis, sino que es la conquista pública y privada de muchos ciudadanos imperfectos.

 

*Miguel Mena (Madrid, 1959) presentaba ayer su última y más ambiciosa novela "Días sin tregua" en Ámbito Cultural. La presentó un buen amigo de este blog, Daniel Gascón, que nació en Zaragoza en 1981, cuando suceden algunas de las acciones fundamentales del libro: la intentona de golpe de Estado de Tejero, el secuestro de Enrique Castro González "Quini", etc. La novela, premiada en Málaga, acaba de publicarla el sello Destino. La foto muestra el reencuentro de Quini y su mujer Mari Nieves, que fue muy emocionante.

2 comentarios

Francisco Ortiz -

Una lectura semejante a la que yo hago también sobre la novela, supongo que porque somos dos lectores que la hemos leído con pasión. En mi blog publicaré los comentarios dentro de unos días, ya que tengo textos preparados anteriormente.

Quini -

Me ha gustado mucho la novela de Miguel Mena y también me ha gustado mucho la presentación de Daniel Gascón.