RICARDO MENÉNDEZ SALMÓN HA VISITADO ZARAGOZA
Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) deslumbró a la crítica y a los lectores con “La ofensa” (Seix Barral, 2006), una novela ceñida e inquietante donde relata la historia de un hombre, el sastre Kurt, que acabará participando en la II Guerra Mundial, en el bando nazi. Sometido a todo tipo de aventuras, experimenta un extrañamiento esencial derivado del horror: perderá su sensibilidad. Esa novela, que relataba un viaje al infierno sin apenas diálogo, dio mucho que hablar y recibió varios premios. Y, sobre todo, nos puso tras la pista de un escritor muy personal, que se maneja a la perfección en casi todos los géneros: el relato, es el autor de un espléndido volumen “Los caballos azules” (Trea), el ensayo y la narrativa.
Ricardo Menéndez Salmón es otras muchas cosas: es editor de una colección de la editorial KRK, columnista de ABCD y de “El Comercio”, y un apasionado del fútbol. El pasado martes estuvo en Zaragoza para presentar su última novela: “Derrumbe” (Seix Barral, 2008), en la librería Cálamo. Ricardo explicó que su “atracción por el mal, uno de los temas fundamentales de mi obra, procede de dos lugares distintos. Yo he estudiado Filosofía, no Filosofía, y el mal es un asunto que le preocupa a los filósofos constantemente: a Nietzsche, a Wittgenstein, etc. De ahí la primera conexión. Y la segunda tiene mucho que ver con otro asunto que me interesa mucho: la II Guerra Mundial y en particular el Holocausto”. En ese ámbito, el del Holocausto y la contienda que estremeció el siglo XX, transcurre “La ofensa”, que aborda también la alucinación y el dolor, el amor y la locura, y ese momento tan decisivo en que un ser humano se ve zaherido por la guerra. Después de “La ofensa”, Ricardo Salmón publicó un libro de relatos: “Gritar” (Lengua de trapo, 2007), que tiene algunas piezas repletas de extraordinarios personajes y de episodios llenos de fuerza. El primer cuento, por ejemplo, arranca con la imagen de un hombre envuelto en llamas que busca desesperadamente la piscina de otro que cuida a su padre enfermo y reflexiona sobre la vida. La pieza “Gritar” narra la historia de una pareja que alquila una habitación de hotel para gritar. En su narrativa breve, Ricardo Menéndez Salmón evidencia el influjo, o el gusto, de autores norteamericanos como Carver, John Cheever, James Salter o Tobbias Wolf, entre otros. “Me siento cómodo en la narrativa corta. Los cuentos me salen con más fluidez, puedo escribir un libro al año. Sin embargo, una novela me cuesta un par de años. ‘Derrumbe’ es otra novela breve, una ‘nouvelle’, como dicen los franceses”.
En “Derrumbe” Ricardo Menéndez Salmón vuelve a la senda del mal. Reconoce que es un libro que sigue la huella de “La ofensa”, o que está en un territorio semejante, aunque la historia sea contemporánea. “En realidad, narra la historia de uno de esos perseguidores del mal que se quedan fascinados por un asesino en serie”. Menéndez Salmón es un apasionado del fútbol, redacta las contracrónicas del Sporting (recuerda y recrea las jugadas imposibles de un extremo izquierdo de los 70: el argentino Enzo Ferrero), es un lector constante de Louis-Fernand Celine, Kafka y Joseph Conrad, y se siente cómodo en ese traje que le han puesto algunos críticos: el de narrador-filósofo. Además, y así lo dijo en Zaragoza, en Cálamo-Actur, está muy feliz: la lujosa y colorista editorial Actes Sud publicará en breve la traducción de “La ofensa”.
*La foto corresponde al archivo de "El País".
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