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Antón Castro

CUERPOS EN LA PLAYA 3 / MARTA GLINSKA

CUERPOS EN LA PLAYA 3 / MARTA GLINSKA LA DAMA INVISIBLE 

El suyo era un amor sin nombre. Se había perpetuado en el rocío de los mirtos, en los aleros de los edificios y en el cauce del río. Nadie la conocía pero adivinaban su llanto en la catedral a medianoche, presagiaban las amapolas de ceniza de sus ojos y su destino de peregrina invisible por callejas sombrías y por los patios donde el agua abastecía los rosales. Cuando las campanas se deshacían en llanto en Albarracín, la gente afirmaba que era ella quien plañía, o si la lluvia azotaba las murallas y crujía pesadamente en las rejas oxidadas, nadie dudaba de que era la dama en un arrebato de cólera. El cielo se estremecía de estrellas a su paso y los pregoneros, en el centro de la plaza, evocaban un pasado de caballos, de espadas y de linajes. Nadie se atrevió jamás a nombrarla y sólo un joven, un ciego de pedir por puertas, creyó verla en la ribera del río en una noche de luna, desnuda de asombro, con el cabello negrísimo y blanca.

[Este  texto está inspirado en Albarracín y figura en uno de mis libros favoritos, quizá por su carácter de libro menor: "Los seres imposibles" (Destino, 1998)]  

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