EL ZARAGOZA, BIEN, Y MAÑANA LUNES...
Hacía ya algunas semanas que no iba a La Romareda. He seguido al equipo por televisión con auténtico entusiasmo y entiendo la felicidad de Víctor Fernández y de los aficionados. Ahora, tantos años después, vuelve a haber materiales para el sueño. El Real Zaragoza tiene quince o dieciséis jugadores capaces de responder a un alto nivel. Si falta Milito, Piqué puede reemplazarlo con absoluta solvencia. Hoy lo hizo y de qué modo: realizó un soberbio choque, pleno de concentración y despliegue, pleno de energía, de colocación y de proyección en el ataque, que le valió un gol. Si falta D’Alessandro, puede entonarse Óscar, o Sergio García, que derrama vértigo, que este año está inspirado y crea huecos, desbordes, impresiona al rival. Y ahí, como un catalizador, como un recuperador incansable, anda Alberto Zapater: no es brillante, no es barroco, no parece un virtuoso, pero siempre está y acude y se desgañita, dispuesto a ayudar, a parar al rival, a correr más que nadie. Tiene furia de competición, sed de balón y de victoria, y exhibe una honestidad a prueba de bomba. Posee la hechura de un jugador comprometido.
Hoy, además, realizó un excelente partido Juanfran, quizá uno de los mejores, tuvo algunos instantes en la segunda parte de lucidez Movilla, realizó una parada para “El tercer tiempo” y los telediarios César Sánchez, y Aimar hizo lo mejor que sabe: tocó algunos balones, basculó hacia un lado y hacia otro, ensayó algunas pillerías, y por fin atisbó el hueco que abrió el partido y los óxidos incómodos de una tarde que se presumía dura. Tras la primera parte, embarullada y gris, con un Nastic que hilvanaba aunque carecía de mordiente, el presidente Eduardo Bandrés expresó así su estado de ánimo. “Y ahora a sufrir, de nuevo”.
El sufrimiento duró poco más de cuatro minutos. Justo lo que necesitó Aimar para lanzar un mísil por el centro. La tarde se había quedado ideal, sin viento, trabajada de nubes y de cánticos. Fue en ese instante cuando descubrí dos cosas: una pancarta inmensa que recordaba al líbero Sergio, el futbolista que arrojó su cuerpo al tren, el futbolista que me llevó a pensar en Canito y en Víctor Mira, y el nombre de “David Generelo” a una peña. Generelo estaba aún en el y saldría entre aplausos: es un buen jugador al que le faltó atrevimiento, ambición, capacidad de erigirse en jefe de operaciones. Marcó Aimar, luego lo hizo Óscar, y apuntilló Piqué, que estuvo pletórico. Este Real Zaragoza tiene pegada, ambición y un estado de inspiración constante. Siempre hay alguien que marca. Creo que lleva algunas semanas sin golear Diegol Milito, pues no pasa nada: ahí están sus compañeros y el Real Zaragoza se instala cómodamente en zona de Champions.
Estuve sentado al lado de Canario, que no mostró en ningún instante ardor, alegría, pasión por lo que veía. Quizá celebrase aún el recuerdo de Puskas, que tuvo en Estiragués el Sordo a un feroz marcador. Allá abajo veía a Pepe Melero rodeado de directivos. Luego, al final, hablé con Eduardo Bandrés y su mujer Victoria, están que no caben de gozo los dos; con Chon Durán, Emilio Ubieto, que prepara una exposición muy metódica acerca de la confección de las historias locales, Manuel de Miguel (dijo que había recibido una llamada de Madrid donde le decían: “Víctor Fernández está castigando a Sergio García. El chico debería jugar”), José Manuel Lozano. Y con Pepe Melero, claro, que vive un maravilloso momento: a veces le pellizcas y no consigues devolverlo a la realidad. Bueno, ha hecho de su realidad de consejero el tapiz y la trama de un sueño. Me digo que cuando ocurren cosas así, que están en los lugares aquellos que aman los lugares, las cosas y las gentes, se te ocurre decir que existe justicia poética.
Afuera me esperaban Jorge y Diego: se lo habían pasado muy bien. Tomamos papas bravas. Había sido un espléndido fin de semana: Jorge volvió a jugar con el Utebo, tras su lesión, y venció su equipo 2-5 en La Puebla de Alfindén con un buen rendimiento suyo; Daniel empató a 5-5, a fútbol sala, y anunció que se independiza, Diego ganó 5-0 en juveniles y realizó un soberbio partido…
Y yo digo: “El Zaragoza bien, y mañana lunes…”
1 comentario
Manuel -
unas fotos del partido