FERNÁN GÓMEZ: ADIÓS A UN GIGANTE
Fernando Fernán Gómez es, era, una de las personalidades más complejas y completas de la cultura español. Lo ha hecho todo y lo ha hecho excepcionalmente bien: ha dirigido películas magistrales como “El viaje a ninguna parte”; ha sido memorialista esencial en “El tiempo amarillo”; ha escrito teatro y cine en abundancia, novela, artículos y libros misceláneos sobre la vejez, el cine o el teatro, y es un actor deslumbrante, tanto en el teatro –“por el cual he ido perdiendo el interés con el paso del tiempo”- como en el cine, donde ha interpretado papeles antológicos e imborrables. Recordemos su trabajo en “El anacoreta”, “Belle epoque”, “El espíritu de la colmena”, “El amor del capitán Brando”, “Maravillas” “La lengua de las mariposas” o “El viaje a ninguna parte”, esa película suya que casi es una autobiografía del actor y del cómico de la lengua.
La película está interpretada por José Sacristán, Agustín González, Laura del Sol y un zangolotino Gabino Diego, que las pasó canutas en el rodaje. Fernán Gómez, con esa severidad que se le supone, fue “duro conmigo, casi desabrido. Pero luego me di cuenta de que se había preocupado mucho del resultado final y que había sido muy protector conmigo. Me reprochaba que hablara demasiado. He visto lo que me aprecia”, dijo Diego. “El viaje a ninguna parte” fue una pieza que sufrió diversas metamorfosis creativas: primero fue un serial radiofónico, luego una novela y finalmente una cinta que gira alrededor del arte de la interpretación con sus tensiones, sus momentos vibrantes, la sugestiva atmósfera que se crea durante un montaje. Fernán Gómez dijo que durante el rodaje tuvo “una clara conciencia de que mi oficio era algo mágico”, algo que no le había ocurrido antes.
Por ser, Fernando ha sido un bohemio, un amante de la noche, un gran profesional y un gran seductor: sus grandes amores han sido María Dolores Pradera (la madre de sus hijos), Analía Gadé o Emma Cohen. Nada del mundo del espectáculo le es ajeno: tiene esa facilidad, esa fuerza, esa arrolladora fuerza del titán que puede hacerlo todo y fascinar en cada pieza. Fernando Fernán Gómez fue un libertario, era capaz de ser vehemente, crítico o dulce, pero siempre independiente, radical, imaginativo, feroz si se terciaba (siempre se recordará algún arrebato de mal genio, aireado y multiplicado por la televisión) y seguro de su oficio. Luis Alegre y David Trueba rodaron un espléndido documental, “La silla de Fernando”, donde mostraba su inteligencia, sus opiniones a contracorriente, su extremada lucidez, su inteligencia arrolladora y, sobre toda, su desinhibición. El discurso inagotable de un hombre preñado de humor, sabiduría y sensibilidad. Luis Alegre lo califica hoy, y ya lo había hecho antes, de “un gigante de su tiempo”. Con toda razón.
Ha muerto un gigante de las artes y las letras. El maestro ideal: el cazador de las mariposas del sueño.
7 comentarios
nosferatu -
hipotecas -
Fernando Fernán Gómez, autor, actor, director, y profundamente libertario
en toda su vida y su obra, como así lo ha querido demostrar en su último
gesto, el de abrigarse con una bandera roja y negra en su ataúd, en su
capilla ardiente del teatro de la Plaza de Santa Ana en Madrid, símbolo
del movimiento obrero anarcosindical.
Carlos Menéndez
http://www.segurosmagazine.es
Cide -
Recuerdo que en La Silla de Fernando hacía un razonamiento similar a este:
"¿Cómo me voy a enamorar de una mujer porque sea culta? Si conozco a una señorita culta, diré 'qué señorita más interesante, que venga lunes y miércoles y me dé clases de derecho romano', pero si me enamoro será por otras cosas. Porque sea cariñosa, etc. no porque sea culta"
Y lo decía con ese tono casi enfadado con el que pregunta. Fantástico Fernando Fernán Gómez.
JESUS -
Sonia -
Un abrazo.
Blanca -
Enrique -