GRACIAS, ROBERTO, ROBERTO ABIZANDA
No conozco a Roberto Abizanda. Creo que alguien me dijo una vez: “Míralo, ese chico es el genio que ha hecho posible que escribas tanto en tu blog”. Siempre me habían hablado maravillas de él, como de Rubén Cárdenas, de Quique Radigales o de Alex Dantart, al que entrevisté una vez sobre los misterios de internet. Hace exactamente ahora dos años, en los V Encuentros Literarios de Albarracín, Mariano Gistaín casi jugando me abrió un blog. Desde entonces prácticamente he escrito todos los días, y padezco auténtica adicción. El blog es como un jardín donde paseo, donde me extravío, donde me enfrento a la necesidad de contarme y de contarme el mundo; es el lugar adonde acudo cuando la ansiedad me vence, cuando el desespero me dicta sus cuentos de medianoche y de las sombras; es la ventana que abro cuando quiero saludar a alguien que pasa. Hace dos días que el sistema está en pruebas o en reparación, en parón técnico, y la verdad es que echo de menos el blog: anoche llegué a casa y escribí un texto sobre Roberto Rossellini, y sobre Ingrid Bergman y la furia volcánica de Anna Magnani. Pero no lo he podido colgar. Ni tampoco nuevas fotografías de Gene Tierney o de Jesse A. Fernández, el gran fotógrafo y pintor habanero, de origen español, cuyo maravilloso catálogo acabo de comprar por doce euros. Antes valía 50.
No conozco apenas a Roberto Abizanda, ni siquiera he visitado su magnífico blog, como tampoco visito mucho el de mi admirado Javier Torres, porque ambos cuentan cosas tecnológicas que no entiendo. Ahí, en sus mundos, me siento un intruso tonto. Me gusta saber que andan por aquí, que crean sin parar, que cuentan historias a su modo, historias del recalentamiento sigiloso de los bits o como se diga ahora, historias para vivir mejor y con mejor economía en este planeta virtual donde la limitación apenas existe. Creo que fue Mariano Gistaín quien dijo aquello de que los bits se recalientan mientras el aparato está apagado. Se recalientan y sueñan. En estos circuitos bien se ve que existe un lenguaje soterrado, un cierzo ideal de sonidos y vendavales, almas a la derivas, palabras que exigen que se les despierte el ánima.
Han pasado dos años. Y en este blog milagroso de Roberto Abizanda está mi vida: apenas he escrito nada que no esté aquí, la novela en marcha de mi existencia está ahí, apretujada e intensa, más de 3.000 folios, ese salón privado y público de los pasos perdidos. Veo a los novelistas y siento una envidia infinita, tengo envidia cariñosa de Víctor Juan Borroy que ha terminado dos novelas en dos años y que están ahí, a la espera de un editor. Yo me haría, o quizá me haga editor antes de un par de años, para publicarlo. Quizá por ello, porque Roberto Abizanda ha sido mi editor sin saber nada el uno del otro, y de otros mis de colegas, celebro estos dos años. Es posible que ya no vuelva a escribir más ficción y que ya me conforme con escribir sólo aquí, en este dominio de blogia, donde me siento protegido, tranquilo, como en casa y a recaudo de cualquier tempestad. Los escritores siempre soñamos con un editor que confíe en nosotros, sin aspavientos, sin afectación y sus largos silencios, aunque no pierda el tiempo leyéndonos.
Roberto Abizanda ha sido ese hombre, ese mago, ese amigo al que no conoces: ni él quiere conocerte ni tú te obsesionas en conocerlo. Así son los amigos invisibles. Desde aquí, desde una habitación de su inmensa casa con vistas a la tierra entera, le envío un abrazo y le testimonio de nuevo mi gratitud. Gracias. Gracias, Roberto Abizanda.
*Cuelgo aquí esta preciosa y sugerente foto de Mary Ellen Mark, otra de mis fotógrafas favoritas, que parece seguir la estela de Lissette Model y Diane Arbus. Aquí, la instantánea evoca una suerte de felicidad.
5 comentarios
Cide -
m ; ) -
Los blogs son contenido inagotable para el papel !
De A.C. -
2.A Roberto A.Gracias invisible amigo por tu generosidad. Hoy podríamos decirte con más razón que nunca, eres como una madre.
Un abrazo.
Roberto A. -
Leo bastantes blogs a diario, de fuera de Blogia y de dentro, y aunque es imposible leerlos todos este es uno de ellos. Felicidades.
Un lector.
Magda -
Aunque deberíamos de felicitarnos a nosotros de contar con tu escritura durante este tiempo. Muchas gracias, Antón, y que cumplas muchos años más.