EL NARRADOR QUE REGALABA LIBROS
El martes grabamos dos programas de Borradores que se emitirán el día 22 y el 29. En el primero, recibimos a varias mujeres: la cantante Krisenka Finley,educada al arrimo de los Beatles, pero también de la música celta y de cantantes como Alanis Morrisette; la novelista Carmen Santos, que presenta hoy en la FNAC su nueva novela, “Días de menta y canela” (Plaza & Janés), una novela de investigación e intriga que contiene una amplia reflexión sobre la emigración y varias historias de amor, la más fascinante de todas es la de Héctor Lobato (el hombre que aparece muerto con unos salmos en la mano) y la germana Elke. La tercera invitada es Peña Verón, la gran fotógrafa que acaba de publicar el libro “Teruel. Paisaje del tiempo” (Diputación de Teruel), un volumen colectivo en el que intervienen distintas firmas, pero es ella la que le da unidad con su forma de mirar. Entre otros asuntos, hablamos del Museo del Vino de Veruela y conversamos con Roger Wolfe desde “El festín de Babel”, donde lo había invitado su amigo Sergio Ortas, cómplice y enamorado de mi compañera de “Heraldo” Beatriz Martínez.
Y después grabamos una segunda emisión con muchas cosas también. Actuaron el guitarrista José Luis Muñoz y la jotera Begoña García Gracia –quienes, según el sabio de jotas José Luis Melero, son espléndidos-; y recibimos también a David Vela, que habló de sus últimos trabajos: “Bestiario de las Greguerías” de Ramón Gómez de la Serna y las “Leyendas aragonesas. El gnomo y la corza blanca” de Gustavo Adolfo Bécquer. Y el tercer invitado fue Víctor Juan Borroy, que acaba de publicar su primera novela “Por escribir sus nombres” (Prames), que cuenta la historia de un profesor contemporáneo, de Huesca, fascinado por las historias de algunos maestros anarquistas y republicanos como Ramón Acín, Palmira Plá, Paco Ponzán. Con ese material crea una novela emocionante sobre la emoción, la relación entre dos amantes imposibles, la escisión de España... Además, conversaremos con Lila Downs y Fernando Trueba.
Víctor Juan, ese hombre del quicio (así lo definió Mariano Gistaín, que está en Barbastro velando el insomnio de su madre), ese pedagogo enamorado que pasea al crepúsculo en la clara yegua Luna, tuvo un gesto precioso: trajo novelas para mis compañeras. Y se emocionó cuando Ana Catalá Roca lo acompañó a la salida y le pidió que le firmase el libro. Para él eso fue lo mejor. No me atrevo a contradecirlo.
*La estupenda foto es de Amy Arbus.
2 comentarios
Literaturame.net -
Magda -
Un abrazo para ti.