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Antón Castro

NUNCA SEREMOS DE SEGUNDA, por PEPE MELERO

NUNCA SEREMOS DE SEGUNDA, por PEPE MELERO

[José Luis Melero Rivas vivía hace algo más de un año el sueño de su vida: Agapito Iglesias lo invitó a ser consejero del único equipo de su vida: el Real Zaragoza, al que ha seguido prácticamente desde antes de nacer. Debutó con gran éxito: el equipo se clasificó in extremis para la UEFA. Seguramente su padre, un forofo apacible, le contase los goles que vio en Torrero de los Alicantes, de Antón, de Avelino Chaves y de tantos otros goleadores como Mauro, Wilson, Baila o Parés. Hoy, en las páginas de opinión de Heraldo, escribía este artículo apasionado y sincero sobre la nefasta temporada, los directivos, el infortunio evidente y el descenso. Y lo cierra con esa emocionante confesión final que ya conocíamos de él. Pepe Melero siempre ha sido un zaragocista intenso y sin complejos. ]

 

Para cualquier zaragocista este descenso ha significado un durísimo golpe. Imagínense para mí, que llevo acudiendo a La Romareda casi desde que nací, que soy nieto, hijo y padre de zaragocistas, que lo son todos mis amigos sin excepción y que para una vez en la vida que me ofrecen estar en el Consejo tengo que vivir un descenso a Segunda. En mis 51 años sólo había conocido tres descensos de mi equipo y ahora me va a tocar sufrir uno en los dos años que llevo en el club. Como para pegarse un tiro. Y lo peor de todo es que no estoy seguro de poder precisar las razones por las que esto se ha producido.

Estamos en Segunda y por tanto las cosas se han hecho mal. Pero ¿cuáles exactamente? Porque es indispensable que acertemos con el diagnóstico para poner el tratamiento conveniente. Se ha esgrimido por ejemplo como posible causa del descenso el hecho de que Agapito Iglesias y Eduardo Bandrés fueran inexpertos en el mundo del fútbol. Pero en cambio el año pasado, en el que su falta de experiencia sería todavía mayor, hicimos una temporada más que notable. No creo que Fernando Roig, que está haciendo historia en el Villarreal, fuera mucho más experto que Bandrés cuando tomó las riendas de su club. Ni que lo fueran en su momento José Ángel Zalba -que debutó como presidente sin haber cumplido aún los 30 años- o Armando Sisqués, por poner sólo algunos ejemplos. Y recordemos que el presidente del Racing de Santander, que ha sido el equipo revelación de la liga, ha declarado públicamente que apenas había visto un partido de fútbol hasta su llegada al club hace un par de temporadas. 

Hemos oído que se hizo mal en crear expectativas e ilusiones y en decir que se quería luchar por llegar lo más alto posible. Pero si no se hubiera dicho nada quizá entonces la acusación hubiera sido de conformismo y de falta de compromiso y motivación. No se hablaba sin embargo a humo de pajas: este año el Zaragoza, después de la buena temporada pasada, había obtenido más recursos que nunca y había invertido en jugadores más dinero que nunca. El resultado en cambio ha sido peor que nunca. ¿Quién lo entiende? Se dirá que la dirección deportiva erró en los fichajes. Pero esa misma dirección deportiva tenía ya demostrada su capacidad sobradamente. Recordemos que fue ella la que fichó a David Villa, a los dos Milito, a Savio, a Sergio García... ¿Había razones para pensar que se había olvidado de fichar buenos jugadores? Apenas nadie contestó en verano el fichaje de Ayala (que venía de ser el capitán de la selección argentina en la Copa América y que a todos nos pareció un contundente golpe de efecto a la marcha de G. Milito), ni el de Matuzalem, ni el de Oliveira, ni siquiera el de Paredes o Pavón. Muy al contrario: casi todos ellos fueron fervorosamente aplaudidos. Algunos de estos y otros fichajes no han respondido a las expectativas creadas, pero ¿quién lo previó entonces? ¿Puede hacerse a alguien responsable de que un jugador del Barcelona con nombre y apellidos lesionara para toda la temporada a Matuzalem en una entrada criminal en el centro del campo? Históricamente todos los jugadores que el Zaragoza fichó del Madrid (desde el “magnífico” Juan Manuel Villa hasta Pardeza, Fraile, Esteban, Solana, Pineda, Aragón, García-Cortés, Esnaider o el propio Diogo el pasado año) siempre nos dieron excelentes resultados. ¿Alguien pensó que Pavón fuera a ofrecer un rendimiento tan bajo? Nadie lo sospechó. Como nadie intuyó que Diego Milito, Juanfran o Diogo fueran a ser apenas una sombra de los del pasado año. ¿Quién contaba con ello tras su gran campaña anterior?  El fútbol es irracional y de ahí la dificultad en encontrar los remedios infalibles.

En cualquier caso uno no elige a su equipo, igual que no se elige a la madre ni al país en el que se nace: simplemente se les quiere y se les defiende. Así ocurre con el Zaragoza. Se es del Zaragoza desde niño, sin saber por qué. Tal vez porque lo fueron nuestros padres y nuestros abuelos y porque es lo natural en un aragonés. Ser del Zaragoza, a diferencia de ser del Madrid o del Barcelona, supone estar al lado de un equipo históricamente irregular, que nos ha dado muchas alegrías y a veces grandes disgustos. Este año todo ha salido mal y a lo mejor el año que viene todo nos sale bien. Pero nos salga bien o mal, esté quien esté en el Zaragoza, lo dirija quien lo dirija y juegue quien juegue, yo estaré siempre al lado de mi equipo. En la salud y en la enfermedad. Todos los días de mi vida. Hasta que la muerte nos separe.

                                                       

José Luis Melero (Consejero del Real Zaragoza)

 

*Instantánea del Real Zaragoza la tarde que venció al Villareal por 4-1, tras un excelente partido. El blog se ha vuelto rebelde y no me deja ajustar el interlineado del primer párrafo.

 

 

 

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