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Antón Castro

CON LOS CLEMENTE EN MONZÓN / Cuaderno de apuntes, 3

CON LOS CLEMENTE EN MONZÓN / Cuaderno de apuntes, 3

DIARIO. 75 AÑOS DEL REAL ZARAGOZA

Hacia las nueve y media de la mañana de ayer sábado salimos de Garrapinillos hacia Monzón. Ángel Aznar, expresidente del Real Zaragoza e historiador del club, conducía. Me encanta descubrir paisajes, absorber la luz inédita, las imágenes del horizonte, las casas a lo lejos, una edificación que se alza entre los alcores. Me encanta realizar esta ruta: Huesca, las tres Sorores a lo lejos, tocadas de nieve, los Pirineos entrevistos como una costalada del universo, el castillo de Montearagón, siempre lejano y solo, siempre espectral a cualquier hora del día, y luego las tierras de Alquézar, Barbastro y sus montes y viñedos, Monzón que se abre ante los ojos con su imponente Azucarera. Ángel Aznar es un gran conversador. Está entusiasmado con los 75 años del club, con los jugadores (saludó, entre otros, a Rubén Sosa, que trajo él), con la historia, con esos personajes que forman parte de la leyenda. Curiosamente, parece intrigado por esos futbolistas casi desconocidos que sólo han jugado una vez o dos con el equipo. Y cada vez que descubre a uno nuevo, le toma una foto. Es como retratar a un fantasma. Es como si le tocase la lotería.

Allí, en Monzón, hacia las once y media, nos esperaban Miguel Ángel y Javier Clemente, que poseen posiblemente la mejor colección del Real Zaragoza. No sólo son forofos acérrimos, que llevan medio siglo reuniendo cosas (Javier algo menos; sólo tiene 48 años; Miguel Ángel tiene 52 y se recuerda a la sombra de su padre, “tomate”, embrujado por el equipo), aman al equipo como si fuese la sustancia central del aire que precisan para vivir. Una prolongación de la familia más íntima. Estaban encantados con nuestra visita. Han ampliado el museo hacia una habitación lateral, que compartirán con uno de los hijos de Miguel Ángel (especializado en sonido; el menor, se inclina hacia la literatura y la Filología Hispánica), y allí lo tienen casi todo. Incluso ese gran escudo, de casi un metro de alto, del equipo, realizado en forja.        

Esa casa habitación es como un gran laberinto del Real Zaragoza. Tienen de todo y en abundancia: los periódicos y revistas, catálogos, folletos y libros de historia que afectan al club, y eso quiere decir publicaciones como “Amanecer”, “El Noticiero”, “Torneo”, “Heraldo” (aquellas hojas inmensas, como sábanas, con espléndidos reportajes a toda plana), “Marca”, “Dicen”, “AS”, cualquier publicación que se nos puede antojar. Han tenido la paciencia y el buen gusto de recoger los pósters de todas las épocas, enmarcarlos y tapizar las paredes con las alineaciones históricas, en particular desde “Los Cinco Magníficos” hasta ahora. Por cierto, incluso poseen un póster de la revista erótica Lib, con una alineación del Real Zaragoza, en gran formato; como es de imaginar, al lado de los jugadores, en un montaje, hay una mujer desnuda de opulentos senos. No es la única imagen de ese tiempo. Otra revista, creo que era la satírica “Barrabás”, publicó otro cartel grande con el equipo que descendió en la temporada 1976-1977 con otra chica bien parecida y en paños menores, y una leyenda que decía: “Qué zalbajada”.

Además, tienen colecciones completas de álbumes de cromos, fotos y caricaturas, desde “Los Alifantes hasta ahora”, carteles maravillosos, bufandas, banderines de club y de intercambio, insignias (muchos de los clubes que se enfrentaban al Real Zaragoza en competiciones europeas se las enviaban), camisetas (la última fue firmada por Alberto; otra de Agustín Aranzábal, otra, con el once a la espalda, de Paquete Higuera), cajas de cerillas, mecanos, juegos, pequeños recuerdos, botellas, copas, piezas de cerámica, desde los años 60 hasta ahora. Por tener tienen hasta colecciones completas de fotos y postales de La Romareda, desde su inauguración en septiembre de 1957. Y cientos de entradas y carnés de socios. Y muchas más cosas. Esa casa es como un cofre de tesoros del Real Zaragoza.         

En las últimas semanas he conocido a varios coleccionistas del Real Zaragoza: a Juanjo, coleccionista de entradas que  me  abrió las puertas a otros especialistas. A Juanjo García Oliván, coleccionista de casi todo (me mostró una espléndida colección de camisetas, entre otras muchas cosas) y conserje de portería. A Beni Díaz, que también se está haciendo un impresionante fondo documental gracias a su curiosidad y a los movimientos constantes de piezas que se producen en internet, que sigue con mucha atención. Ángel Aznar posee un archivo digitalizado de 20.000 piezas y aún sigue buscando e intentando documentar la historia de los jugadores... Miguel Ángel y Javier escriben a diario su autobiografía zaragocista. En su museo poseen unas estupendas fotos de los años 60: en una de ellas se ve a Miguel Ángel en La Romareda vacía, toda para él. Es su campo de sueños. Y quizá por ello, está terminando una reproducción en forja del campo, un trabajo laborioso, increíble, minucioso, que le exige rectificaciones, acotación, la máxima pulcritud. Y está quedando estupendo.

Antes de ir a comer, bajamos a ver ese campo y nos quedamos maravillados. Había una luz especial, una luz que iba y venía con sus fogonazos de sombra, una atmósfera de trabajo e intensidad, de orfebrería. Al final y al cabo estábamos en Forja Ferrocle, galardonada tres veces con premios nacionales, sin duda los grandes forjadores de Monzón, y uno de los mejores de Huesca. Comimos y seguimos hablando de fútbol, de jugadores (Miguel estaba muy interesado en conocer mejor la historia de “Los millonarios”, aquel conjunto de Rosendo Hernández, Noguera, Chaves, Baila...), de directivos, de la historia de las piezas, de los desvelos, de la ansiedad.  Javier y Miguel Ángel, Miguel Ángel y Félix, sueñan con una gran exposición en el Palacio de Sástago. Están implicados al máximo. Como otros coleccionistas. Los Ferrocle sienten al Real Zaragoza como algo muy suyo que comparten con muchísimas personas. El Real Zaragoza, lo compruebo día tras día, es un patrimonio sentimental bastante unánime. O mayoritario.

        
[De  vuelta, aún pude ver a mi hijo Diego, que jugaba en los campos de la Federación contra el Picasso. Estaban ocho, y perdieron 4-0; Diego, que acaba de volver de un viaje de casi una semana por París, jugó lesionado, con un tirón que le impedía moverse a gusto. Esta semana se va a Lloret de Mar a participar en un torneo en el que intervendrán equipos de toda España, y de Europa como el Ajax. Jorge jugó con el infantil de Utebo la segunda parte completa. Jorge no se desanima, y ayer jugó bien (eso me dijo, y lo creo) y asistió a Mario en un pase que acabó en gol.]

*Miguel Ángel y Javier Clemente acaban de recibir de Ricardo Lapetra una fotografía de Carlos Lapetra alzando el título de la Copa del Generalísimo parecida a ésta, desde otra perspectiva.

1 comentario

Sergio -

Hoy, Antón, una tarde de nervios ante el partido que mañana jugamos en el Nervión, he tenido la oportunidad de conocer a Javier. Como a ti, me ha subyugado y fascinado. Lógicamente, habla maravillas de ti. Suerte con los preparativos del 75 aniversario.
Para cuanto necesites,
Sergio. (Lector diario, jeje...)