ADIÓS AL ESCRITOR Y EMBAJADOR JOSÉ VICENTE TORRENTE
Hace algunos años, no recuerdo ahora si fue hace una década o algo menos, visité en su casa madrileña al escritor y diplomático oscense José Vicente Torrente. Lo había conocido a finales de los años 80 en el Gran Hotel de Zaragoza: recuerdo que allí hablamos de un fragmento de sus apasionantes memorias, apenas 80 páginas en una pálida edición. Para entonces, gracias a Pepe Melero y Javier Barreiro, ya sabía que era un formidable escritor y que “El país de García” era un libro al que había que volver porque era divertido, picaresco, toda una expedición –un poco al modo de Baroja, Cela, pero también el “Lazarillo” y Quevedo, y sobre todo al modo de "Pedro Saputo" de Braulio Foz- al Altoaragón. En 2004, tras mi conversación en su casa, cuando se dedicaba a la encuadernación y al dorado de libros, Barreiro realizó una edición crítica de ese libro en la colección Larumbe de Prensas Universitarias y otras instituciones, con retrato de José Luis Cano, y allí decía: que se trata de una “mezcla de libro de viajes, guía histórico-artística y novela picaresca, el libro constituye un amenísimo recorrido por la provincia de Huesca en el que se alterna el trabajo de documentación con un desprejuiciado humor de estirpe aragonesa, que privilegia lo pintoresco y, a la vez, destiñe sabiduría. Aunque la acción se desarrolla en la época contemporánea, las andanzas de los personajes tienen un regusto arcaizante servido por una prosa precisa, vigorosa y llena de expresividad”.La trayectoria de José Vicente Torrente era muy personal. Llevaba siempre bastante bien que se le confundiera con Torrente Ballester y había tenido una intensa relación con Camilo José Cela, al cual admiraba con toda sinceridad. Me enseñó varios libros dedicados por él. Era un hombre dotado de un peculiar sentido del humor, no expansivo exactamente, pero sabía divertirse. Era un buen lector de Alejo Carpentier y poseía una magnífica biblioteca y una cuidada y selecta pinacoteca. Nació en Huesca el 26 de octubre de 1920 y ahí completó sus estudios de primaria y secundaria, hasta que su padre, funcionario público, fue destinado a Madrid, donde se trasladaron todos.
A los 16 años publicó sus primeros artículos en “La Nueva España”, luego desarrolló su labor como redactor en “Economía Mundial” y en “Pueblo”. Al mismo tiempo estudiaba la carrera de Derecho en la Universidad Central madrileña y pensaba en ser notario, aunque sus parientes y amigos le orientaron hacia la Diplomacia. Para entonces ya tenía escrita su primera novela, “IV Grupo del 75/27”, ambientada en nuestra guerra civil, que fue publicada en folletón en la revista “El Español” en 1944. Su carrera diplomática comenzó en Puerto Príncipe, de donde pasó a Santo Domingo y de allí a Nueva York. Cuando se firmó la primera ayuda norteamericana a España pasó a la Dirección General en Madrid para su aplicación y poco tiempo después desempeñó el área económica de la Subsecretaría de Asuntos Exteriores, accediendo luego a ministro de Asuntos Económicos y jefe de la Oficina Comercial en París. Ahí acabó su periplo, pero también fue determinante su periplo en Caracas. Publicó bastantes libros, llegó a ser finalista del Premio Nadal, abordó la novela del dictador como Valle-Inclán, Francisco Ayala, García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Roa Bastos o Carpentier, entre otros. Algunos de sus libros más importantes son: “En el cielo nos veremos” (1956), “El becerro de oro” (1957), “Los sucesos de Santolaria” (1974), quizá su novela más divertida y visionaria, o “El país de García” (1974), libro que José María Ariño en su magnífico blog de lecturas define así: “Es un recorrido por la provincia de Huesca plagado de anécdotas, reflexiones, aforismos y otras aventuras”. También publicó “El país de don Álvaro” (1997).
Su pasión por los libros y la encuadernación la reflejó en “Manual del dorado de libros” (Clan, 2000).José Vicente Torrente Secorún, el embajador y narrador, falleció el pasado once de julio en Madrid. Tenía 86 años. Recuerdo con mucho cariño aquella estancia en su casa, que tenía algo de morada con encantamientos. José Vicente Torrente se dedicaba al cuidado y a la encuadernación y al dorado de libros junto a su mujer. Patricio Julve estuvo conmigo y los retrató a ambos.
UNA CARTA
Navegando un poco por internet, mientras intento hallar aquella entrevista entre mis papeles y mis cajas de Mudanzas Martínez, hallo esta curiosa carta en Internet:
[Caracas, 30 de Diciembre de 1982
Dr. Arturo Uslar Pietri. CIUDAD
Querido Dr. Uslar,
El pasado día 20 recibí una carta del ex-Embajador de España en Venezuela, José Vicente Torrente, en la cual me dice que una caja de libros de las que llevó de aquí se ha extraviado y me pide que le envíe “Oficio de Difuntos” y “Las Lanzas Coloradas”, cosa que estoy haciendo por la valija de hoy.
Creo que cumplo un deber de información, porque sé de su amistad con él, al entrecomillar un párrafo que a Ud. le dedica y que dice lo siguiente:“Para mí, Uslar Pietri es el mejor y más profundo escritor en lengua castellana de los últimos treinta años, con permiso de los señores de la Academia Sueca. La historia de la literatura de España y de Hispanoamérica, cuando se escriba dentro de unos años, le hará a Uslar Pietri la justicia que los que le conocemos le hacemos ya”.
Compartiendo como comparto los criterios de mi compañero, no quiero dejar de enviárselos por su sinceridad.Reciba, en compañía de su familia, mis mejores deseos para estas Navidades y un año 1983 que nos traiga paz y tranquilidad en este mundo tan revuelto.
Con todo afecto
José Antonio Acebal y Monfort]
2 comentarios
De A.C. -
leozelada -
http://leozeladabrauliograjeda.blogspot.com/