POEMAS DEL PINTOR VICENTE PASCUAL RODRIGO
[Estuve ayer, durante el entrenamiento de mi hijo Jorge, en la casa de Vicente Pascual en Utebo. Me abrió su corazón y las carpetas de su portátil Dell. Le he pedido que me enviase algunos poemas y tuvo el hermoso detalle de enviarme éstos, que cuelgo aquí. Mañana, y él no lo sabe, le dedico mi artículo “El pintor místico” en Heraldo. Vicente atraviesa por un delicado estado de salud, pero mira la vida con serenidad, con elegancia y con esa espiritualidad tan particular suya, vinculada a lo sufí, al budismo, a San Juan de la Cruz... ]
De la Vida
¡Venid, guerreros, amantes y letrados!
Calentaos en mi hoguera,
que hace frío en esta noche
y quizás no haya mañana.
De la Muerte
Miro al río,
y el cauce que veo dicen que se muda.
Y el agua que lleva,
que ayer era otra.
No sé que es un río.
¿Y quién mira al río,
si el cuerpo que arrastro
es siempre cambiante
y la vida en que hoy vive
ayer aún no era?
De la Bienamada
Miraba el vacío, oía el silencio,
sentía la nada.
Y si aquí sólo era ausencia
allí es fresca presencia.
De la Bienamada
No sé que decirte, noche,
cuando partes temerosa
expulsada por el día:
¿Buenas noches? ¿Buenos días?
Cómo darle buenos días
si ni un día ella ha vivido.
Sólo noches y más noches.
¿Cómo darle buenas noches?
Ay, te vas, amada noche.
Aún no hay sol y ya es el día.
Y esa brisa de aire leve,
que penetra por mis poros.
¿Es en ella que tú huyes?
¡Buenas noches tengas, noche!
De la Muerte
Que mis huesos se evaporen,
en el aire muy inmenso.
Que mis carnes alimenten
muy menudas criaturas.
Y ojalá que este romero
en muriendo siempre, encuentre
el sendero de retorno.
De la Bienamada
Como esa corza entre riscos.
Así es el arrullo de mi amada.
Como ese loto muy blanco,
en aguas turbias flotando.
Y qué ricas que me saben
esas olivas tan buenas.
Bien les va la hierbabuena.
*La foto es de Ed van der Elsken.
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Carlos Gerardo -