EDWARD HOPPER, SEGÚN ALEX NORTUB Y BERENICE ABBOT
[Hace algún tiempo archivé y creo que colgué uno de estos retratos de Edward Hopper, el pintor de las soledades, de los interiores metafísicos y de la desesperada esperanza. La serie de fotos que le hizo Berenice Abott hacia 1948. Entro en el blog de Alex Nortub, http.hoteljuntoalavia.blogspot.com, y encuentro esta foto y otras, y este texto lleno de sutileza y de conocimiento del mundo íntimo del gran artista. Este texto pertenece al poeta Alex Nortub, que reside en Mataró.]
El pintor norteamericano Edward Hopper realizaba un ritual cada vez que entraba en su estudio. Se quitaba el sombrero y lo colgaba en una de las aspas de la prensa que utilizaba para hacer grabados. Hacía esto cada día. Aunque minutos más tarde se pusiese a realizar algún grabado y tuviese que dejar su sombrero en otra parte, nunca dejó de colgarlo primero sobre una de las aspas del tórculo. Según contó su mujer Josephine poco antes de morir, Hopper creía que posando allí el sombrero todo iría como la seda en el momento de plantarse ante el lienzo en blanco.
Pero su ritual no terminaba ahí. Hopper tenía una estufa en su taller. Una estufa que, además de ser utilizada para caldear la estancia en la que solía trabajar, le servía para calentar el té. Tras dejar el sombrero sobre una de las aspas del tórculo, posaba la tetera sobre la estufa. En pocos minutos el té estaba listo. Entonces, con desmesurada parsimonia, se sentaba junto al calor de la estufa y, mientras observaba el resultado de las pinceladas realizadas el día anterior, daba breves sorbitos de su tacita de porcelana.
A veces, incluso, al comprobar que el té estuviera a la temperatura adecuada para ser ingerido, soltaba alguna maldición si se quemaba la punta de lengua.
2 comentarios
Entrenomadas -
Bicos,
Alex Nortub -
Así que gracias, y gracias también por lo de poeta.