INMA DE SANTIS QUE ANDAS POR AHÍ...
[Ese estupendo amigo y blogger incansable que es Enrique Cebrián, un apasionado lector además y buceador de esto y de aquello, encuentra en la red esta foto de Inma de Santis, más joven, y aquí la cuelgo. Era una mujer comprometida con miles de cosas: apasionada, aventurera. Había empezado a hacer cine: rodó “Eulalia” (1985) y “Seis mujeres” (1986). Trabajó en numerosas películas, entre ellas “El bosque del lobo” (1970) de Pedro Olea, “Goya, historia de una soledad” (1971) o “Entre dos amores” de Luis Lucia, con Manolo Escobar e Iran Eory, una película menor que a mí me gustó mucho en la adolescencia.
Inma de Santis había nacido en 1959 y falleció a los 30 años, en diciembre de 1989, en un accidente de automóvil durante una travesía por el Sahara. Por cierto, Inma de Santis tiene toda una legión de mitómanos en la red. Leo esta completa y estupenda nota de El Punto Z (elzurdo.blog.com) y la traigo a esta página porque es lo mejor que he leído sobre esta actriz que tanto amamos y que siempre buscó un lugar al sol de la creación y de la renovación. Este texto se leyó en un programa radiofónico de Carlos Tena en 1990. ]
Inma ha sido en mi vida una presencia habitual desde que tengo uso de recuerdos. Era una niña rubia, bonita y normal que tenía casi mi misma edad y que no puedo precisar si la vi primero asomada a la pantalla del televisor, en las fotos que ilustraban el libro "EL OTRO ARBOL DE GUERNICA", en el parvulario del Liceo Serrano o si era esa primita que a uno le encandilaba en las reuniones familiares. Con Inma, precisamente por su normalidad, por su ausencia de monstruosas precocidades, no se podía nunca estar seguro de si era una actriz infantil o una chiquilla que habíamos conocido en la vida real. Era impensable tener una Marisol en el pupitre de al lado o un Joselito trinando en el cumpleaños de la abuela: pero Inma de Santis sí encajaba perfectamente en nuestra cotidianeidad. No era una estrellita sino una actriz, impúber pero actriz.Al entrar en la adolescencia, Inma creció también con nosotros y se la vio florecer en belleza y talento dramático en diversas entregas de la serie CUENTOS Y LEYENDAS o en obras como "ADIOS, SEÑORITA RUTH", en la que desarrolló con especial acierto su primer papel de mala, rompiendo el cliché de sufrido angelito a que la habían abocado sus trabajos anteriores.
Pero con este cambio de imagen Inma se convirtió en objeto de deseo para productores y directores que buscaban carne fresca que destapar en el postfranquismo. Coetáneas suyas fueron Sandra Mozarowsky (también muerta prematuramente, cuya carrera quedó limitada a papeles ligeros de ropa en películas rijosas) y Victoria Abril (la otra cara de la moneda, quien, gracias al padrinazgo de Vicente Aranda, pudo encauzar su enorme personalidad en una trayectoria modélica que la ha convertido en la primera actriz española y una de las mejores de Europa). Inma, careciendo de las oportunidades que se le brindaron a la Abril y sin la menor disposición de emular a la Mozarowsky, optaría por abandonar la carrera en la que se hallaba embarcada desde los cinco años.
En los 80 puede decirse que la buena de Inma fue absolutamente a la contra de su generación. Mientras otras andaban muy ocupadas con el perímetro de su pechuga y viviendo éxtasis sintéticos en Sodomas de plexiglás, Inma rompía con el rol de mujer-objeto que pretendían imponerle y estudiaba para directora de cine en la facultad de Ciencias de la Información. Otras se ayuntaban con banqueros y jugaban a la intelectualidad o a las caridades: a ella, en cambio, se la podía ver por Torrespaña cargada con cajas de películas preparando sus avances de largometrajes del fin de semana, que ella dirigía y presentaba. O, sin prisa ni pausa, acaparando premios en festivales por los dos cortometrajes que escribió y realizó.
Su labor más importante para televisión fue la última, el espacio "EL TIEMPO QUE VIVIMOS", dirigido a la tercera edad, una serie honesta y directa sin más pretensiones que llegar a la gente mayor, sistemáticamente ignorada por los cronistas postmodernos de tv. En el momento en que el destino la interrumpió, preparaba su creación más ambiciosa, también para televisión: una serie de relatos de hora y media escritos y dirigidos por ella misma.
El último ejemplo de seriedad e independencia de esta mujer que día a día demostraba su determinación por no adecuarse a las exigencias de la época, por no ir de muñeca-florero ni de funcionaria en ciernes. No deseo que descanse en paz porque ella, siempre tan hormiguita, no lo aceptaría. Dondequiera que esté, espero que siga imaginando, escribiendo, realizando y negándose a ser otra que ella misma.
8 comentarios
Difusión cultural -
nicolas de santis -
fernando -
Chela -
banderas -
Entrenomadas -
Casi no recordaba su rostro.
Me alegro de que hayas subido este post.
Un hermoso recuerdo.
Fernando -
difusor -